Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Actualidad general
  • Opinión
  • Clasificados
  • Servicios
  • Deportes
  • Espectáculos
  • Contraportada

"Siempre había querido contribuir a la ciudad"

ANTOFAGASTINIDAD. Vinko Tomicic, jefe de UPC Hospital Regional.
E-mail Compartir

Fue el primer especialista en medicina intensiva formado en Chile. El doctor Vinko Tomicic retornó a la ciudad de sus abuelos luego de más de 30 años ejerciendo la medicina y especializándose en los principales establecimientos del país.

Hijo de croatas y de formación sanluisina, sus recuerdos se remontan a su infancia en el barrio Brasil y la tranquilidad de junto a sus amigos, el fútbol y el atletismo. "Mi abuelo tenía un almacén donde vivía en Díaz Gana con Galleguillos Lorca, en la esquina con el Colegio San José. Por edad no quedé en el San José y quedé en el Colegio San Luis. Allá estuve en toda la vida. Desde primero básico a cuarto medio", recuerda.

¿Cuáles son los primeros recuerdos en Antofagasta?

- Lo que más me recuerdo es que nos tirábamos en carros de madera con rodamientos por calle Díaz Gana. Como era de bajada y estaba pavimentado nos lanzábamos de a dos y con una pitas íbamos manejando el carro, y claro, la única forma de frenar era con el talón de las zapatillas. Me pasaban retando por eso. Lo otro que me acuerdo eran las pichangas en el barrio. En plena calle. No había tantos autos en ese tiempo y se jugaba en la calle y con piedras armabas los arcos. Después no conseguimos la forma de entrar a la cancha del San José y ahí armábamos partidos más estructurados.

¿Cómo recuerda sus años universitarios?

- Di la PAA y me faltó para entrar a medicina, así que entre a kinesiología. Me titulé en el 84. Entré a la sede de acá pero nos permitieron titularnos como Universidad de Chile, sede Antofagasta. Fue una buena experiencia. Yo era lanzador de la bala y fundamentalmente del disco. Desde el colegio empecé a practicar. Y competí por el San Luis y la Universidad de Chile. Estaba en todas las competencias de Antofagasta, de regiones por el norte.

¿Siempre quiso estudiar medicina?

- Quería estudiar medicina, al terminar la carrera di la prueba y de nuevo quedé raspando en el puntaje. Pasa que saqué mal promedio en el colegio porque me dediqué al deporte. Pero en las pruebas fui puntaje regional, incluso. Al final las ganas de seguir estudiando me obligaron a salir del país.

¿Dónde continuó sus estudios?

- Me fui a estudiar a Bolivia. Como los hermanos de mi abuela llegaron a Cochabamba. Allá tenía un tío abuelo y el me recibió y pude estudiar en la Universidad Mayor de San Ramón. Viví allá desde el 84 al 91. De vuelta a Chile tuve que dar un examen oral en Santiago y me titulé en mayo como médico en Chile. Mis primeros trabajos fueron en el consultorio Carlos Avendaño en la comuna de Lo Prado. Estuve un tiempo trabajando y postulé a medicina interna para hacer la beca en la Universidad de Valparaíso. Postulé en cupo de extranjero porque como chileno ya tenía cerca de 30 años y no tenía mucho tiempo para hacer la especialidad. Finalmente quedé e hice la especialidad en el Carlos Van Buren y en el Gustavo Fricke de Viña del Mar.

¿Cómo explicaría lo que hace un intensivista?

- En términos simples es el que ve la punta del iceberg de todas las enfermedades. Pasa que cuando un paciente pierde la omeostasis, pierde el sistema de autocontrol de las funciones y en ese momento requiere de una unidad de UCI. En la década del 50 en Copenahegue empezaron a hacer ventilación mecánica con unos pulmones de hierro que eran grandes armatostes. Eso marca el inicio de las UCI. Ahí parte las UCI, un médico que sepa desarrollar una buena ventilación mecánica. Hoy por hoy podemos hacer casi de todo. Es una especialidad que requiere estudio permanente y trabajo en equipo.

¿Imaginó que la pandemia alcanzaría este nivel de impacto?

- Nunca imaginé que sería un desastre así, mundial. Esto es como la peste negra hace siglos atrás. Justo el año que ocurrió lo de la H1N1, estaba en Minnesota haciendo un posgrado así que no traté a esos enfermos. Pero por lo que he visto, no eran tan terribles como estos de hoy. Rápidamente se infectan, son muy susceptibles, el pulmón se vuelve fibrótico y en muchos casos se hace casi inventilable. Tanto que se siente la frustración en algunos momentos. En intensivo no se trata de meter al paciente a una máquina y dejarlo dos meses ahí. La función de la UCI es reincorporar a esa persona a la vida lo más rápido y mejor posible.

¿Cómo fue su retorno a la ciudad?

- Llegué porque mi madre estaba enferma ya tenía 82 años y no estaba para vivir sola. Y yo como estaba solo con mis hijas y aburrido de Santiago me vine con la idea de estar más tranquilo. Siempre había querido volver con la idea de contribuir a la ciudad por eso quería venirme a un hospital público porque ahí ves que la gente que de verdad necesita apoyo.

¿Su retorno es definitivo?

- Me quedo acá. Santiago me dio de todo. Fui presidente de Sociedad Chilena de Medicina Intensiva cinco años, fui jefe en clínicas importantes. Pero manejar una hora para llegar al trabajo, con el nivel de violencia y agresividad que se ven en la calles, la verdad es que no se puede vivir así. Me asaltaron, me robaron el auto. Me di cuenta que tenía que salir de ahí, que a esta edad ya no era un lugar para mí.