Regiones fuertes y con determinación
Los recientes asumidos gobernadores tienen por delante una gran tarea. En Antofagasta Ricardo Díaz, ya entregó cuáles serán sus principales focos de acción. Este desafío de nueva gobernanza regional que parte hoy de seguro transitará por el camino del éxito. Será una potente demostración de que los territorios pueden seguir sus propios caminos.
Una nueva institucionalidad en el estamento gubernamental se inició ayer. Es otra etapa de gobernanza regional, surgida tras años de reclamaciones, negociaciones las que desembocaron en una ley que determinó la creación de la figura de gobernadores regionales elegidos en votación popular, con al menos el 40% de los sufragios. Es decir, se exige un respaldo mayoritario y claro para que pueda iniciar sus funciones y se definió el 2021 como el año de arribo de estas nuevas autoridades y el inicio de uno de los pasos más trascendentales en el proceso de descentralización que vive y necesita el país.
Ayer asumió Ricardo Díaz, quien cuenta con un mayoritario respaldo en las urnas, y muchos encarnan en su persona las esperanzas de una gestión territorial que atienda los problemas de cada una de las nueve comunas y que presente soluciones. Además de, en conjunto con los organismos técnicos, diseñar una estrategia apuntada en el desarrollo y crecimiento integral.
Este es un paso importante en la descentralización, pero aún le falta un terreno fértil para ir dando otros iguales o de mayor trascendencia en lo relativo a regionalización. Y ese terreno fértil debe entregarlo el Estado, a través de los distintos organismos e instituciones.
Se debe contar con las competencias y recursos suficientes para ejecutar una buena labor. Y este tema en particular es el que aún tiene inconsistencias que deben resolverse prontamente. Puede entenderse que la entrega de competencias será gradual, pero en ningún caso pueden ser vistas como una postergación que se eternizará en los años.
Hoy es el momento de las regiones para promover sus propias ideas y ponerse de cara a sus problemas con la determinación de encontrarles una salida.
Están las capacidades y las fuerzas para iniciar una nueva era en la historia del país, aquella que resaltará por la mayor independencia regional y por cómo los distintos territorios pudieron progresar con una mirada local. Algo que indudablemente repercutirá en un país más descentralizado, con regiones fuertes, que conformarán una nación obviamente más potente y competitiva.
Ese es el desafío que parte hoy en Antofagasta y que de seguro transitará por el camino del éxito. Como lo ha demostrado nuestra región y su gente.