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Cuba: exigen investigar la muerte de un manifestante

POLÍTICA. El Observatorio de DD.HH. cuestionó que hubiera enfrentamiento.
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El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) exigió una investigación independiente sobre la muerte del manifestante Diubis Laurencio Tejeda, de 36 años de edad, durante las protestas que sacudieron a Cuba hace un mes.

"Exigimos una investigación de forma urgente, porque documentos criminalísticos y forenses sobre el caso, recibidos por el OCDH, muestran graves contradicciones entre la declaración del policía que disparó mortalmente a Laurencio Tejeda y los resultados de la propia autopsia", dijo Alejandro González Raga, director ejecutivo del Observatorio.

Según la entidad, la documentación enviada al OCDH incluye un informe de dactiloscopia del fallecido y la declaración del policía que disparó, el subteniente Yoennis Pelegrín Hernández, a quien se tomó declaración como "testigo" y no como investigado o imputado por la muerte de Tejeda.

"Según la prensa independiente, la Fiscalía lo exoneró alegando defensa propia", debido a que en su declaración aseguró que "tuvo que enfrentar varios disparos hacia el frente para salvar su vida y la de sus compañeros". Sin embargo, los datos de la autopsia, describen que el disparo entró por la espalda del fallecido.

"En vez de intentar acusar al fallecido de ser un delincuente común, un extremo que su familia ha negado, el gobierno cubano debería permitir una investigación independiente del caso", insistió González. El 11 de julio cientos de personas salieron a las calles de distintas poblaciones de la isla, incluida la capital, La Habana, para protestar contra el Gobierno y pedir "libertad".

Las autoridades cubanas no ofrecieron datos sobre los arrestos, la organización Cubalex, estimó que al menos 805 personas fueron detenidas durante o después de las protestas.

Los talibanes ya controlan 23 capitales regionales afganas

CONFLICTO. El pánico se apodera de Kabul, donde una marea de personas intenta sacar visado para huir del país asiático.
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Los talibanes estrechan el cerco sobre Kabul con 23 capitales provinciales capturadas, desencadenando el pánico en la población, sobre todo entre aquellos con vínculos con países occidentales durante los 20 años de guerra en Afganistán, mientras el Gobierno asegura que la prioridad es movilizar tropas.

En la oficina de registro en Kabul para la obtención de nuevos pasaportes, una marea humana trataba desesperada de entrar en las instalaciones. Otros se apelotonaban frente a los cajeros automáticos, muchos de ellos sin efectivo, para recuperar sus ahorros y estar listos en caso de que tengan que abandonar de urgencia el país.

Los talibanes se encuentran solo a un centenar kilómetros de Kabul y la presión aumenta para tratar de encontrar una salida de urgencia ante la probable caída de la ciudad, un temor que se cierne sobre funcionarios públicos, académicos, periodistas y, sobre todo, entre aquellos que han trabajado con alguno de los países que enviaron tropas a Afganistán para combatir a los insurgentes.

En menos de un mes será el vigésimo aniversario de los atentados del 11-S en Estados Unidos, ataques que desencadenaron la invasión estadounidense en octubre de 2001.

Desde entonces son decenas de miles los afganos que han trabajado de algún modo con los "invasores", según la terminología talibán, estadounidenses o de los países miembros de la OTAN, como intérpretes, cocineros, conductores, o personal especializado.

El Gobierno estadounidense dijo a principios de este mes que ya tramitaba unas 20.000 solicitudes de visado de afganos que ayudaron a sus soldados junto a sus familiares, al menos 50.000 personas más.

23 capitales tomadas

En la última jornada, los talibanes elevaron a 23 las capitales provinciales capturadas en poco más de una semana con la anexión de Maymana, Mehtarlam, y Mazar-e-Sharif, la cuarta ciudad más grande de Afganistán.

La caída de Mazar-e-Sharif, capital de la provincia de Balkh, es un duro golpe para el Gobierno afgano, después de que ya cayeron en manos insurgentes la segunda ciudad más importante, Kandahar, y la tercera, Herat, con Kabul como único bastión contra los talibanes.

"Todas las instalaciones gubernamentales están ahora bajo el control de los talibanes y se están produciendo combates esporádicos en algunas partes de la ciudad", dijo a Efe un funcionario de Balkh, que pidió el anonimato, tras la caída de Mazar-e-Sharif.

En el caso de Maymana, en solo una hora, los talibanes pudieron capturar la casa del gobernador, el cuartel general de la policía y otras instituciones gubernamentales, mientras que las fuerzas de seguridad se retiraron a las afueras de la urbe, tras la rendición del comandante militar local.

Estas tres nuevas capturas se suman a la toma de Asadabad, capital de Kunar; y Sharana, capital regional de Paktika, que cayeron previamente en manos de los talibanes a lo largo de la última jornada, como parte del imparable avance talibán motivado por la fase final de la retirada de las tropas extranjeras, completada en un 95%, según Estados Unidos.

En los últimos tres meses y medio, los insurgentes han logrado el control de 140 centros de distrito, 23 capitales de provincia (de 34) y casi diez cruces fronterizos.