Segundo retiro de las AFP
El jueves comienza un proceso que tendrá un impacto tremendo en gran parte de los cotizantes del país y en las arcas fiscales de los próximos años. Una cosa destacable es la seriedad de la población: el primer retiro de recursos fue usado fundamentalmente para pagar deudas y comprar alimentos, según dieron cuenta varios análisis.
Entre el jueves y el viernes quedó resuelto el segundo retiro de hasta un 10% de los fondos de AFP, una medida impensada hasta hace algunos meses, pero poco sorprendente en un 2020 que aún no termina.
La ecuación es difícil. La población tiene objetivamente un problema ahora: el desempleo está alto (en realidad afecta a un cuarto de la fuerza laboral regional y del país) y las ayudas del gobierno no han alcanzado. Los apoyos financieros como postergación de créditos ya fueron cumplidos, por lo que en general, la situación financiera de las personas es precaria, pese a que la economía repunta.
Es por esto que la mayoría de los chilenos apoyaba esta acción impulsada desde el gobierno y el Congreso (de allí la existencia de dos proyectos), en el que solo destacaba el primero por ser menos malo.
No nos engañemos: que los chilenos sacrifiquen parte de su jubilación (en el contexto de un país que vive más, pero exige más requerimientos) no es bueno, ni para las personas ni para un Estado que requerirá muchos recursos en distintos planos.
Apenas se pudo salvar que las personas de más ingresos paguen el impuesto respectivo (porque los dineros ahorrados no estuvieron afectos a tributos) y poco se debatió respecto de quiénes realmente lo necesitaban. La situación económica -como dijimos antes, muy compleja- es mejor que hace algunos meses, particularmente cuando ocurrió el primer retiro.
Hasta mediados de año, unos 40 millones de empleos se habían destruido a nivel global entre marzo y julio a causa de la crisis del coronavirus y Chile fue el tercer país más afectado en términos de porcentaje de empleo perdido (21% entre marzo y julio). Pero a partir de entonces se han recuperado 300 mil puestos.
Son los datos, no el populismo que campea en el Congreso ante un gobierno que ya poco puede hacer.
Es inevitable insistir que gran parte del problema es la legitimidad que el sistema tiene, un fenómeno que es extensible a casi todas las instituciones de la sociedad, un asunto fundamental para los próximos años.