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La decadencia en la política nacional

Resulta impresionante que tengamos una clase política casi exclusivamente enfocada en el pasado, en lo que fue, y sin ideas o propuestas, para el futuro. Es evidente que para una democracia más sana se requieren los partidos, pero estos hoy no parecen dispuestos a colaborar; tampoco proponen ideas, es decir, solo parecen interesados en sumar poder.
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La caída del ministro Víctor Pérez Varela es una señal más del paupérrimo estado en que se encuentra el gobierno, lo que puede resumirse en tres o cuatro cosas fundamentales: sin agenda, sin capacidad de contención y defensa, sin credibilidad, todo en medio de la pandemia más grande del último siglo y la crisis social y política más compleja desde el regreso a la democracia.

¿Fue sorprendente el resultado del ministro del Interior? No. Horas o días antes el destino parecía escrito y es el resumen del presente de un país dividido entre un ejecutivo presionado, con cada vez menos margen de maniobra, y una oposición diluida y más preocupada de hacer daño que aportar. Parece inconsciente del difícil momento que vive, no la coalición de gobierno, sino la estructura del poder en conjunto.

Sorprende mucho esa liviandad de observación, más propia de infantes que de liderazgos políticos. Si la oposición cree que gana algo, se equivoca rotundamente. Hay en este caos una ganancia utilitaria para grupos que no aceptarán nada de nadie, incluyendo a la centroizquierda formal que trata de apropiarse y empatizar con el malestar ciudadano, en condiciones que la madurez exigiría conducción del desborde y no la agudización del mismo.

Es la decadencia (pérdida progresiva de la fuerza, intensidad, importancia o perfección) de una clase política ramplona, mínima, movida por pequeñeces y empobrecida de ideas.

Otro ejemplo es el posible segundo retiro del 10% de los fondos de pensiones, algo definitivamente malo para las personas, que muy apremiadas por la incapacidad del gobierno para ofrecer una ayuda consistente, tienen pocas opciones, mientras la oposición parece más preocupada de dar un golpe a las AFP, que tener una genuina preocupación por el asunto.

Las consecuencias se pagan caro y el cúmulo de años deteriorando la democracia está aquí a la vista, con ejemplos palpables que solo anticipan que Chile seguirá viviendo días muy oscuros y peligrosos por mucho tiempo si es que no hay apuro por conseguir acuerdos y mirar los objetivos del futuro.

La cuestión femenina todavía pendiente

"Las mujeres trabajadoras, cual Sísifo, cargamos todavía sobre nuestros hombros un peso que muchas veces aplasta". Esther Croudo Bitrán, Cofundadora Alianza Antofagasta
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Chile será el primer país del mundo en crear una Constitución con paridad de género. Hermoso y desafiante, toda vez que la cuestión femenina sigue siendo tema en nuestro país. Ha costado asimilar que sin nosotras nada es posible: ni en el amor, ni en la política, ni en los negocios.

Y aunque "las mujeres pertenecemos a todos los lugares donde se toman decisiones" -tal como enfatizaba la recientemente fallecida jueza de la corte suprema estadounidense, Ruth Bader Ginsburg- seguimos estando ausentes de dichos espacios.

¿De no creer? Probablemente. Pero las estadísticas hablan por sí solas. Sólo un 20% de los puestos de las gerencias de primera línea son ocupados por mujeres según el "Reporte de Indicadores de Género de las Empresas en Chile" 2020, elaborado por el Ministerio de la Mujer. A nivel de cargos en directorios, la cifra se reduce a la mitad, el 10,6% de las posiciones son ocupadas por mujeres.

Probado está que la presencia de mujeres en espacios de liderazgo trae efectos positivos en los resultados de las organizaciones. El estudio "Woman Matter", 2017, de McKinsey & Company da cuenta que las empresas con mayor presencia de mujeres en puestos de alta responsabilidad tienen un 47% de mayor retorno del capital y un 55% de mayores resultados operacionales. Contribuyendo además a instalar políticas y promover una cultura de equidad de género en los lugares de trabajo.

En nuestro país mujeres preparadas hay, con propuestas y disposición también. La barrera no emana de nuestra pasividad o ausencia autoimpuesta. Es un tema estructural. Hoy cuando casi todas las barreras explícitas desaparecieron, aún queda lo que a menudo se denomina prejuicio inconsciente.

Prejuicios que no son otra cosa que representaciones culturales que tienden a confinar a las mujeres al espacio doméstico, a tareas de asistencia y a labores relacionadas con el cuidado, lo que dificulta su inserción en el mercado laboral y su ascenso a los espacios de toma de decisiones.

Así las cosas, una transformación social con perspectiva género se hace urgente. Y en ello las empresas pueden dar un ejemplo sustantivo, sumándola como una prioridad dentro de sus objetivos. Con políticas que promuevan la participación y la equidad e indicadores que puedan medir impacto tanto en la proporción de mujeres en las empresas, como en la brecha salarial. La NCh 3262 avanza en esa línea. Ya son 29 las compañías chilenas certificadas con un sistema de gestión de igualdad de género y conciliación.

Pero insisto, medidas que apunten a institucionalizar la participación de mujeres son necesarias, pero no suficientes. No sólo necesitamos más ministras, directoras, gerentes; necesitamos que la mujer en general sienta que puede compartir las obligaciones de los hijos, el hogar y la familia.

Las mujeres trabajadoras, cual Sísifo, cargamos todavía sobre nuestros hombros un peso que muchas veces aplasta.

Por ello es trascendental entender que el desafío sigue siendo cultural. Alcanzar la equidad de género, no es otra cosa que un llamado a desafiar estructuras que engendran asimetrías, como un asunto no sólo de las mujeres, sino de la sociedad en su conjunto.

ITL: actores regionales en suspenso

"Es un proyecto estratégico que los principales actores y comunidad regional esperan seguir siendo sus protagonistas". Marko Razmilic, Presidente de la Asociación de Industriales de Antofagasta
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Han pasado siete meses desde que la fase Request For Proposal (RFP) de la licitación internacional del Instituto de Tecnologías Limpias (ITL), impulsada por CORFO, entró a su etapa de evaluación, la cual se ha extendido en forma indefinida en el marco de pandemia que todos conocemos. Tras siete meses de suspenso, tenemos la convicción de que la propuesta liderada por la UCN, UA, AIA, Alta Ley, universidades nacionales y centros internacionales, permitirá hacer realidad con nuestras propias competencias el cambio que necesitamos para nuestra región, y pasar de una reactivación a una revolución tecnológica productiva que nos permita dar un salto estratégico en el desarrollo de nuestra región y país.

Hoy, en el proceso de normalización económica y social, y con un progresivo desconfinamiento de nuestras comunas, vale la pena recordar en qué consiste esta iniciativa, que significará un aporte basal de U$D192MM en 10 años, provenientes del acuerdo CORFO-SQM. Se trata de una licitación que busca instalar en la Región de Antofagasta un centro tecnológico que transformará a la zona norte del país en un referente mundial para el mercado de la exportación de hidrógeno verde hacia 2030, pudiendo abastecer a otros países en la senda del combate al cambio climático y la utilización de energías renovables. Esto conllevará que nuestra región sea el epicentro de un salto tecnológico que nos permitirá además desarrollar conocimiento aplicado en torno al litio, sales, energía solar y minería verde, impactando de forma irreversible en el desarrollo de nuestro capital humano calificado.

Ya en 2018, junto al intendente de la época y los rectores de la UA y la UCN firmamos un memorándum de compromiso para crear un consorcio regional, nacional e internacional para participar en la licitación del ITL y que este no sólo se instale en el territorio, sino que además sea ejecutado por su propia comunidad. Así nació la Asociación para el Desarrollo del Instituto de Tecnologías Limpias (ASDIT), que hoy compite por la adjudicación del centro, estando conformada por las 11 más importantes universidades del país la Asociación de Industriales de Antofagasta (AIA) y la Corporación Alta Ley, contando con el apoyo de empresas energéticas, mineras y de centros internacionales de investigación tales como el Commonwealth Scientific and Industrial Research Organization de Australia, y la Fundación Fraunhofer Chile Research, y otras 40 entidades asociadas de todo el mundo.

Este futuro centro del conocimiento, descentralizado y aplicado en el corazón del Desierto de Atacama, cuna de recursos fundamentales para la civilización moderna, es un proyecto estratégico que los principales actores y comunidad regional esperan seguir siendo sus protagonistas.