Exministro mexicano Salvador Cienfuegos es detenido por DEA
REVUELO. Extitular de Defensa en el Gobierno de Enrique Peña Nieto fue arrestado en EE.UU. y acusado por presunto narcotráfico y lavado de dinero.
Agencias
El general retirado Salvador Cienfuegos, exministro de Defensa en el Gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018), era considerado uno de los militares más reputados del Ejército y muy estimado entre las tropas, una carrera empañada por la tragedia de Ayotzinapa y, ahora, la detención el jueves en Estados Unidos a petición de la DEA.
La Fiscalía Federal del distrito este de Nueva York -ciudad a la que sería trasladado próximamente- lo acusó de narcotráfico y blanqueo de dinero. Tres de los cargos refieren a la producción, tráfico y distribución de estupefacientes, y un cuarto al blanqueo de capital. Se le acusa de conspirar para que, de 2015 a 2017, en Estados Unidos, se importara ilegalmente heroína, cocaína, metanfetamina y marihuana, y de proteger y ayudar al cartel mexicano H-2 a cambio de sobornos.
Cienfuegos (72) ingresó al Ejército en 1964 y estuvo más de cinco décadas en activo. A lo largo de su larga carrera fue comandante de varios batallones y regiones militares. En 2012, con la llegada de Enrique Peña Nieto al poder, Cienfuegos fue nombrado titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, la que ocupó hasta el fin del mandato, rodeado de popularidad y un aura de ser intachable. "Somos la institución que más resultados aporta al esfuerzo nacional en materia de seguridad. Y gracias a ustedes, hemos disminuido considerablemente las quejas de derechos humanos", dijo el 12 de noviembre de 2018 a cientos de efectivos, en su último evento público antes de dejar el cargo.
Era considerado uno de los militares más influyentes del Ejército, aunque sus seis años a la cabeza de la institución lo pusieron en el centro de varias polémicas. Una que quedará grabada es la tragedia de Ayotzinapa, de 2014.
Aunque según la primera versión oficial de los hechos, hoy defenestrada, el Ejército nunca tuvo participación en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, la sombra del delito siempre persiguió a esta institución. Primero, Cienfuegos mostró su predisposición a que los militares aparentemente involucrados dieran declaración. Pero en sus años en el cargo ni un militar fue imputado pese a reiteradas peticiones de familiares y los expertos independientes de la CIDH. En 2010, dijo que los soldados no tenían "por qué declarar" ante la CIDH.
Bajo su paraguas también se cometió la matanza de Tlatlaya: el 30 de junio de 2014, 22 personas fueron asesinadas por soldados en una bodega en ese municipio. Según el Gobierno, los fallecidos eran presuntos delincuentes muertos en un choque con militares. Pero un informe de la Comisión Nacional de DD.HH. determinó que los militares ejecutaron a 15 de los 22 muertos.