Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Actualidad general
  • Opinión
  • Clasificados
  • Servicios
  • Deportes

Retroceso deportivo

"Pudimos ver, no sin sorpresa, cómo deportistas que debían concurrir a las olimpíadas de Tokio solicitaban en los semáforos apoyo en monedas". Osman Cortés Argandoña, Escritor y periodista
E-mail Compartir

Hace trece años que la nación no obtiene alguna medalla en Juegos Olímpicos, lo que es una demostración de la desorientación en las planificaciones que el Estado ha pretendido plasmar ante los ciudadanos que poseen características especiales para poder enfrentar desafíos que les sirvan personalmente y de manera colectiva, como ejemplo para todos.

Más de 200 millones de pesos se determinaron para financiar el viaje de la delegación nacional en la recientes olimpíadas niponas que sirvieron a Chile para enterarnos de atisbos de una cultura desconocida a la cual hay que respetar por eso mismo.

La delegación, además, estuvo integrada por la ministra del ministerio del Deporte y otros personeros gubernamentales.

Toda disciplina humana requiere de planificación personal y colectiva, ya que las manifestaciones creativas deben ser compartidas para que la sociedad pueda captarlas y apreciarlas con el respeto que merece el esfuerzo de otros.

Pero, es el Estado el que debe promover las prácticas de los seres humanos con la debida planificación que demuestre que vivimos en una sociedad organizada y democrática.

Pudimos ver, no sin sorpresa, cómo deportistas que debían concurrir a las olimpíadas de Tokio solicitaban en los semáforos apoyo en monedas para solventar la presencia de Chile en ese certamen.

¿Las autoridades del deporte designadas por el gobierno de turno no se habrán ruborizado con ello? Peor aún, ¿se habrán enterado de aquello o simplemente continuarán "viendo otro país"?

Los deportes que fueron más competitivos respondieron a esfuerzos individuales y familiares que demuestran dedicaciones en el tiempo con planificaciones donde el Estado está ausente.

Los efectos del cambio climático en la Región

Días más fríos y lluviosos se avecinan para la zona norte debido al calentamiento global y para ello hay que prepararse. El cambio climático ya se ha instalado y debemos hacernos cargo de no seguir acelerándolo porque a lo ya conocido se pueden sumar alteraciones meteorológicas de alcance insospechado.
E-mail Compartir

El reciente informe entregado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, fue alarmante, porque no sólo corroboró los temores existentes en el mundo científico si no que fue aún más catastrófico al sentenciar que el proceso avanza más veloz de lo esperado y que algunos de los efectos son irreversibles.

La voz de alerta fue clara y enumera las consecuencias que se vienen desarrollando en el planeta y que claramente son por la intervención humana. Entre ellas el aumento de los gases que provocan el efecto invernadero y que tiene como consecuencia final un aumento global de la temperatura.

Se estima que la industrialización y los procesos modernizadores demandaron el mayor uso de combustibles fósiles que son los que liberan mayor cantidad de gases creando una atmósfera más espesa y con menos posibilidad de irradiación hacia el exterior.

Los científicos anticipan que el aumento de la temperatura provoca estragos acelerando los deshielos en los polos y aumentando los volúmenes de los océanos los que terminan en inundaciones y en otros fenómenos meteorológicos inusuales. Por ejemplo, carencia de lluvias en lugares que eran frecuentes y más días lluviosos en zonas que no lo acostumbraban.

Según el oceanógrafo y académico de la Universidad de Antofagasta Marcelo Oliva, los efectos para nuestro país, y en específico en la zona norte serán un enfriamiento del clima y aumento de lluvias. Todo ello provocado por la alteración en las condiciones de las mareas fruto del aumento de las temperaturas.

En lo inmediato hay dos tareas por delante. La primera es el compromiso por reducir la emisión de gases invernaderos, una tarea como humanidad pero que también parte desde el núcleo familiar, nuestra sociedad y como país.

Lo segundo estar preparados y atentos los cambios que se avecinan, especialmente con la mayor cantidad de días lluviosos. Las precipitaciones pueden provocar desastres si no hay prevención. De eso la región conoce varios ejemplos en su historia reciente.

El cambio climático ya se ha instalado y debemos hacernos cargo de no seguir acelerándolo porque a lo ya conocido se pueden sumar alteraciones climáticas de alcance insospechado.

Eficiencia hídrica y minería

"Chile es un líder mundial en operaciones mineras, por lo que es nuestra responsabilidad liderar en materia de eficiencia hídrica". Sergio González, Project Manager Water MiningBlack & Veatch
E-mail Compartir

No es novedad que no hay agua. Tampoco es novedad que la necesitamos para todo: desde consumo humano hasta procesos industriales, incluida la minería. El estrés hídrico es real y llegó para quedarse, obligándonos a tomar medidas que promuevan el uso eficiente de este recurso cuya demanda va en aumento. Para el 2050 habrá cerca de 10 mil millones de personas en la tierra, y todos necesitaremos agua... y productos que también requieren de este recurso.

Muchos artículos de uso diario requieren minerales como materia prima. En el contexto de escasez hídrica, los distintos usuarios compiten por acceso a este recurso, incluyendo personas, ciudades, agricultura, y el sector industrial, incluyendo a la minería.

Se estima que el 76% de las fuentes de agua que actualmente abastecen a la minería en Chile están expuestas al riesgo climático, un porcentaje relevante si añadimos el factor de que, durante los próximos 20 años, Chile será uno de los países con mayor estrés hídrico. En tiempos de crisis hídrica estamos llamados a buscar soluciones y el estrés hídrico nos conmina a buscar nuevas formas para optimizar el uso de recursos escasos con innovadoras propuestas que no solo contribuyan a reducir el problema, sino que además permitan aportar al desarrollo en forma sostenible.

Siendo la primera mitad del siglo 21, contamos con experiencia y tecnologías probadas que nos permiten abordar la escasez hídrica mediante el uso de fuentes alternativas de suministro como es el caso del agua de mar o el uso de residuos líquidos que son actualmente descargados al ambiente, como medidas alternativas para aliviar la alta demanda y extracción de aguas continentales.

Actualmente, en Chile operan 11 sistemas de suministro de agua de mar que abastecen a la actividad minera, 8 de ellos incorporan plantas desaladoras para el suministro de agua desalada y 3 impulsan agua de mar a la operación. Sin embargo, el alto costo de implementación y operación de la infraestructura de suministro de agua en el norte del país, permite que de momento esta solución sea viable mayoritariamente para operaciones de la gran minería. Para facilitar el acceso a nuevas fuentes de agua a la pequeña y mediana minería, y otros posibles usuarios como comunidades, el sector agrícola e industrial, se requerirá un esfuerzo de planificación e implementación de proyectos que permitan incorporar un mayor número de usuarios teniendo acceso a infraestructura compartida, con el fin de reducir el costo de acceso a agua. La solución no pasa solamente construir más infraestructura, se requiere el aporte de distintos sectores para planificar e implementar proyectos que aborden las necesidades de agua en forma conjunta y que permita dar respuesta a las necesidades futuras que conlleva el cambio climático.

El Estado también tiene un rol principal, ya que el actual marco legal chileno no incentiva el desarrollo de infraestructura crítica para el suministro de agua y la falta de un marco regulador que contemple la gestión integrada del recurso hídrico constituye una amenaza para la sostenibilidad de las actividades desarrolladas en zonas de mayor estrés.

La optimización del uso del agua debe ir de la mano de una mayor sensibilización o conciencia hídrica, para contar con información confiable y, por tanto, el primer esfuerzo es desarrollar la infraestructura para adquirir y manejar estos datos., ya que con información disponible podemos revisar el uso del agua y así buscar medidas de optimización. Una vez identificados los riesgos y oportunidades es posible planificar e implementar con planes a largo plazo.

Estos planes deben ser flexibles y para permitir la adaptación a nuevas necesidades y cambios. Chile es un líder mundial en operaciones mineras, por lo que es nuestra responsabilidad liderar en materia de eficiencia hídrica también.