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Candidatos constituyentes

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El 11 de abril es un día fundamental para el país. Ese domingo elegiremos a las personas que redactarán nuestra nueva Constitución, una que, principalmente, influirá en la vida de las nuevas generaciones. Sin embargo, las niñas, niños y adolescentes (NNA) -quienes no podrán votar en esta elección- son quienes más tiempos vivirán bajo ese nuevo contrato social.

¿Por qué es esto importante? Porque hemos adquirido una enorme deuda con la niñez, que son quienes más padecen los efectos de la desigualdad y vulnerabilidad, y cuyos derechos la Constitución que nos rige actualmente no reconoce de manera explícita, a pesar de todos los convenios internacionales firmados. Para mayor vergüenza, somos el único país de la región que no tiene una ley integral de garantías para la infancia vigente.

No podemos dejar pasar esta oportunidad y hacemos un llamado a informarse y optar por aquellas candidatas y candidatos que adquieran un compromiso con la infancia que pague esta deuda y que reconozca de forma explícita de las/os NNA como sujetos de derecho y que les asegure instancias de participación efectiva para que puedan tener voz en las decisiones que afectan sus vida.

Necesitamos mecanismos de participación que incluyan mecanismos formales de exigibilidad política y jurídica (garantías) de esos derechos fundamentales y, por supuesto, fortalezcan y aseguren un piso de protección social que les permita desarrollar sus potencialidades y su trayectoria de vida como ellas y ellos decidan, donde se les garantice por lo menos el acceso universal a salud, vivienda y educación.

Hoy necesitamos reforzar nuestro compromiso con la infancia, sobre todo con la que vive una situación de mayor vulnerabilidad y en la que se encuentra casi un millón de niñas, niños y adolescentes en el país y extendemos este compromiso a quienes van a redactar la nueva Constitución. Tenemos como sociedad la oportunidad histórica de corregir el rumbo: No dejemos nunca más a las niñas, niños y adolescentes, fuera de la Constitución.

Vacunación - ejemplo mundial

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Un par de días atrás acompañe a mi esposa a vacunarse en la Arena de Puerto Montt, lugar que debe estar entre los mayores vacunatorios del país. Quedé impresionado con la eficacia del proceso de inoculación: enfermeras, estudiantes de enfermería, ayudantes, guardias, etc., todos trabajando como un eficiente colectivo. Y el público asistente sumamente organizado y cooperador, como suele ser la costumbre de los chilenos y chilenas cuando deben enfrentar situaciones complicadas, que afectan la salud y seguridad públicas.

No es de extrañar entonces que Chile ocupe actualmente el quinto lugar del mundo en el porcentaje de la población que ya ha sido vacunada, con un 22,3% del total, inmediatamente detrás de Estados Unidos (según la Organización Mundial de la Salud). Pero más importante que lo anterior es el ritmo al que se está inoculando a las personas, donde ocupamos el segundo lugar después de Israel, que ya vacunó al 100% de la población elegible; estamos muy por encima de Estados Unidos y el Reino Unido, quienes nos siguen en este ranking de la OMS.

Todo lo cual permite pensar que de continuar con este ritmo de inoculación podremos lograr la meta de vacunar al 80% de la población con ambas dosis para mediados del presente año, lo cual nos permitiría conseguir una inmunidad casi total y reducir el número de contagios a partir de esa fecha. Si bien ahora hemos experimentando un alza de casos positivos, la vacuna china y otras deberían comenzar a surtir efecto dentro de las próximas semanas; pero aquello no implica que debemos relajarnos. Por el contrario, es necesario continuar con las medidas de precaución recomendadas hasta el cansancio por las autoridades sanitarias. Estamos dando un notable ejemplo de eficacia en el ámbito de la salud pública, no queremos echar todo a perder al dejar de tener una actitud cuidadosa hacia nosotros, y los demás.

Es probable que para Chile comience una cierta normalidad, anhelada normalidad, a partir del segundo semestre de 2021. Sin embargo, somos un país altamente globalizado y dependiente del entorno internacional.

Va a ser difícil sustraerse de los acontecimientos allende de las fronteras físicas, principalmente de lo que ocurra en América. Sin embargo, es de justicia destacar una vez más el inmenso esfuerzo hecho por el sistema de salubridad pública, que ha sido posible gracias a la experiencia acumulada del país desde hace más de medio siglo. Cada año se realizan vacunaciones masivas a lo largo y ancho de Chile, por ejemplo, contra la influenza entre niños y adultos mayores, con una implementación muy rápida y eficiente a través de la salud primaria, mayoritariamente en el sector municipal.

De esta manera, se ha podido abordar la vacunación estratégica contra el coronavirus con el apoyo invaluable de nuestra "primera línea de salud", orgullo nacional.