¿Clúster minero o clúster industrial?
Consejero Programa Clúster-Corfo
Cuando Michael Porter acuñó a comienzo de la década del noventa el concepto de clúster, jamás se imaginó que en una región lejana en el norte de Chile estaríamos 30 años enredados tratando de darle forma a su definición e intentando explicarle al país y sus gobernantes el porqué de su relevancia. Quizás Michael nunca anticipó un país tan centralizado como el nuestro, con gobernantes que viven todos en Santiago y que cuando se les pregunta por "el clúster", o nunca han escuchado la palabra o ni siquiera les interesa pronunciarla correctamente.
Según la teoría de la ventaja competitiva de Porter, se define un clúster o complejo productivo como el conjunto de empresas en torno a una actividad base de desarrollo y concentrada geográficamente. En nuestro caso esa "actividad base" es la industria minera, y el "conjunto de empresas" son principalmente los proveedores mineros regionales.
Por lo tanto, ¿en qué momento nos perdimos con el apellido del Clúster? No debe ser un "Clúster minero" nuestro norte, debe ser un "Clúster industrial".
Nuestra falla fundamental ha sido no diferenciar conceptualmente "industria minera" de una "industria regional de tecnologías y equipos mineros". Nuestro país hace ya muchos años que se hizo cargo exitosamente de implementar políticas públicas que promovieron y desarrollaron la Industria Minera en Chile. En mi opinión lo que corresponde ahora es focalizarnos en políticas públicas y privadas que potencien específicamente el desarrollo de empresas proveedoras regionales con un alto grado de especialización, innovación y competitividad. Empresas regionales con vocación de industrialización y globalización, porque la característica principal de un clúster exitoso debe ser su alto nivel de competitividad internacional.
Nuestra definición de clúster debe apuntar a la "minería infinita", es decir, que más allá del ciclo de vida de los yacimientos mineros, nuestra región consolide una capacidad instalada Industrial y exportadora de tecnologías mineras que sea sustentable en el largo plazo, garantizando de esta forma nuestro desarrollo regional y pleno empleo local por muchas generaciones.
Propongo como políticas corporativas privadas concretas, que las compañías mineras superen su conservadurismo histórico e implementen programas permanentes de prueba de innovaciones y tecnologías de empresas regionales en sus operaciones en Chile, y con el compromiso formal que los casos exitosos sean incorporados en sus programas globales de supply (abastecimiento) y difundan en todas sus operaciones internacionales los productos y tecnologías de las empresas regionales chilenas con resultados exitosos, de la misma forma que ya lo hacen con sus proveedores extranjeros.
Propongo también como políticas públicas concretas, que el Estado otorgue incentivos tributarios a las compañías mineras que compren tecnologías y equipos mineros desarrollados y fabricados localmente por empresas regionales, y adicionalmente que el royalty minero sea administrado por el gobierno regional y con énfasis en infraestructura para la industria local.
Estoy convencido que este nuevo trato es posible, puesto que hoy más que nunca nuestros gobernantes y también las compañías mineras han entendido que licencia social para operar solo se logra generando valor compartido.
"Estoy convencido que este nuevo trato es posible, puesto que hoy más que nunca nuestros gobernantes y también las compañías mineras han entendido que licencia social para operar solo se logra generando valor compartido".
Manuel Medel Echeverría,