¿Se puede ser feliz?
Hace unos días participé de un importante anuncio hecho por el Presidente de la República Sebastián Piñera en La Moneda. La firma y presentación a trámite del proyecto de ley que crea la Defensoría para las víctimas de Delitos, que será enviado en los próximos días al Congreso Nacional para iniciar su discusión y que es sin duda un gran avance.
Este proyecto viene a hacer justicia con las víctimas de la delincuencia que hasta ahora no contaban con una defensa gratuita otorgada por parte del Estado para defender sus derechos en tribunales. La iniciativa legal, busca crear una nueva institucionalidad para el fortalecimiento del derecho de acceso a la justicia de las personas, mediante la implementación de diferentes líneas de acción con el objetivo de establecer un servicio eficiente, cercano e integral para las personas. Actualmente, Chile cuenta con un servicio de defensa penal gratuito para aquel imputado que no tenga recursos económicos, resguardando de esta forma los derechos de quienes son investigados por la comisión de algún delitos, cuestión que a todas luces se debía corregir ocupando también al Estado, y con mayor razón, de la defensa de quien ha sido víctimas de los delincuentes.
Nuestra Constitución establece como una garantía el acceso universal y oportuno a la justicia de todos los ciudadanos, la presente iniciativa de ley garantiza el equilibrio en el proceso judicial entre quien comete el delito y la víctima, actualmente el ofendido por el delito no es un sujeto con los mismos derechos que el imputado, sin perjuicio de ello, igualmente tiene derecho a solicitar medidas de protección, presentar querella en su caso, ejercer acciones civiles, entre otros, pero, con una defensa privada - pagada.
El proyecto creará el Servicio Nacional de Acceso a la Justicia y la Defensoría de las víctimas de delitos, el que entregará asesoría jurídica, asistencia psicológica y social financiada completamente por el Estado a todo aquel que no cuente con recursos económicos, prestando mayor atención a los delitos contra la integridad física y especial preocupación sobre aquellos grupos más vulnerables, en el mismo sentido, se tratará de un servicio integral ya que se unificarán en un solo Servicio otras áreas del acceso a la justicia gratuita ya existentes.
En definitiva, la creación de esta Defensoría con foco en la promoción y defensa de los derechos de las víctimas de delitos, considera la representación jurídica y la atención psicológica y social, a personas naturales que carezcan de defensa en su rol de víctimas en materia penal, estableciendo la universalidad plena en términos de acceso, con especial foco en víctimas de delitos contra la vida e integridad física o psíquica, la libertad y/o integridad sexual, y la libertad ambulatoria, una buena decisión y gran avance.
Si hay algo que toda persona anhela es ser feliz. Es una impronta de la naturaleza humana, independiente de la adscripción filosófica o religiosa que se tenga, en lo que cada uno crea. Incluso quien ignore o niegue un destino trascendente, más allá de la vida, una felicidad superlativa y definitiva, todos quieren ser felices. Cuando se les pregunta a los padres qué es lo que quieren para sus hijos la respuesta es invariable y única, que sean felices.
Para la psicología positiva la felicidad es el objeto de estudio más importante, porque se enfoca en el funcionamiento humano óptimo a partir del bienestar del ser humano y que colabora en identificar y promover los factores que permiten a las personas y a las comunidades vivir plenamente a partir de tres pilares básicos: las emociones positivas (felicidad, satisfacción, bienestar), los rasgos positivos (carácter, talento, intereses y valores) y las instituciones positivas (familias, centros educativos, organizaciones, comunidades, sociedades), (Seligman, 2002).
La felicidad no se alcanza por generación espontánea, como algo dado, sujeto al destino. La evidencia científica, recogida por la psicología positiva, presenta tres áreas que predicen la felicidad de las personas. Los genes, las circunstancias y la actividad deliberada. La composición genética marca la línea base o valor de referencia de la felicidad, y predice hasta un 50%. El restante 50% no está determinado al nacer. Las circunstancias vitales (estado civil, nivel socioeconómico, las experiencias de todo orden) determinan nada más que un 10%.
Finalmente queda el 40% más importante, nuestros actos deliberados, lo que decidimos hacer con nuestra vida. Es enormemente reconfortante pensar que nuestra felicidad depende de nosotros mismos en gran medida y también saber que existen numerosas actividades que podemos llevar a cabo para incrementarla (Lyubomirsky, 2008)
¿ Y cómo incrementar la felicidad ?. Entre otras prácticas se pueden considerar la gratitud, esa admiración y aprecio por la vida, la belleza y la excelencia, por las personas que más queremos y los bienes recibidos; el optimismo, abordando el mundo y los acontecimientos desde una perspectiva positiva y generosa; el orden y la serenidad, evitando darle vueltas a las cosas de forma innecesaria, pasiva y excesiva; la amabilidad y la capacidad de perdón en las relaciones familiares y sociales, dedicando tiempo a comunicarse, entender a los que nos rodean, manifestar apoyo y lealtad hacia los demás; saborear las alegrías de la vida, disfrutando con los familiares y amigos, festejando las buenas noticias; el compromiso y la pasión con los objetivos y los desafíos personales; el atender el propio cuerpo, la salud, la actividad física, la alimentación.
La felicidad requiere de trabajo y esfuerzo como cualquier cosa que queramos conseguir en la vida.