Histerismo Político
Dra. Francis Espinoza F. académica UCN
El colapso de la democracia político partidista en el país, producto de los magros resultados del oficialismo y la oposición en las pasadas elecciones del fin de semana, es lo que provocó liza y llanamente un 'histerismo político'. La urgencia por la inscripción de candidaturas a las primarias constituyó una variable significativa de presión para empujar el desembarque de al menos tres presidenciables al hilo en la ex Nueva Mayoría: Ximena Rincón (DC), Heraldo Muñoz (PPD) y Pablo Vidal (RD).
Al teórico húngaro, István Bibó (1911-1979) le debemos el concepto de 'histeria política' a través del cual analizó la inoperancia de algunos estados democráticos para cumplir con sus propias normativas, disfrazando con discursos liberales expresiones de gobernanza dictatorial. De acuerdo a la profesora en Historia Europea Moderna, Holly Case (2009), el test que permite sondear una democracia enferma es el miedo. Si los/as ciudadanos/as no tenemos miedo (o desconfianza) a las normas de un Estado democrático, significa que hemos pasado la prueba de la blancura de un sistema saneado de malas prácticas anti-democráticas.
István Bibó, quien fue ministro por un corto tiempo en la revolución de 1957 y fue detenido esperando en solitario la llegada de las tropas soviéticas a Budapest, fue crítico de las acciones de algunos líderes que se autoproclamaban liberales y defensores de la democracia, y que eran ineficientes al momento de encontrar los medios y la energía necesarios para resolver los problemas. De manera contraria, estos personajes transformaban pequeñas contradicciones en problemáticas insuperables.
Esta histeria política es la observada en la centro-izquierda que reprodujo la historia que el 'Flaco' le contaba al 'Indio': "combos iban y combos venían". A partir de esto, se generó una profunda fragmentación de al menos tres bloques observables de 'siniestra a diestra': el pacto Frente Amplio y Partido Comunista con dos candidatos (Gabriel Boric y Daniel Jadue), el PS-PPD-RD alzando la figura de la candidata designada 'dedocráticamente' Paula Narváez, y el factor DC sin ubicación política clara ni liderazgos explícitos. Un pequeño problema que se podría haber solucionado con voluntad política para ir a primarias de 'pe a pa', pero que culminó con el divorcio definitivo de la transición concertacionista y de sus irreparables disputas ideológicas.
Tal como dijera el Presidente Sebastián Piñera, Chile Vamos (o como dice un meme 'Chile Fuimos'), la derecha 'se tira las mechas' a corto plazo, pero se une a proyectos de largo aliento. Yo no sería tan optimista, sólo diría que la diestra es extremadamente pragmática y que lava sus trapitos en casa. Su exceso de patriarcalidad siempre tiene una víctima, la de la mala suerte, la 'soa' Evelyn Matthei. Hete aquí que su histerismo político confina a sus mujeres a espacios de adoración, sometimiento y renuncia en favor del primer sexo como diría Simone de Beauvoir (1949).
El 'factor DC' amerita un breve análisis para ir configurando la geopolítica del poder en Chile, un soft power que pesa menos que la guerra anglo-zanzibariana (o el conflicto de los 38 minutos) en la escena internacional, pese al histerismo de la extrema derecha, del empresariado y el mercado que cayó frente a la incapacidad de leer las incertidumbres políticas. Hay que reconocer que la Democracia Cristiana nace desde el falanguismo y su identidad está más cerca de la derecha que de la izquierda. Sin embargo, representó el poder moderado que lideró la transición en al menos dos períodos importantes de nuestra historia, un poder conciliador, proclive a la democracia de los consensos, y que fue blanco de la ira revolucionaria del estallido social. A partir del segundo período de la ex Presidenta Michelle Bachelet, tal vez incluso antes, la DC comienza a sentir su soledad, pero no la del poder, sino más bien la de estar fuera de éste, habiendo sido criado casi como hijo único.
Sin embargo, sus jugadas podrían ser maestras: como el Caballo de Troya en la Odisea de Homero, el liderazgo de Yasna Provoste emerge sublimemente en la escena política electoral para posicionarse en el corazón de la centro-izquierda y remecer las moribundas candidaturas existentes, que se niegan a fenecer en figuras que no prenden. Acto seguido, la DC re-proclama a Ximena Rincón con un voto dividido, lo que hace pensar que los 'troyanos', como signo de victoria, transportan el equino Aqueo a las fortalezas de Ilión, y Provoste sigue todavía sin desplegar un liderazgo necesario. Acto final, la DC no se suma a las primarias y en una jugada casi suicida (tal vez ya no tengan mucho que perder), como una ruleta rusa enarbolarán las banderas de la mujer diaguita y se transfornarán de nuevo en el partido presidenciable o en la devacle total. La geografía política histérica dispersará una vez más los votos entre tres candidatos/as de centro-izquierda y uno de derecha: Jadue, Narváez, Provoste y Lavín. Sólo queda tomar palco y esperar que 'Dios no juegue a los dados' (Einstein, 1926) con la política chilena.