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Cambio climático: la era de las consecuencias

"Existen limitantes físicas que hacen que el mero cambio a energías renovables no sea suficiente para solucionarlo". Dr. Pablo García, Astrónomo y académico de la UCN
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Tenemos un problema. Este año el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático entregó la primera parte de su último informe AR6 Climate Change 2021. En resumen, caminamos a paso firme hacia las predicciones de los modelos climáticos más catastróficos.

Pero, partamos por el principio: el cambio climático está ocurriendo y es causado, principalmente, por la quema de combustibles fósiles utilizados para generar la energía que sustenta el nivel tecnológico de la civilización actual. Punto.

La evidencia es irrefutable. No hay debate, ni suspicacias, ni errores, ni conspiraciones. De la misma manera, también es irrefutable que el clima terrestre siempre ha cambiado (y cambiará), de forma lenta, cíclica, y en periodos largos de miles o cientos de miles de años (salvo por eventos puntuales catastróficos).

Las razones para estos cambios son diversas y van desde variaciones en el brillo solar, el cambio en los parámetros orbitales de la Tierra debido a la interacción con planetas masivos del Sistema Solar, y la acción de fuerzas geológicas e internas (océanos, masas de hielo, atmósfera). Sin embargo, alrededor del 97% de las publicaciones científicas que estudian la existencia y causas del cambio climático actual coinciden en lo fundamental: es real y su origen es antrópico.

El problema es tan grande y complejo, que sería imposible explicarlo en este breve espacio, pero algunas ideas generales pueden revelar la magnitud del problema. El sistema climático es el producto de la interacción de varios sistemas planetarios (atmósfera, hidrósfera, criósfera, litósfera y biósfera), íntimamente relacionados entre sí. Alteraciones aparentemente pequeñas en algunos de sus componentes pueden generar cambios no lineales en el sistema, cambios abruptos de gran magnitud en un periodo muy corto de tiempo respecto de la escala geológica del planeta.

Por ejemplo, la concentración atmosférica de CO2, principal agente causante del actual aumento de la temperatura global, es solo del 0.04%. Es ese 0.04% el que estamos incrementando con el uso de combustibles fósiles, y el que gatilla un sinnúmero de efectos no lineales que han llevado al planeta a aumentar su temperatura en 1.1ºC por sobre el promedio de temperatura de la época preindustrial, y la que probablemente superará la barrera de los 2ºC hacia 2050.

La solución a este problema es compleja. Las consecuencias dramáticas. Peor aún, existen limitantes físicas que hacen que el mero cambio a energías renovables no sea suficiente para solucionarlo.

"La era de la procastinación, de las medias tintas, de la conveniencia tranquilizadora y desconcertante de las demoras, está llegando a su fin. En su lugar estamos entrando en un periodo de consecuencias", habría dicho Winston Churchill en 1936 cuando la II Guerra Mundial asomaba.

Ahora nos encontramos en el mismo predicamento; quizás deberíamos haber escuchado con mayor atención.

El control a la "otra pandemia"

Los accidentes de tránsito aumentan en estas fechas sembrando muerte y heridos con graves secuelas. Por ello, se lanzó la campaña de prevención. Las cifras son preocupantes porque a la fecha en Antofagasta ya son mil 870 accidentes de tránsito con 50 personas fallecidas, lo que significa un aumento de un 36%.
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En paralelo con el refuerzo de la campaña de tránsito "La otra pandemia", que busca sensibilizar a la comunidad respecto a los cuidados que se deben extremar en el mantenimiento y conducción de vehículos, especialmente durante estas fechas en que los accidentes de tránsito suelen aumentar, nuestras carreteras volvían a teñirse de rojo y lamentábamos el deceso de dos mujeres de una familia calameña, en las cercanías de María Elena. Las causas serán determinadas por los expertos de Carabineros, lamentablemente esta tragedia marca un triste inicio de las celebraciones patrias.

Precisamente las autoridades denominaron la campaña como "La otra pandemia", porque al igual que el covid-19 tiene elevados números de mortalidad en la población. Ese es el mensaje que se busca instalar, quizás en palabras coloquiales es así como nos cuidamos del virus al igual hagamos lo mismo al subirnos a un vehículo motorizado.

Las cifras son preocupantes porque a la fecha en Antofagasta ya son mil 870 accidentes de tránsito con 50 personas fallecidas, lo que significa un aumento de un 36% con respecto al mismo periodo de 2020. Eso en la previa de uno de los meses más complicados en cuanto a cantidad de siniestros viales.

Por ello, es necesario que quienes estén al volante se preparen para hacerlo. No sólo desde el punto de vista de contar con una licencia de conducir, también en lo relativo al mantenimiento del vehículo, capacidad de carga, conocimiento de las rutas a utilizar y estar en perfectas condiciones físicas para hacerlo. Esto último a propósito que la ingesta de alcohol aumenta en estas fechas y no todos se restan de manejar, arriesgando su vida, la de quienes lo acompañan e inocentes terceros que puedan verse involucrados.

Manejar bajo los efectos del alcohol sigue siendo uno de los delitos graves y más repetidos en el país. Aún no existe la conciencia en lo peligroso de hacerlo y en los duros efectos que tiene muchas veces con casos de muertes o lesiones que dejan graves secuelas.

Sin duda, que los accidentes de tránsito son una pandemia que debemos enfrentar con la misma decisión y compromiso que lo hecho con el coronavirus. Si lo hacemos habrá menos víctimas que lamentar y demostraremos que somos una sociedad madura.

¿Quién dijo que no se puede?

"Ante la envergadura de este desafío los enfoques culturales deben acompañar este proceso para asegurar su éxito". Manuel Dannemann Correa, Director Educacional Red Educacional Magister
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¿Quién dijo que no se puede?. Es el título del estudio sobre las escuelas efectivas en sectores de pobreza, publicado en 2004, por UNICEF, junto al Ministerio de Educación de Chile. Son ejemplos de prácticas exitosas de centros educativos nacionales con resultados de excelencia, que en varios casos superan a colegios particulares pagados. Escuelas que priorizan el desarrollo profesional docente; planifican, evalúan y retroalimentan rigurosamente; realizan diagnósticos regulares de los alumnos; definen metas y planes; usan una amplia gama de metodologías de enseñanza; tienen altos desafíos académicos para los alumnos; cuentan con reglas claras y explícitas, que se exigen y cumplen; se apoyan en refuerzos positivos; son altamente eficientes en el uso y la administración del tiempo. Lo anterior está aparejado con directores que son lideres fuertemente motivados, familias comprometidas y sobre todo con una cultura de altas expectativas.

El escenario actual es complejo. Durante casi dos años los centros educativos han debido trabajar bajo una modalidad híbrida. El ausentismo de los alumnos, la falta de presencialidad. Un currículum priorizado, con dificultades para verificar lo que los estudiantes aprenden o no. Todo esto hace necesario un esfuerzo gigante de recuperación académica y sociemocional, que probablemente tomará al menos dos a tres años para poner al día los objetivos de aprendizaje y la reinserción. Es la movilización de recuperación escolar de mayor envergadura y extensión planetaria jamás realizada, luego de la segunda guerra mundial.

Ante la envergadura de este desafío los enfoques culturales deben acompañar este proceso para asegurar su éxito. Lo que marca la inflexión en este punto es la mentalidad para abordar esta tremenda movilización. Y no hay otra que la mentalidad de crecimiento. La creencia que considera que la inteligencia es un potencial que se puede aumentar a través del aprendizaje y que los alumnos no están sujetos al destino de un fracaso insuperable. Donde los educadores juegan un rol fundamental. Profesores que enfrentan con mentalidad de crecimiento el aula y abordan los desafíos como una oportunidad de crecimiento, involucrando a los estudiantes en esta lógica, alcanzando mejores resultados. El desarrollo de habilidades socioemocionales permite a los estudiantes superar los obstáculos, aprovechar sus potencialidades, conocerse a sí mismos, convivir en sociedad, afrontar desafíos académicos, aprender de los errores y perseverar en el proceso educativo (Dweck, C. 2017).

¿Es fácil todo esto?. Claro que no. Sin embargo, ¿quién dijo que no se puede? Los agoreros del fracaso, aquellos que se atemorizan ante los desafíos, o tratan de justificarse por lo que no hacen, darán la negativa. Las escuelas 2004, altamente vulnerables, contra viento y marea, lo alcanzaron. Replicar aquellas prácticas concretas es ruta sin pérdida. La mentalidad con la que se ejerciten hará la diferencia para la recuperación mundial.