Inmigración venezolana
Ciertamente se debe regularizar el proceso migratorio, mucho más en tiempos de pandemia, pero sin dejar de colaborar con la tragedia que vive ese país. La situación de Venezuela es apremiante, no sólo por la pérdida de libertades; también por la falta de alimentos, comida y cuestiones básicas, efectos que se sienten en casi toda Sudamérica por los desplazamientos.
Durante los últimos días se han conocido distintos videos dando cuenta del arribo de inmigrantes venezolanos por pasos habilitados y también por la frontera que mantiene Chile con Bolivia, es decir, por cruces ilegales.
La situación es del todo dramática, pues revela la crisis que vive ese país después de años de destrucción liderada por el desaparecido Hugo Chávez Frías y ahora por Nicolás Maduro.
Ante el fenómeno, distintas organizaciones locales, desde el Colegio Médico hasta gremios profesionales, han instado a poner coto a esta situación, considerando lo que ya se ve en las calles de distintas ciudades: familias completas pidiendo limosnas y habitando a la intemperie en condiciones mínimas.
Entre el 2017 e inicios de este 2020, migraron a Argentina 82 mil venezolanos; a Brasil aproximadamente 50 mil; a Colombia 800 mil; a Chile más de 160 mil; a Guatemala 15.650; a México 65.784; a Panamá 65.415; a Paraguay 2.893; y a Perú 298.559.
El razonamiento expresado -de poner mayor cautela y restricciones- es atendible, pero debe tenerse mucho cuidado en no caer en actitudes xenófobas o carentes de humanidad ante esta catástrofe.
Estas historias son un caldo de cultivo sencillo para tejer falsedades como las que hoy se escuchan y leen especialmente en redes sociales. Cada una de las personas que ha salido de su país no lo ha hecho por puro gusto, sino porque vive una tragedia inmensa y Venezuela es un caso paradigmático.
Hace años que en Chile hay un debate respecto de la inmigración y el marco legal respectivo, como suele suceder en asuntos importantes, la conversación no ha sido abordada en profundidad o se ha convertido en otra plaza par la pugna entre gobierno y oposición, lo que ha ahondado las tensiones.
La pandemia de coronavirus y la crisis económica arrastrada indudablemente empeora las cosas, de modo que el asunto debe resolverse sin dejar de desentenderse del enorme problema humanitario que vive una nación hermana que en muchas ocasiones prestó auxilio a miles de compatriotas.