Niños ensimismados y con problemas de aprendizaje, las secuelas de la pandemia
EFECTOS. Especialistas abordan los cambios han experimentado los menores, evidenciando un retraso en su proceso educativo y una disminución en las habilidades para sociabilizar.
Según los expertos en educación se estima que la edad ideal para el aprendizaje de la lectoescritura es en torno a los 6 años, aunque también advierten que cada niño y niña vive los procesos a su propio ritmo y capacidades.
Sin embargo, en el contexto actual de pandemia los estudiantes han debido acomodarse a los nuevos procesos educativos con clases a distancia y con la imposibilidad de recibir monitoreo directo de los docentes, ha generado que el aprendizaje de la lectoescritura de niños y niñas se vea dificultado por las complejidades que presenta la pandemia.
El año pasado el pequeño Ignacio (7) ingresó a primero básico justo cuando se declaró la emergencia sanitaria en nuestro país. En su caso nunca alcanzó a asistir a clases presenciales ni tampoco tuvo la oportunidad de conocer en persona a su profesora ni a sus compañeros de curso.
Su madre, Johana Torrejón, cuenta que desde un comienzo Ignacio manifestó poco interés a la hora de participar en las clases remotas, se distraía con facilidad y prefería realizar otras actividades. Claramente el nuevo sistema de enseñanza -el que además estaba en etapa experimental- no se ajustaba a sus necesidades de aprendizaje.
"Fue un año complejo para Ignacio en el ámbito escolar. Desafortunadamente nadie estaba preparado para las clases virtuales, tanto alumnos, padres y profesores tuvimos que aprender sobre la marcha como adaptarnos a la educación a distancia. Y creo que eso influyó mucho en que mi hijo no se sintiera cómodo y le costará mucho aprender a leer y escribir. Incluso, este año tuvimos que contratar una profesora particular para reforzar la lectoescritura y no se quedara rezagado en su enseñanza", explicó la apoderada.
Competencias
Para el profesor generalista especialista en lenguaje y magister en educación, Antonio Cortés, señala que casos como el de Ignacio es el resultado, por una parte, de la interrupción del proceso lectivo el que se vio afectado por la pandemia, y por otra, la falta de preparación de los docentes para pasar al sistema de enseñanza online.
"La experiencia que hemos tenido ha sido radicalmente diferente a lo que nosotros hemos sido formados. Por lo tanto la pandemia nos pilla sin muchas herramientas para poder implementar un currículo adecuadamente desde un computador, y eso sin duda generó una interrupción del proceso lectivo", puntualizó el profesional.
En ese sentido, Cortés sostiene que los más perjudicados con este proceso de adaptación son justamente los alumnos que recién están ingresando a la enseñanza básica, una etapa considerada clave para el aprendizaje de niños y niñas.
"Este año, por ejemplo, me tocó enseñarle a un segundo básico donde se esperaría que los niños entraran leyendo o tuvieran una lectura más o menos fluida. Sin embargo, lo que podemos evidenciar es que probablemente un 80% de los estudiantes no tiene esa competencia adquirida. Y es una competencia radical y fundamental, porque el proceso lectoescritor es el que facilita que todas las demás asignaturas sean comprendidas", indicó el docente.
El especialista en lenguaje agrega que las clases a distancia han dificultado en gran medida que los educadores puedan guiar de mejor manera el aprendizaje de los alumnos, lo que en pedagogía se conoce como "apresto escolar", que es un conjunto de actividades y experiencias que promueven en el niño y niña el desarrollo de habilidades y destrezas y la adquisición de hábitos y actitudes que le favorecen en su proceso de aprendizaje. Un proceso que según explica el docente "solo se pueden aplicar de forma presencial en una sala de clases".
"De manera online esto se ve altamente truncado porque son luego los padres quienes tienen que comenzar a revisar los aprestos sin tener el conocimiento adecuado en que se tiene que fijar. Hay detalles como por ejemplo que un niño no pueda levantar la mano del papel parta hacer un trazo. Y esos detalles muchas veces a los papás se les pasa porque no están formados profesionalmente para en esas cosas que parecen sin importancia", precisó Antonio.
El profesional suma otro antecedente preocupante: "Cuando el niño no desarrolló su proceso lectoescritura en primero básico -dice la evidencia- en el tiempo tendrá un retraso de dos años en comparación con otro estudiante que sí pudo desarrollar su proceso lectoescritor en primer año", precisó.
Emociones
Además de los problemas de aprendizaje que están experimentado niños y niñas en etapa escolar, la salud mental y emocional de éstos también se han visto deterioradas desde el inicio de la crisis sanitaria.
Durante los confinamientos se han perdido muchas oportunidades de aprendizaje social. La imposibilidad de socializar en el parque, en el patio del colegio, en las fiestas infantiles y con sus pares supone un retroceso para muchos niños en sus habilidades para sociabilizar.
Sobre este punto, explica Christopher Cisterna, psicólogo clínico y Máster en Psicología del Comportamiento, que las emociones en los niños y niñas han sido muy trastocadas como consecuencia de las restricciones de la pandemia.
"El aspecto social es uno de los que más complica a nuestros niñas y niñas, dado que se les ha visto impedido el poder compartir presencialmente sus experiencias y vivencias con sus amigos, amigas, compañeros (as) de curso y vecinos de su comunidad, lo que afecta enormemente su desarrollo íntegro, sobre todo la inteligencia relacional y la capacidad de comunicación. Esta pandemia, está originando la aparición de jóvenes más tímidos, retraídos, poco conversadores y muy ensimismados en sus propios problemas, dejando de lado la empatía y el compañerismo", planteó el académicos de la Universidad Pedro de Valdivia.
"La pandemia está originando la aparición de jóvenes más tímidos, retraídos, poco conversadores y muy ensimismados en sus propios problemas".
Christopher Cisterna, Psicólogo clínico UPV