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Política y reencuentro

El desafío del país este año es sanitario, económico, pero, por sobre todo, de discusión política, de respeto para construir una casa que represente a las mayorías. Hasta ahora, hemos apreciado una conversación más concentrada en remarcar las diferencias, lo que bien pudiera ser el efecto de la brecha causada por el estallido y una severa intoxicación ideológica.
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El año 2021 quiere o pretende ser definido por el gobierno como el año de la reactivación económica, un discurso que apunta a mejorar el ánimo, después de los evidentes perjuicios ocasionados por la pandemia en 2020 y cuyos efectos aún estamos lejos de calibrar: pérdida de empleos, de empresas, transformación de las actividades, avance del teletrabajo, entre tantos otros.

No obstante, es claro que este ejercicio será mucho más marcado por lo político y eleccionario, lo que bien manejado puede ser una puerta para iniciar una puerta de encuentro entre los chilenos, en especial con el debate referido a la nueva Constitución. Es una oportunidad en un momento que debemos reconocer como complejo, porque la discusión actual es el fruto del desgaste, incomodidad y quiebre de gran parte de la sociedad para con la forma en que se ha relacionado. Sin la crisis social, no se habría acelerado la discusión constituyente, eso es un hecho.

Lamentablemente, hasta ahora, hemos apreciado una conversación más concentrada en remarcar las diferencias, que en enfatizar los puntos comunes, lo que bien pudiera ser el efecto de la brecha causada por el estallido y cierta excesiva, además de pobre, por lo simplista y reduccionista, intoxicación ideológica, entre los distintos grupos.

Ciertamente la figura presidencial ha concentrado el grueso de las críticas y ha dividido aguas, con una enorme incapacidad en el desafío de proponer a los chilenos que solo el camino del entendimiento implicará resguardar la paz social y la democracia como forma de organización.

Por ello, más que hablar del año de recuperaciones económicas, que siendo muy importante, es mejor enfocarnos en convencer a la ciudadanía de la urgencia y absoluta necesidad de comenzar a encontrarnos, conocernos e iniciar un diálogo que será difícil, pero es indispensable para el futuro.

Es cierto, tampoco debemos ser ingenuos al punto de caer en certezas equivocadas. Todo ese objetivo será complejísimo de resolver, sin reconocer las desconfianzas existentes, las promesas rotas, las expectativas insatisfechas y la carencia de sueños comunes.

El encuentro que abrirá la discusión constituyente es un espacio que será muy interesante para Chile, en un año de reactivación, pero por sobre todo -así lo esperamos- de un inicio de reencuentro.

Forma y fondo

"A veces el otro no entiende... No es tonto. No es malo. No es indiferente. Es otro; simplemente, es otro". Raúl Caamaño Matamala, Profesor Universidad Católica de Temuco
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Toda unidad de significado tiene, por lo pronto, dos caras; es una entidad de dos componentes, forma y fondo, para unos, expresión y contenido, o significante y significado, para otros.

Todo significa, todo tiene una forma, todo tiene un significado, todo. Lo que ustedes imaginen, lo que ustedes piensen, hacia donde dirijan su atención. Hasta aquí todo bien, al parecer. Y de estas dos partes, una no existe sin la otra. La forma es nada, nada, sin el fondo, sin el significado. Y de otro lado, el significado, la idea o el concepto es nada sin la expresión, sin la forma. Son interdependientes, se reclaman uno y otro, se necesitan. Es el único modo de que tengan vida, de que existan.

Ya señalé que todo es una unidad de significado, todo es un signo, todo. Un billete, cualquier billete, es un signo; una medalla es un signo; un baile, una canción, un poema, una foto, una vestimenta, un croquis, un plato de comida, un texto, una palabra, una oración, un sonido,… todo.

Una persona, en sí, es un todo, es un signo; una comunidad de personas también lo es, un pueblo, una región, un país. Hay signos y signos, insisto, todo es un signo.

Vamos al quid del asunto. La forma es la parte material, concreta de todo signo, todos la podemos percibir por medio de los sentidos, la podemos registrar, medir, imitar, mensurar, reproducir. Y respecto del fondo, del significado, esto es otro cantar, el fondo, por ser inmaterial, es incontable, es abstracto, no es posible contenerlo. Es una imagen mental, está depositada en nuestra mente, en la de todos, en la de cualquiera. He aquí el intríngulis.

El fondo, el significado está depositado en la mente de cada uno de nosotros, pero de un modo parcialmente diferente. El significado es de una realidad distinta de la forma. El significado es inasible físicamente, porque no tiene cuerpo. Es una realidad imaginada, es una imagen. Y así como efectivamente se construye en nuestras mentes, se deposita en cada una de modo parcialmente distinto, según sean nuestras experiencias de vida. Todo depende de nuestras experiencias, de nuestras vivencias. Señalado de un modo práctico, nuestras vivencias son intransferibles.

Todos podemos expresar nuestras ideas, y podemos tener apreciación sustancial de lo que expresamos, y de cómo lo expresamos, pero no tenemos ningún control sobre quien es receptor de nuestro mensaje. Es posible que lo recepcione, lo escuche, lo vea. Podemos saber que sí lo recepcionó, pero no sabemos con exactitud cómo lo interpreta, si es o no de un modo más o menos parecido al significado original. Esto es debido a que quien habla es uno y quien escucha es otro; las experiencias de sus vidas son distintas.

¿Qué nos pasa, qué nos sucede en la realidad?

"¡No te enojes! A veces el otro no entiende. Lo explicaste mil veces, pero no lo ve. No es tonto. No es malo. No es indiferente. Es otro; simplemente, es otro".

Carbononeutralidad, desafío posible

"Tenemos la gran oportunidad de repensar la matriz productiva, y Chile tiene las decisiones, las capacidades". Margarita Ducci, Directora Ejecutiva Pacto Global Chile, ONU
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La gran crisis ambiental que atraviesa el planeta tiene nombre y apellido: Cambio Climático. Este tiene como origen la emisión descontrolada de CO2 por la actividad productiva del ser humano, lo que está generando graves consecuencias, como el deshielo, aumento del nivel del mar, condiciones meteorológicas extremas, escasez hídrica en algunos lugares, y en otros, intensidad y frecuencia de las precipitaciones; todos fenómenos que amenazan la vida en nuestro planeta y que ya están afectando a las personas más vulnerables.

Lamentablemente, y pese a que Chile es un país bajo en emisiones, representando solo un 0,3% a nivel planetario, es altamente vulnerable al cambio climático. Es por ello, que lograr la carbono neutralidad es de suma relevancia para nuestro país, tanto para mitigar sus consecuencias, como para así motivar a otros países a seguir el mismo camino, en línea con el liderazgo que Chile ha alcanzado, desde que asumiera la presidencia de la COP25.

Sin duda, nuestro país ha venido estableciendo objetivos claros con un fuerte enfoque multisectorial. Entre estos avances destacan, la presentación de la actualización de sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), compromiso central para cumplir con las metas del Acuerdo de Paris, donde se detallan sus objetivos de reducción de Gases de Efecto Invernadero, planes de acción de mitigación y adaptación y el Proyecto de Ley Marco de Cambio Climático, que busca el establecimiento de principios, sistema de gobernanza, instrumentos de gestión y mecanismos de financiamiento que permitan transitar hacia un desarrollo bajo en emisiones de gases de efecto invernadero, reducir la vulnerabilidad, aumentar la resiliencia y garantizar el cumplimiento de los compromisos internacionales asumidos por Chile, en los que necesita contar con un fuerte apoyo de todos los sectores: empresas, organizaciones de la sociedad civil y la ciudadanía.

Los reconocimientos que ha logrado Chile, en este ámbito, lo han catapultado como nación líder a nivel global. Según la Universidad de Cambridge, nuestro país se posicionó en el puesto 28 de los 193 países incluidos en el ranking de Desarrollo Sostenible obteniendo el primer lugar en Latinoamérica. Por otro lado, según un informe de las universidades de Yale y Columbia nuestro país fue clasificado con el mejor índice de desempeño ambiental en la región. Con tofo, debemos acelerar las inversiones en desarrollo de fuentes de energía renovables, cambio a combustibles más limpios, eficiencia de los procesos de combustión, elevar la forestación y modificar las tendencias de consumo a través de la educación ambiental.

Es urgente aumentar la superficie cultivable para la agricultura tecnificada, y educar en el uso del agua, aparejada de una eficiente gestión. Fórmulas que el país está implementando, en conjunto con el mundo privado.

Hoy Chile se encuentra en un proceso histórico en lo político, económico y social, ya que ha declarado que es posible reducir las emisiones de CO2 y al mismo tiempo promover el crecimiento integral. Tenemos la gran oportunidad de repensar la matriz productiva, y Chile tiene las decisiones, las capacidades y los elementos necesarios en el territorio, para lograrlo, pero depende de cuan comprometidos estemos todos.