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"Hemos sepultado familias completas": los relatos del personal del cementerio

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La jornada laboral para José Orellana comienza cuando las otras terminan. Como vigilante nocturno del Cementerio General de Antofagasta, José comienza a trabajar a las 20 horas.

Con más de 450 muertes a la fecha en la comuna a causa del Covid, el camposanto se volvió un protagonista en las sombras. La pandemia afecta al personal de Salud, pero también para los funcionarios de cementerios, quienes reciben a aquellos que no logran torcerle la mano al coronavirus.

"Si en un día normal ya era un desgaste, en tiempos de pandemia se ha multiplicado exponencialmente", dice José Orellana.

"A eso de las dos o tres de la madrugada, a veces nos hemos topado durante las rondas que la gente de la ciudad se arranca de sus casas. Logran evitar las fiscalizaciones. Y desesperados por ver a sus seres queridos, se saltan los muros y limpian los nichos. Le colocan flores. Luego se arrancan de nuevo a sus casas".

"Nosotros nos enteramos cuando los sorprendemos en las rondas, o porque al día siguiente hay uno o dos nichos recién adornados", agrega Orellana.

"Es muy significativo que aun en periodos de pandemia, el amor por los fallecidos se siga proyectando de esa forma".

10 por día

Mario Ocaranza, presidente de la Asociación de Funcionarios, cuenta que antes de esta crisis sanitaria, lo normal era que tuvieran dos o tres servicios por día. Pero esto cambió con el Covid.

"Con la pandemia llegamos a sepultar hasta 10 por día. Es algo que hasta hoy se mantiene", dice Ocaranza.

"Lo que más me ha marcado es cómo se debe sepultar ahora. Las personas que mueren pasan del hospital al cementerio de inmediato. Me ha marcado el hecho que las personas no puedan darle la despedida como corresponde, de velarlo, de realizar esas costumbres familiares".

Ingrid González lleva 11 años trabajando en el camposanto de la capital regional. Se encarga de las exhumaciones, reducciones y traslados. Cuenta que el cementerio cambió, que se siente la ausencia de las visitas a diario.

Además, enfatiza que "hay veces que llegan conocidos y te dicen que cierto familiar murió de Covid. Hay que tener mucha empatía en esas situaciones".

Ingrid explica que esa situación la vivió en noviembre, "la mamá de una amiga, que conozco hace años, le dio Covid y falleció. Tenía un problema pulmonar, le dio todo muy rápido".

La funcionaria también cuenta que, a la fecha, ya han sido 12 funcionarios de 58 que se han contagiado por Covid.

"Todos estábamos súper bajoneados. Algunos estuvieron muy complicados. Casi al borde de la muerte".

Leonardo Campusano, encargado de Mantención, explica que "Acá le podría decir que todos somos llorones. Nos llega el dolor ajeno. Trabajar en el cementerio a veces no es muy fácil".

Cambios

Christian Miranda, director del Cementerio General, cuenta que lo primero que debieron hacer fue comprar implementos: debían adquirir las famosas mascarillas N95 y las mascarillas full face; botas especiales; buzos de calidad y guantes anticorte.

"En este minuto, yo creo que se han gastado más de $40 millones. Es una cifra importante", añade.

El director del camposanto explica que ahora el personal está mentalizado y automáticamente sabe qué equipos usar. "Tenemos stock suficiente de protección".

Funerales

Christian Miranda recuerda que "en el peak de julio del año pasado claro que fue complicado, han llegado minutos en que terminábamos de construir y debíamos sepultar al tiro".

Con respecto a esto, Miranda explica que "en un principio habíamos dejado pabellones de nicho especiales para Covid. Igual a como se utilizó en un minuto cuando fueron las pestes antiguas. Pero ahora cada uno puede enterrar a sus deudos en sus propios mausoleos".

El director del cementerio explica que ahora "toda la gente ya sabe que en algún minuto a alguien le podría tocar. Por eso han venido al cementerio a poner al día sus papeles y tratar de reducir lo que se pueda, para tener más espacio en el nicho, en caso de que ocurra algo".

Pero, al igual que el resto de funcionarios, hay situaciones que a Christian Miranda lo han marcado durante la pandemia por el coronavirus.

"Hay familias a las que hemos sepultado completas. Hay servicios donde nosotros como funcionarios debemos despedir al que estamos sepultando, (ya sea) porque no podían ir, o porque estaban todos encuarentenados, o porque la persona que podía ir, tenía que ir al hospital porque otro familiar estaba contagiado", dice Miranda.

"Hemos visto gente que salta los muros en la noche para ver a sus familiares", relata uno de los trabajadores. La pandemia no ha permitido que los ritos de despedida se lleven a cabo con normalidad y los funcionarios han sido testigos del dolor que esto trae.