Sin ingresos: asesoras del hogar relatan su lucha por sobrevivir en cuarentena
PROBLEMA. Cinco mujeres explicaron las dificultades que la medida restrictiva ha significado en sus vidas. La mayoría tuvo que reinventarse en otro rubro, y quienes no, viven el día a día.
Margarita Araos Martínez, es una mujer de 63 años, oriunda de Bolivia, que hace tres años tomó la decisión de venir al norte siguiendo a una de sus hijas.
Durante el primer año se dedicó a cuidar de sus tres nietas, además de ayudar en las labores de la casa, mientras su hija y su yerno trabajaban. Sin embargo, poco después, su hija quedaría sin trabajo, teniendo ella que volver a retomar sus labores.
Martínez trabajó por más de 20 años, en Bolivia, como asesora del hogar, oficio que pensó no tendría que volver a desempeñar llegando a Chile. Pese a eso, las cosas marchaban bien entonces, encontró un buen trabajo donde incluso la mantenían con contrato. Sin embargo, la llegada de la pandemia cambió el escenario, ya que tras diversas molestias físicas y finalmente un diagnóstico positivo (tenía covid), su contrato no fue renovado.
Desde entonces, y producto de las diversas cuarentenas se le hizo casi imposible conseguir un trabajo estable. Recién hace unas semanas logró una vacante en una panadería / cocinería. Antes de eso, fueron las ollas comunes del macro campamento Los Arenales, su fuente de alimento, tanto durante como después del covid.
"Estoy agradecida con toda la gente chilena, peruana y colombiana, que durante estos meses se organizaron con ollas comunes para poder comer. Gracias a Dios nunca nos faltó la comida. Somos ocho personas acá, y el covid en ese momento nos agarró a todos, pero gracias a Dios ahora estamos mejor. Hemos recibido manos solidarias", dijo.
Apuesta
Una experiencia similar relató la también boliviana, de 32 años, Jessica Cuellar, al manifestar que tras la muerte de su madre, y junto a su pareja, tomaron la decisión hace tres años de venir a Chile. Querían juntar dinero y así, con capital, devolverse para poner un negocio. Pero el plan de vino abajo.
"Llevo seis meses sin trabajar en lo mío. He tenido que salir a vender colaciones a la calle y con eso he logrado mantenerme. Están difícil, todo lo que lograremos reunir se va pagando cuentas, en vivir aquí... si la situación no mejora, deberemos probar suerte en otro lado", precisó.
Norma Romero, colombiana de 46 años, relató que fue recién hace dos meses que se quedó sin empleo. Desde entonces ha estado realizando diversas labores de cocina y peinados (realiza trenzas colombianas), para conseguir ingresos mientras regulariza sus papeles y valida su título de técnico en enfermería.
Vive sola, arrienda una habitación en calle Rendic, y cada vez su situación se vuelve más compleja.
"A veces me dan ganas de devolverme a Colombia, pero allá la situación está incluso más difícil que en Chile, acá como sea hay más oportunidades de empleo, pero lamentablemente estamos ahora con cuarentena y eso complica todo. Antes de cuarentena salía a vender limonada, pero ahora ni eso puedo hacer", manifestó la mujer.
Poco mejor se encuentra Janeth Milena, quien llegó a Chile hace poco más de un año y medio. Vino acompañada de su hijo (22), quien ahora es el que mantiene la casa. Al menos en lo que ella se demora en conseguir un empleo.
"Me ha tocado difícil, porque yo trabajo por días (asesora del hogar) y cuando estamos en cuarentenas, nadie me llama. Yo voy a cumplir dos años en Antofagasta, cuando llegué estaba la protesta social, pero así uno trabajaba, pero cuando llegó la pandemia uff, me quedé sin trabajar. Afortunadamente a mi hijo le ha ido mejor", sostuvo.
Acotó que por momentos le dan ganas de devolverse, de estar con sus otros hijos, pero la realidad es que no se puede. "Ellos están desempleados, no hay trabajo; yo era quien los ayudaba cuando tenía mi sueldo acá. Dan ganas de volver, de estar todos juntos, pero no hay a qué volver...", dijo.
Janeth, Milena,, asesora
del hogar.
"Me ha tocado difícil, porque trabajo por día, y cuando estamos en cuarentena nadie me llama. Es realmente difícil".
Norma, Romero,, asesora
del hogar.
"A veces me dan ganas de devolverme, pero las cosas en Colombia están pero que acá, allá no hay trabajo, nada".
Margarita Araos,, asesora, del hogar.
"Estoy agradecida de las personas que a través de las ollas comunes, nos tendieron una mano. No tuvimos hambre".
Patricia, Yupanqui,,, exasesora, del hogar.
"Gracias al 10% pude poner un negocio cuando la situación se puso fea por la pandemia. Es mi único ingreso".