"He sido un hombre inmensamente feliz"
ANTOFAGASTINIDAD. Italo Francisco Santoro Arancibia.
Italo Francisco Santoro Arancibia está casado con Rosella Ageno Sierra, con quien son padres de Rosella (enfermera) e Ítalo (ingeniero civil en computación).
Se trata de una familia que sigue creciendo con dos nietos: Fiorella y Franco. Ítalo es un docente comprometido y pleno, además de un eximio ciclista que recorrió distintos caminos de Chile.
Agradecido de la vida, estos son sus mensajes.
¿Dónde naciste y qué marcó tu infancia?
- Nací en mi querido Antofagasta. Marcó mi infancia el amor por el deporte. En mi casa vivió por un período mi tío Antonio Arancibia, gran ciclista antofagastino y a la edad de 9 años él me convirtió en ciclista, debutando en Mejillones en la categoría infantil. Desde esa fecha nunca he dejado de pedalear y entre mis buenos triunfos recuerdo haber sido vicecampeón de Chile, representando a mi ciudad en Temuco, también cuarto de Chile en velódromo y algo muy importante, ganador de la última etapa de la vuelta a la región, entre Pedro de Valdivia y Antofagasta.
¿Cuál es la principal enseñanza que te dejaron tus padres?
- La principal enseñanza que he recogido de mis padres es la responsabilidad y dedicación que se debe tener en cualquier objetivo de vida que uno se comprometa. De esta forma uno encuentra la felicidad que necesitamos como seres humanos en el logro de los sueños. como también el amor por mis semejantes, en la que no importa cuánta humildad, entrega, trabajo, esperanzas, valores y atributos dediquemos al servicio de nuestra sociedad para lograr el bien común.
¿Qué recuerdas de tus años de estudiante?
- La alegría de la juventud, la calidad y vida de los que me rodeaban, mis largas horas jugando en la calle, todo tipo de juegos, el pillarse, la escondida, la pelota, el juego al aro, las bolitas, el volantín sin cortar el hilo, etc. También están grabados en mi mente, los actos de todos los días lunes, entre ellos los hermanos Márquez, especialmente Roberto (de Illapu), compañero de banco que ya cantaba con sus hermanos todos los lunes en el escenario de mi querido Colegio Yuguslavo, hoy Hrvastka Skola San Esteban.
Finalmente recuerdo a esos grandes profesores que nunca se olvidan por la calidad humana que pusieron en enseñar y desarrollar nuestras habilidades estudiantiles. Hoy a mi lado está trabajando la maestra que me enseñó a leer, la señora Margarita Pasache, creo que es la docente con mayor antigüedad en Chile y que aún permanece en los patios de mi querido colegio.
¿Cómo llegaste a la docencia y dónde ejerces?
- Llegué a la docencia por dos razones que fueron creciendo en el tiempo; siempre escuchaba a mi padre decir que él hacía clases en una escuelita pequeña e incluso les enseñaba a jugar basquetbol a sus alumnos, ya que fue seleccionado en este deporte. Lo simpático era que él no era profesor. Con el pasar de mis años estudiantiles conocí a don Benjamín Guerrero Bustamante, director del Colegio Yugoslavo, escuela donde estudié y luego volví como profesor hasta el día de hoy. Él fue lo máximo como persona, siempre tenía la solución y el cariño para atender a sus alumnos, fue un hombre brillante, de él aprendí el cariño y amor por mi profesión.
¿Qué es lo mejor de educar?
- Es aprender a conocer a quienes llegan hacía ti, sin haberte seleccionado y te propones la hermosa tarea de quererlos, luego educarlos y desarrollar sus habilidades para que el mañana sean hombres y mujeres de bien.
¿Qué te gustaría que los demás supieran de ti?
- Me gustaría que mis exalumnos y hoy alumnos sepan que yo he sido un hombre inmensamente feliz, con una gran familia, con mi madre a mi lado y mis queridos hermanos, todos casados y con lindos sobrinos. Pero lo que me ha permitido esta felicidad es el equilibrio de mi querida profesión y mi dilatada y orgullosa vida de deportista que me permitió representar a mi querida ciudad en miles de ocasiones.
No puedo dejar de escribir el cariño y amor por mi señora, hijos, yerno, nuera y mis queridos nietos.
¿Cuál es el espacio de la región que más te gusta?
- La soledad de los caminos que recorro en mi bicicleta y también el sonido y la brisa del mar cuando te golpea ante el cansancio abrumador de grandes distancias recorridas en mis jornadas deportivas. Me gusta todo.
¿Qué debiéramos aprender las personas, que no enseñan en ninguna parte?
- Deberíamos aprender de la vida la capacidad de conocer en primer lugar nuestro yo, ya que de esta manera podemos tener la certeza de que estamos obrando en función de lo que sentimos, queremos y esperamos de nuestras vidas. De esta forma yo agradezco el momento que hoy vivo y disfrutar mi querido colegio con un gran equipo de trabajo, dirigido por María Alejandra Fornazzari Muñoz, acompañado por Eduardo Mondaca y Fabiola Gutiérrez, pero el éxito de nuestra gestión está abrazado en las manos de todo el equipo de docente, administrativos y auxiliares de servicio, que cada día nos permiten crecer y aprender de cada uno de nosotros.