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El pase del peligro

"¿Los ciudadanos quieren un antídoto o un permiso para deambular a destajo en la pandemia?". Osman Cortés Argandoña, Periodista
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Es normal que intentemos tener el control de todo, sobre la base de la premisa que los gobiernos están para gobernar bien ya que para ello fueron electos por los ciudadanos en procesos democráticos donde el elector estima que tiene el poder con una papeleta y un lápiz.

Alguien dirá que eso se espera en tiempos normales y no en circunstancias como las que estamos viviendo en Chile y el planeta hace más de catorce meses de una de las pandemias más extrañas que recuerda esta acongojada humanidad.

Efectivamente. Son instancias de incertidumbre por lo que esas mentes preclaras electas que ejercen el gobierno, deben acrecentar su inteligencia para adoptar las determinaciones que indiquen el camino correcto a una ciudadanía que observa cada día medidas que lo dejan perplejo, ingresando en el campo de la desconfianza más genuina.

El anuncio de autoridades de Salud del gobierno de Sebastián Piñera de la aplicación del Pase de Movilidad para aquellos que han completado el proceso de vacunación con el propósito de aumentar el desplazamiento por calles, comercios, parques y diferentes sitios que invitan a la normalidad al ser humano, ha recibido como respuesta el aumento del interés por vacunarse a toda costa, produciéndose escenas del mejor cine mudo de Chaplin: mil personas aglomeradas para 180 dosis. Faltaron los policías de la Keytones para completar la parodia que ni el genial Carlos Chaplin habría guionizado. ¿Los ciudadanos quieren un antídoto o un permiso para deambular a destajo en la pandemia que aumenta cada día los casos de Covid-19?

Está claro además que ninguna vacuna de las difundidas y aplicadas es un antídoto total contra el coronavirus sirviendo solamente de atenuador de los efectos del contagio, como lo han expresado todos los científicos del planeta.

El único antídoto comprobado es la cuarentena rigurosa y el contacto entre seres humanos con las medidas precautorias conocidas. Es decir, una personas vacunada puede contagiarse y contagiar por lo que no puede determinarse la circulación amplia que podrían estar pensando las autoridades.

Pero las autoridades de salud estiman que subir de 5 mil contagiados a 8 mil no es tan complicado por lo que continúan con el predicamento de fabricar la imagen de eficiencia para la admiración mundial de la OMS como si al ciudadano eso le importara.

Contentos están en el gobierno con las medidas anunciadas que se aplicarían en junio con interesantes recursos estatales, administrados por el gobierno que serían recibidos por los necesitados… diez meses tarde.

No puede un gobierno desconocer lo que ocurre con el país que quiere administrar adecuadamente. La fórmula del exitismo fracasó. Tampoco es bueno para los ciudadanos administrar ese fracaso por parte del gobierno. Con recursos del estado habrá menos gente en las calles y no es una solución ese Pase de Movilidad que podría reforzar el comercio para satisfacción del rubro, pero instalando el peligro para la vida de la comunidad.

El Estado

"¿Por qué nuestro Estado no puede gestionar otros negocios?". Carlos Tarragó, Corporación Proa
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Usualmente algunos sectores políticos, descalifican la capacidad del Estado de administrar eficientemente ciertas áreas económicas o empresas públicas, argumentando que éste no está preparado, que no cuenta con el personal idóneo o porque no le corresponde dicha labor.

Por otro lado desde hace un tiempo, políticos de diversos colores han mirado a países nórdicos como un ejemplo a seguir. Quisiera aprovechar de entregar ciertos tips de estas naciones, que pueden servir como insumo para el tema en comento. En Dinamarca el sector público es uno de los principales dentro de la economía y constituye el 22,6 % de la producción. Noruega tiene una elevada participación estatal en la economía, controlando áreas estratégicas. Por su parte en Finlandia variadas participaciones económicas públicas se gestionan con enorme profesionalismo. Mientras en Suecia, el Estado tiene una importante presencia en las telecomunicaciones, la industria automotriz y las farmacéuticas.

¿Cómo estamos por casa? ¡A años luz poh!, dirá más de alguien. De hecho, la actual constitución le asigna al Estado solo un rol subsidiario, lo que en la práctica significa que éste, exclusivamente, puede participar en aquellos sectores en los cuales los privados no muestran interés. Hablando en simple, el Estado puede comerse la cáscara de la sandía, mientras los privados gozan del corazón y el resto.

Yo no abogo por un Estado omnipresente en todas las actividades económicas, como sucede en aquellas naciones gobernadas por un partido único. No obstante, creo que el Estado, en un país democrático, puede participar en aquellas áreas donde posee una concreta expertise y ha demostrado haber desarrollado una buena administración. A modo de ejemplo, en la minería, éste puede realizar una eficiente gestión. Codelco es un ejemplo, la que espera en el periodo 2020-2021 entregar al fisco entre 3.000 y 4.000 millones de dólares, representando cerca de un 50% del aporte de todo el sector minero.

Ahora bien, imitar a alguno de los países citados precedentemente sería una tarea titánica, ya que para ello deberíamos experimentar cambios estructurales profundos, tales como contar con funcionarios públicos contratados por sus conocimientos, experiencia, capacidad y su buena cuota de habilidades blandas. Estos deberían ser seleccionados exclusivamente por características objetivas para el cargo al que optan o sea por sus méritos. Además, sus salarios deben ser competitivos con el sector privado. Lamentablemente el aparato público en nuestro país, es considerado un botín de guerra en cada cambio de gobierno y se incorporan operadores políticos. que en nada aportan a la eficacia del organismo al que ingresan. En todo caso, todo lo anterior funciona si el Estado cuenta con organismos de fiscalización eficientes y eficaces para evitar la corrupción.

Es necesario bajar la movilidad

Especialistas advierten que si no se insiste en el aislamiento social y en el respeto de los protocolos sanitarios, los casos covid se pueden disparar. Recordar lo vivido el año pasado debiera ser la motivación suficiente para seguir cuidándonos y de este modo tener un efectivo control de la pandemia.
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La región recuerda, con mucho dolor, que los meses de junio y julio de 2020 fueron los más complicados en cuanto al número de contagios por covid-19. Quizás el ejemplo más crudo fue el de la capital de la provincia El Loa con una cantidad de infecciones diarias que llegaban a las 300 y una elevada tasa de letalidad.

Pero en Antofagasta la situación no era distinta. También se llegó a niveles críticos y los especialistas la describen como los "días más difíciles".

El personal de salud debió esforzarse al máximo, porque la ocupación de camas críticas estuvo a punto de colapsar y los hospitales se reconvirtieron para atender exclusivamente a los contagios por coronavirus.

A las puertas de junio de este año, y con una pandemia que no tiene indicios de retirada, la preocupación de volver a vivir hechos complejos sigue latente. Por eso los especialistas están preocupados y advierten que si no baja la movilidad y las personas se olvidan el autocuidado, los contagios aumentarán peligrosamente y el sistema sanitario volverá a estresarse.

Por ello es importante que la comunidad entienda que pese al avance en el proceso de vacunación, la existencia de un pase de movilidad y menores restricciones en las libertades personales, el virus sigue siendo muy contagiante. Las estadísticas así lo ratifican, porque los casos nuevos continúan elevados en Antofagasta y Calama, las dos ciudades más grandes de la región.

Entonces el llamado reiterado es al autocuidado y evitar la movilidad innecesaria. Contar con mayores libertades de desplazamiento no implica que podamos salir indiscriminadamente, todo lo contrario, esa opción se debe usar con mucho criterio y por sobre todo evitar las aglomeraciones.

Bajar la movilidad y no participar de reuniones masivas es fundamental para disminuir el número de infectados. Y ese mensaje debe estar muy bien arraigado para poder enfrentar los meses invernales en que estadísticamente las enfermedades virales suelen aumentar.

Recordar lo vivido el año pasado debiera ser la motivación suficiente para seguir cuidándonos y de este modo tener un efectivo control de la pandemia.