"A mis 81 años lo único que me queda en esta vida es hacer teatro"
A sus 81 años (los cumple hoy) el actor antofagastino Ángel Lattus se mantiene vigente pese a las limitaciones que le impone la pandemia por su avanzada edad.
El reconocido gestor cultural y referente de la expresión artística de la región, una vez más da muestra de su versatilidad profesional y pasión por el teatro en esta oportunidad como unos de los protagonistas del montaje "Silencio (esto no es teatro)", tercera obra de su Trilogía de Huída, del Centro de Investigación Teatro La Peste.
Para esta pieza teatral, que tuvo su estreno oficial vía zoom este fin de semana, Lattus se puso a disposición de las nuevas plataformas virtuales para continuar ejerciendo el oficio que ha marcado toda su vida.
¿Cómo ha vivido este periodo de pandemia?
-Como adulto mayor lo he vivido con la esperanza de no contagiarme y respetando todas las medidas sanitarias. No me quiero ir tan luego de este mundo. Me queda mucho que hacer todavía. A mi edad lo importante es cuidarse para seguir haciendo teatro que es lo único que me queda en esta vida.
Hoy lo tenemos en un nuevo proyecto teatral en medio de esta pandemia. ¿Cómo ha sido su proceso de adaptación al formato de escenario virtual?
-En la actuación los campos nuevos siempre son difíciles y hay que tomarlo con mucho respeto, dedicación y atención a todas las indicaciones de los expertos que saben del tema. En cuanto al ejercicio del oficio hay que continuar como siempre tratando de aplicar lo que uno sabe en materia de expresión teatral y adaptarlo a esta nueva modalidad. Ha sido difícil pero creo que he salido victorioso.
A propósito de este nuevo formato de teatro, ¿Cuál es su relación con la tecnología?
-Ahí hubo un escollo que tuve que saltar aprendiendo a manejar el computador para poder ingresar a la plataforma Zoom. La Paola (Lattus) me orientó con ese tema. Al principio fue bastante complicado adquirir cierta habilidad para manejar los aparatos y empezar a ensayar con mis compañeros.
Celebrar 81 años no es poco. ¿Qué metas o sueños le quedan por cumplir?
-Creo que me faltan muchas cosas por cumplir. En primer lugar, estar presente en el desarrollo de mis nietos y nietas que crezcan con felicidad y darles todas las posibilidades para que tengan acceso a la cultura y al arte, como corresponde.
Además aún estoy buscando una obra para poder dirigir en la cual pueda aplicar todos los conceptos que tengo de actuación y expresión teatral. Una vez que consiga la obra el siguiente paso es encontrar a los elementos del teatro que me sigan en la locura que estoy pensando.
Todavía no me siento viejo. Lo único es que cuando quiero saltar o pararme rápidamente del suelo me tienen que levantar con una grúa. Sé que no puedo hacer las cosas que hacía antes pero las hago con otro ritmo. En mi interior sigo siendo el cabro que siempre he sido. Lo que más me alegra de estos 81 años es recordar cuando vivía en María Elena y correteaba por la pampa.
¿Qué significa para usted haber formado una familia entera ligada al mundo del teatro?
-Dicen que la felicidad es difícil de alcanzarla, pero creo que a través del oficio que nos une a todos hemos logrado una familia armónica que vive con felicidad y en comunión. Con todos mis hijos tengo una relación hermosa de amor, de confianza, y sobre todo preocupación por mí y su mamá. Creo que el teatro ha sido la marca del encuentro mío con Teresa (Ramos) y haber formado la familia que tenemos. Eso es lo más importante.