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ANTOFAGASTINIDAD. Oscar Clavería, ministro de la Corte de Apelaciones de Antofagasta.

"Esta es una región muy trabajadora, que necesita un descanso de calidad"

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Nacido en Viña del Mar, el abogado Oscar Clavería llegó el año 1989 a Antofagasta, después de haber concursado y ganado el cargo de juez del Cuarto Juzgado de Letras de lo Civil y del Crimen. "Desde ese día estoy en Antofagasta junto a mi familia", dice Clavería, quien crió a sus cuatro hijos en la Perla del Norte.

Oscar Clavería se ha desempeñado en varias oportunidades como presidente de la Corte de Apelaciones de Antofagasta y algunos de sus fallos han sido relevantes a nivel nacional.

¿Qué espacio le gusta más de la región?

-La Costanera de Antofagasta, sobre todo después de las reparaciones y arreglos que se hicieron. Es un lugar que tiene aproximadamente cuatro kilómetros para poder caminar, trotar, andar en bicicleta etc. Es el esparcimiento ideal en la zona.

¿Qué le regalaría a la ciudad?

-Sin limitación de ningún tipo, una gran empresa con patrimonio mixto, dirigida por privados, de reciclaje integral de todo tipo de desechos, que incluso genere electricidad con un edificio autosustentable que tenga cero contaminación y carga de carbono.

¿Qué destacaría de los antofagastinos?

-Creo que hay que destacar que como ciudad se tiene una cosmovisión, ya que su población hoy está compuesta por diferentes culturas con la inmigración que ha vivido en los últimos años. Hoy vemos al antofagastino y a quien se ha quedado en esta ciudad como personas que buscan espacios de entretención y esparcimiento, con calidad de vida, porque es una región muy trabajadora, por lo tanto también debe existir un descanso de calidad.

¿Cuáles son las grandes pasiones en su vida?

-La lectura, la música, los coloquios y estar agrupado en familia. Lo que he logrado en Antofagasta porque hoy todo es cercano.

¿Cuál fue la mayor enseñanza de tus padres?

-La honradez y el coraje o valentía para enfrentar las prácticas viciosas o corruptelas. La sensibilidad social y compartir con la familia permanentemente.

¿Cuál es el mejor recuerdo que tiene de su niñez?

-Mis abuelos maternos son un recuerdo muy importante de mi niñez, por ser incondicionales en todo lo que hacía, incluso en las maldades. Salir al sitio trasero de mi casa (hoy todo urbanizado) que era un campo donde se jugaba a la pelota, a la escondida, se llegaba hasta la línea del tren con los volantines. Recuerdo a mi padre cansado dormitando en el campo y nosotros usándolo de banco mientras elevábamos volantines con cola apaciblemente.

¿Qué es lo mejor y lo peor de ser ministro de una Corte de Apelaciones?

-Lo mejor es la diversidad de los conflictos que se presentan y el estudio pormenorizado que se debe hacer de ellos para resolverlos lo más cercano a la justicia o equidad para la comunidad. Lo peor es la ignominia y la exposición a la opinión pública por casos aislados que necesitan una explicación y que hoy la legislación nacional lo impide, ya que en estos casos es necesario poder explicar a la comunidad por qué se llega a esas decisiones y la forma cómo se adoptó la decisión. Es decir tener un espacio para poder persuadir a la opinión pública de que fue lo justo en el momento.

¿Qué grandes cambios ha tenido el Poder Judicial desde que usted ingresó a él?

-El avance computacional por sobre la media de los organismos públicos sin duda. Las nuevas edificaciones también, incluso algunas con detalles, que requieren más construcción, que se lograron después de muchísimos años y por supuesto la creación del Juzgado de Mejillones, que da una cercanía necesaria para toda esa población. En general el incremento sustancial de jueces y juezas en las distintas especialidades.