Microtráfico, consumo y clandestinos: lo que denuncian los residentes del centro
CIUDAD. Pese a la cuarentena, siguen desarrollándose fiestas clandestinas, venta de alcohol y drogas. Vecinos exigen mayor seguridad. El fin de semana Carabineros sorprendió cuatro prostíbulos en pleno funcionamiento.
Tiene 72 años, ha vivido en el centro, en calle Condell, por más de 20 años junto a su marido de la misma edad, quien pasa sus días mayormente acostado debido a dos accidentes cerebro vasculares.
La cuarentena y toque de queda, explicó la vecina, quien solo quiso ser reconocida por sus iniciales H. V. V, si bien disminuyó gran parte de las distintos riesgos y problemáticas de seguridad que tenía el sector, no ha logrado hacer que todas las personas cumplan con las normas, ya que sigue habiendo comercio clandestino de alcohol, además de fiestas y los consiguientes ruidos molestos, los cuales afectan sobre todo a su esposo convaleciente.
"Le doy pastillas para que pueda dormir y descansar durante la noche ya que todavía hay fiestas y bulla en el sector, no como antes que era mucho, demasiado, pero sigue habiendo ruidos molestos en la madrugada. Hay botillerías que siguen funcionando y un clandestino", dijo.
Acotó que "muchas veces miro a mi marido y le pregunto si voy a decirles algo (a quienes hacen las fiestas), pero él me dice que no vaya, que evite los problemas".
Una testimonio similar relató el vecino T. A. C. H. de 62 años, quien vive en esa misma calle. Según manifestó, aunque no es todos los días, sigue habiendo grupos de jóvenes que visitan el área incluso en horas de la madrugada para comprar alcohol.
"Este barrio ha cambiado mucho con los años. Solía ser un barrio tranquilo, pero comenzaron a llegar la botillerías y todo ese mundo y la cosa empeoró. La cuarentena mejoró mucho el panorama, pero igual salen a molestar en la noche. Seguimos escuchando música de los carretes, se ponen a fumar aquí (en la esquina), y se siente el olor a marihuana".
El hombre manifestó que uno de los principales problemas que tiene el sector, son las botillerías. "Todo esto empieza después de las 21 horas, desde Serrano, Sucre, hasta Avenida Argentina. El toque de queda ha bajado el ritmo, pero igual sale gente en la noche y nadie hace nada".
Su esposa, F. A. H., de 65 años, manifestó que "la gente no respeta la cuarentena, poco más allá (en la misma cuadra, hacia el sur), hay un estacionamiento que se presta para bailoteos y se mete ruido, me despiertan y después no me puedo volver a dormir. El toque de queda dice a las 23 horas, pero salen a las 2 de la madrugada. No respetan el control", dijo.
Poco más al norte, en calle Eleuterio Ramírez, (entre calle Adamson y Huanchaca), la vecina de 57 años, R. C. C., quien lleva viviendo casi toda su vida en el sector, advierte sobre la presencia de un clandestino de alcoholes, el cual ya lleva tiempo en el sector.
"El problema de acá, y siempre lo ha sido, es que hay dos botillerías y un clandestino que siguen vendiendo después de que anochece. A veces, sobre todo los fines de semana, se sienten los carretes, la bulla. Para que decir el 18 que pasó, toda la gente celebrando hasta la madrugada y nadie hizo nada", precisó.
"Mal, pero mejor"
Sobre el punto, la también vecina del lugar, E. D. N. de 65 años, manifestó que aunque la presencia del clandestino es algo que sigue estando presente, con las molestias que ello implica, antes de la cuarentena y el toque de queda la situación era mucho peor.
"Tenemos un clandestino que funciona hasta tarde, tipo 4 a 5 de la mañana. Yo a veces me quedó despierta y los siento. Veo la gente salir y subirse a sus autos, algo que efectivamente no debería ser, pero que sigue ocurriendo igual (...) Sí, de pronto se siente la bulla, pero si supiera como era aquí, antes de la pandemia, vería que está mucho mejor, antes era una cosa horrible, de todas las semanas", dijo.
Microtráfico
Rodrigo, de 45 años, vecino de calle Riquelme, explicó que después de un tiempo de relativa calma en el sector por causa de las cuarentenas, la venta de droga volvió.
"Hay mucha presencia de personas en la noche, de gente en microtráfico de drogas; se ve prostitución igual. Es triste, he vivido más de 20 años acá, y esto está pasando. Lo malo, es que no es nuevo".
Acotó que Carabineros hace rondas por el lugar, de hecho pocas cuadras más al norte, en calle Chuquisaca, hay una subcomisaría, pero "cuando llegan, los traficantes ya se fueron. Se juntan y se van rápido".
Carabineros
Al respecto, el mayor de la Tercera Comisaría de Carabineros, Fernando Osses, explicó que aunque hay problemáticas y situaciones que siguen presentándose en cuarentena, es preciso reconocer que los delitos en el casco central han bajado en un 63% en comparación con septiembre del año anterior.
"Todos los delitos se fueron a la baja, producto del toque de queda y de las medidas restrictivas al desplazamiento de las personas. No obstante, siguen presentándose situaciones complicadas para la seguridad. Solo en estas celebraciones tuvimos un total de 108 personas detenidas por diferentes delitos, en su mayoría por el tema de infringir las normas sanitarias por el artículo 318", explicó.
Acotó que solo en lo que va del mes, han recibido 721 llamados al 133, siendo 342 llamadas por delitos. "Habría que ser ciego para no darse cuenta de que todas las actividades, lícitas e ilícitas, se han estado reinventando, pero estos números muestran de que la situación ha mejorado".