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Razones para ser optimistas

La vacunación masiva contra el covid avanza de manera ordenada, con gran participación ciudadana y sin mayores dificultades en la región y el país. La imagen de una mujer de 86 años bailando tras ser vacunada en Antofagasta habla bien del ánimo que existe. La vacuna es también una inyección de esperanza para muchos.
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La campaña de vacunación contra el covid inició su segunda semana con decenas de miles de personas convocadas a los centros de inoculación para recibir la primera de sus dos dosis.

Se trata, se ha dicho, de un proceso histórico por su alcance y relevancia, pues significa el primer paso para dejar atrás la pandemia que por más de un año nos ha mantenido bajo amenaza.

Y así lo ha comprendido la comunidad local, que con mucho entusiasmo ha acudido a una veintena de centros de vacunación habilitados en la región para recibir su primera dosis, en un proceso que hasta aquí, ha resultado expedito y sin mayores complicaciones, pese a las dificultades que implica.

La imagen de una mujer de 86 años bailando en un centro de vacunación de Antofagasta tras recibir su protección habla bien del ánimo que existe.

La vacuna ha sido también una inyección de esperanza luego de meses de temor, encierros y muchas privaciones.

La meta en la región es completar esta semana la vacunación de las personas mayores de 70 años, además del personal de la salud, ELEAM, Sename y otros.

Ayer pudieron inmunizarse adultos mayores entre 81 y 84 años, hoy será el turno de los adultos mayores entre 78 y 80 años, el miércoles le corresponderá a los adultos mayores entre 75 y 77 años, el jueves podrán ir adultos mayores entre 73 y 74 años, mientras que el viernes será el turno de personas entre 71 y 72 años.

Desde el 15 de febrero comenzará la segunda etapa de vacunación masiva, que tendrá como eje a los enfermos crónicos menores de 65 años.

En total, unas 400 mil personas deben ser vacunadas en la región y unos 15 millones en el país, en un proceso debería extenderse hasta el segundo semestre de este año y que irá aumentando en complejidad, al incluir progresivamente grupos cada vez más mayoritarios de la población.

La campaña está en curso, hay ánimo y compromiso en gran parte de la población y las autoridades de salud y los municipios se han coordinado bien.

Hay buenas razones entonces para ser optimistas respecto a lo que viene.

Preparados para la vacuna

"¿Por qué vacunarse? La realidad es que hacerlo es clave para protegernos a nosotros mismos y a quienes nos rodean que no se pueden vacunar". Verónica Zavala Solar, Docente Enfermería Universidad Andrés Bello
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Desde la aparición de la pandemia ha avanzado el tiempo y, con él, el conocimiento del virus, al punto que en la realidad nacional ya tenemos a los primeros adultos mayores y profesionales de la salud vacunados. Sin embargo, los expertos de la Organización Mundial de la Salud y el Ministerio de Salud son claros en señalar los cuidados que deben mantenerse.

El virus, SAR- COV - 2, necesita de un huésped (ser humano) para movilizarse. Para pasar de un huésped a otro, usa la vía respiratoria, por eso la importancia del uso de la mascarilla, que cubra boca y nariz. Es recomendable no usarla más de tres horas seguidas, porque pierde su función.

Al saludar de mano, traspasamos el virus, por eso se debe realizar el lavado de manos con agua y jabón, por un mínimo de 30 segundos. Estas precauciones, independientes de si nos vacunamos o no, debemos mantenerlas.

La vacuna nos da protección contra una enfermedad antes que se tome contacto con esta. El sistema inmune crea anticuerpos, guarda la información y cuando toma contacto con el microorganismo, el sistema inmune le imposibilita el ingreso de material genético al interior de las células.

Las excepciones para vacunarse son sufrir de una enfermedad o tratamiento crónico que afecte el sistema inmunitario, ser alérgicos a alguna vacuna, estar embarazada y ser menor de 16 años.

Es importante considerar que las vacunas han pasado varias pruebas o fases. Y cada país establece su propio sistema de seguridad, aquí en Chile el ISP. El efecto que se persigue, se manifiesta después de los 15 días de administrada la segunda dosis, recién aquí tenemos inmunidad.

Ya en la fila para recibir la dosis debemos considerar la aparición de posibles efectos secundarios de los cuales hay que estar informados y que son comunes a todas las vacunas. Esto es, dolor, inflamación en el sitio de punción y a nivel general: cefalea, dolor articular, escalofríos, fiebre y fatiga.

Esto ocurre porque cuando una amenaza ingresa al organismo, se activa el sistema y se presentan estos efectos (o ninguno), que deben desaparecer en unos pocos días.

Las reacciones alérgicas se presentan en menos del 1%, desde eritema hasta shock anafiláctico, en las primeras horas, después de la inoculación, por eso es importante tener 15-20 minutos de observación posterior a la vacuna.

¿Por qué vacunarse? La realidad es que hacerlo es clave para protegernos a nosotros mismos y a quienes nos rodean que no se pueden vacunar (recién nacidos, personas con inmunidad baja, menores de edad).

No hay que olvidar que la pandemia ya ha causado más de dos millones de muertes. Hay muchas personas en cuidados intensivos, probablemente no vuelvan a ver a su familia. Consideremos el bien de los demás por sobre el unitario.

Detrás de la pantalla

"A veces nos mantenemos hiperconectados, dejando de lado nuestro espacio inmediato, nuestro mundo real, nuestra propia vida". Daniela Rocha Renom, Psicóloga y Coordinadora salud mental - Sesaes de UTEM
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Ahora, más que nunca, la tecnología ha sido una excelente aliada. De alguna u otra manera, se ha convertido en la extensión de nosotros: de nuestra voz, de nuestros pasos, y más lejos aún, de nuestro estudio y nuestro trabajo.

La tecnología lo ha permitido casi todo, desde llamadas, hasta sobremesas, en una pandemia en la cual se ha acotado nuestro campo de acción. Nos ha permitido vincularnos y compartir, en este contexto en el que de distancia estamos sólo a un clic. En lo virtual, claro, porque viajamos a través de series, compramos mediante delivery, trabajamos por videollamada y socializamos por chat, pero ¿dónde ha quedado nuestra vida real?

Independientemente de los evidentes beneficios que la tecnología entrega, es fundamental fomentar, además, actividades alejadas de lo virtual, pues, a veces, entre los eventos reales y la vivencia de éstos, se interpone una pantalla, como un muro que dificulta la verdadera absorción de la experiencia. Un ejemplo de esto es cuando grabamos una situación, y por estar pendientes de enfocar bien la imagen para subirla a redes sociales, nos perdemos la visión directa y real del evento, y mientras tanto, detrás de la pantalla pasa y se nos pasa la vida, la verdadera vida, digo, ésa que se siente.

Y es que, claramente, a veces nos mantenemos hiperconectados, dejando de lado nuestro espacio inmediato, nuestro mundo real, nuestra propia vida, de hecho, y agotamos (y a veces engañamos a) nuestra mente, con exceso de pantallas, de información, de falsas noticias, de fotos, de series, de ficción, desarrollando un desgaste mental que nos lleva, en algún punto, a necesitar el "mutismo digital", si así se le puede llamar a la calma propia de desconectarnos por un tiempo, de sacarle el lamentable "modo avión" a nuestra vida real.

Espero, de verdad, que seamos más capaces no sólo de enfocar la cámara del celular, sino también, de enfocar la atención en nosotros mismos, en sentirnos, en vivir de verdad, y en esa misma línea, de palpar la realidad, porque la vida pasa, y se nos va.

Claro está, que por muchos beneficios que tenga, hay algo que la tecnología no ha permitido: sustituir la realidad, esa realidad imposible de digitalizar. Y ¡menos mal!

Pero aprovechémosla, que de seguro la extrañaremos si no está.