La historia de un niño de 14 años que huyó para unirse al Batallón Atacama
MEMORIA. Restos del veterano David Barrionuevo yacen en el Mausoleo Veteranos del 79 Antofagasta.
Víctor David Barrionuevo Cerezo estudiaba en la Escuela Bruno Zabala, Copiapó, cuando se desencadena la Guerra del Pacífico. Debido a su corta edad, sus padres no le permitieron unirse a la causa. Sin embargo, sus ganas fueron más grande y solo debió esperar el momento justo para cumplir su cometido.
Es así que una mañana, luego de despedirse de sus padres, Cayetano y Cruz, se dirige a la escuela junto a su gran amigo, Roberto Bemboll. A este le comenta que pronto saldrá desde la estación de ferrocarriles el tren que llevaba de regreso al norte a los soldados del Atacama, quienes fueron dados de alta luego de ser tratados por las heridas causadas durante el histórico desembarco de Pisagua, el 2 de noviembre de 1879, por lo que lo anima a que lo acompañe a despedirse de los gloriosos héroes mineros.
Según Godofredo Araya, cronista quien relata la historia de Barrionuevo en el diario "El Ferrocarril" luego que este falleciera en Antofagasta en 1930, detalla: "Entre los soldados ya sanos iba Marcos Montt (…) Partía el tren y en este preciso momento, Barrionuevo subió al andén del carro y tomándose de las piernas de Montt, gritó a Bemboll '¡Me voy a la guerra!' y arrojándole el bolsón con los libros, le agregó '¡Guárdalos de recuerdo!'.
Así este muchacho de 14 años despidiéndose del amor a sus padres y a los estudios, se fue tras el amor ardiente de las armas a defender su patria". De esta forma, Víctor comienza toda una aventura que lo lleva al puerto peruano de Ilo. Allí recibe uniforme que, como era de esperarse, le queda grande. También se le entregan otros implementos como un morral, cantimplora y, por supuesto, un fusil con su respectivo yatagán. Ya se sentía todo un hombre y más orgulloso aún por formar parte de la compañía del reconocido Rafael Torreblanca Doralea. Combatir bajo sus órdenes era suficiente aliciente para superar cualquier miedo. Así de entusiasmado es que se enfrenta por primera vez contra el aliado enemigo en el Combate de Los Ángeles y se transforma en uno de los tantos héroes que alcanzan la cima trepando cuesta arriba tan inaccesible objetivo y lo logra junto a 2 jóvenes cantineras a quienes se les da el deber de cuidarlas.
Su participación continúa en la Batalla de Tacna donde ve morir al último de los juramentados del Atacama, el telegrafista Moisés Arce, quien no logra sobrevivir al fuego circular del aliado, no sin antes arrancar con sus propias manos varios jirones de su estandarte. Lejos de desanimar a Barrionuevo por ser testigo de tanta cruel realidad bélica, sigue siendo parte de los bravos mineros que se enfrentan en Chorrillos y Miraflores para, finalmente, entrar triunfante en la capital peruana, Lima.
Distinciones
Con tan solo 17 años, se convertía en un glorioso veterano del 79 y recibe por su valentía las medallas de plata correspondientes a las campañas ganadas. Si bien, ya había cumplido con su deber y servir a la Patria, su vida continúa llenándose de aventuras al incursionar en las diferentes actividades mineras que se potenciaron post guerra. Es así que vive en Taltal, Iquique y, finalmente, se radica en Antofagasta. En esta ciudad logra la estabilidad buscada y se casa con Antonia Astaburuaga, concibiendo juntos 6 hijos.
Obtuvo una pensión mensual y fallece en el Hospital Regional, recibiendo en todo momento atención de parte de la Sociedad de Veteranos del 79 de la cual formaba parte y donde era reconocido como un honorable socio, por lo que le dió derecho a ser sepultado en uno de sus nichos.
Los años pasaron y su esposa y familia migran a otras ciudades del país. La distancia hace difícil que su tumba sea visitada, pero la memoria familiar mantiene vivo el recuerdo del joven y valiente soldado Barrionuevo, más aún cuando conservan sus medallas y documentos que ratifican su participación en la Guerra del Pacífico.
Busqueda
Tras muchos años, las bisnietas que han heredado este legado patrimonial e histórico, deciden reunirse y realizar un viaje en búsqueda de su querido bisabuelo Víctor David y como si él mismo allanara los caminos para su reencuentro, es que son guiadas por el camposanto por el funcionario José Marcelo Orellana quien, coincidentemente, es socio de la Agrupación Los Viejos Estandartes® Antofagasta, custodios del mausoleo, por lo que realiza los contactos necesarios para que este viaje no sea en vano. Durante una hermosa mañana de julio del año 2017, las hermanas Ximena, Marta y Jacqueline Barrionuevo Pontigo se reúnen con su bisabuelo Víctor David, bravo entre los bravos del Atacama. Es un momento muy emotivo.
Hoy, ad portas de celebrar los 156 años de su nacimiento (28 de julio de 1865), compartimos su historia que es una de las miles idénticas vividas por nuestros jóvenes, hombres y mujeres que acudieron al llamado de la Patria sin mirar atrás, porque sabían que su bandera los llamaba y si morían en la causa, sería el honor más grande alcanzado en sus cortas vidas.
"Víctor comienza toda una aventura que lo lleva al puerto peruano de Ilo. Allí recibe uniforme que, como era de esperarse, le queda grande".