Correo
Dictadura sanitaria
No sé hasta cuándo los ciudadanos comunes vamos a aguantar esta verdadera "dictadura sanitaria". Lo que no somos ni funcionarios públicos ni parlamentarios, ni autoridades, estamos al límite de lo que las personas normales pueden soportar. Jamás en la historia de nuestro país, al menos en los últimos 75 años, incluyendo los 17 años del Gobierno Militar, que son los que conozco, nos habíamos visto sometidos a los abusos de poder del gobierno central en cuanto a libertades constitucionales se refiere. Esto de someter al pueblo a esta cuarentena dictatorial, ya no resiste ningún análisis serio, es más, los contagios no disminuyen y lo único que mejora son los números negativos de la cesantía y la pobreza por las innumerables actividades laborales independientes que se encuentran suspendidas indefinidamente. Más del 50% de la población está en las calles, con o sin permisos, y no por placer sino porque deben hacer trámites, abastecerse o hacer diligencias impostergables, lo que hace que la población expuesta no disminuya en absoluto, porque los que salen perfectamente pueden contagiar a los que se quedan en casa.
Por otra parte, las medidas "ingeniosas" que se han creado para las comunas que están saliendo de la cuarentena, realmente son para la risa. Por ejemplo, en los restaurantes cada comensal debe tener un salero, azucarero o aceitero individual y no pueden compartir los "picadillos". Por favor, esos comensales llegarán a su casa y dormirán juntos, ¿de que aislamiento social hablamos? Hoy, a uno o dos alcaldes se les ocurrió que la medida de permitir las reuniones familiares para el 18, no eran convenientes y, por supuesto, el gobierno, que le tiene pánico a las críticas, especialmente si vienen de la izquierda, derogó la medida para las comunas en cuarentena. ¿Qué tal? ¿Y quién dice algo? Nadie, seguiremos "agachando el moño", al sentirnos tan menospreciados y desvalidos ante un poder que como única arma dispone de la impunidad que le confieren los "especialistas" de la salud y la OMS.
Rafael Mella Hernández
Consecuencia
El enclaustramiento obligado por culpa de la pandemia ha traído consecuencias, "más pega a las cigüeñas".
Jorge Valenzuela Araya
Camioneros
Qué contradictorio. Una de las causas que impulsó el paro fue la muerte de un camionero quemado en su cabina y una menor baleada por dos hechos delictuales. Y resulta que durante el paro muere una menor tras chocar el vehículo contra un camión adherido al paro y un chófer atropellado, dos muertes que se podrían haber evitado y todos los contagiados productos de la irresponsabilidad de llamar a un paro en pandemia.
Juan Espinoza López
Vendedores de ilusiones
Una cualidad de los líderes políticos es la capacidad de persuadir a las personas ofreciéndoles un futuro posible mejor; es decir, alimentándolas con esperanza. La esperanza es un estado de ánimo optimista basado en la confianza de que se alcanzará lo que se desea. Los políticos han inventado un sucedáneo de la esperanza; una representación imaginaria que no corresponde a la realidad: es la ilusión, una esperanza sin fundamento, una expectativa engañosa.
Los líderes políticos se han convertido en vendedores de ilusiones, las que pasado un tiempo se reconocen como falsas esperanzas, como la que actualmente están vendiendo: que una nueva Constitución remediará los males de Chile. Al respecto se nos vienen a la mente dos pensamientos célebres: "quien engaña siempre encuentra a alguien que se deja engañar" (Maquiavelo) y "es más fácil engañar a la gente, que convencerla de que ha sido engañada" (Mark Twain).
Adolfo Paúl Latorre
La vieja escuela
Se echa de menos también al otro Gaytán, a su padre, aquel que tenía la ignorada y noble misión de corrector de textos en el diario el Mercurio de Antofagasta, cuántas veces al leer un texto nos damos cuenta de alguna inconsecuencia en la escritura o en la diagramación del texto que estamos leyendo, la automatización no repara en el error de escritura como si lo hacía el viejo Gaytán, fue un imprescindible que la automatización jamás lo reemplazará.
Carlos Farías Farías
Cuarentena
Hoy fui al centro de Antofagasta y nuevamente observé cientos o miles de personas en las calles y sobre todo adolescentes. El problema es que ellos no se mueren, pero sí sus abuelos.
Paola Castillo