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Preocupaciones de la región

Un estudio de opinión dio cuenta de la enorme inquietud provocada por la pandemia y consecuencialmente con el empleo y la actividad económica. El rol del Estado y la solidaridad de personas, familias y empresas es fundamental para sobrellevar tiempos complicados, que serán más fáciles de resolver con el apoyo de todos.
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Las preocupaciones de los antofagastinos están cada vez más determinadas por la cuestión económica, algo apenas soslayado en parte por el retiro del 10% de los fondos de pensiones.

Así lo reflejan los resultados de un estudio realizado por la Mutual de Seguros, Cadem y la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez, el cual midió la realidad de los chilenos en medio de la pandemia, a través de una encuesta aplicada entre el lunes 10 y el viernes 14 de agosto a 282 personas en la región (hombres y mujeres) de entre 25 y 60 años, de todos los niveles socioeconómicos.

El estudio precisa que las principales complicaciones son las del coronavirus, sueldos, empleos, delincuencia y drogas. También plantea una pregunta sobre cuáles son los principales sueños o aspiraciones de los habitantes de la región. Esta pregunta estuvo liderada por estabilidad laboral y adquirir un bien, ambas con un 29% de las menciones, seguida por el término de la pandemia con un 14%.

La situación financiera a nivel regional es del todo compleja con un desempleo de 13%, pero que en realidad, considerando a quienes salieron de la fuerza laboral, porque perdieron las esperanzas de encontrar un empleo, se acerca al 31%.

El daño provocado por la pandemia es de una magnitud enorme e inédita. Hubo otras pandemias y crisis en la historia humana, pero nunca se había solicitado guarecerse en casa, lo que imposibilita salir a buscar un trabajo.

Todo indica que la situación será más o menos la misma, al menos hasta el primer trimestre del próximo año, por cuanto ya debiera quedar claro que la solución definitiva pasa por contar con una vacuna, que hoy tampoco parece cercana.

Esto quiere decir que el mundo que conocimos hasta hace unos meses ya no es, no está más y así continuará por mucho tiempo, porque las transformaciones son sustanciales y muchas definitivas.

El rol del Estado y la solidaridad de muchas empresas es fundamental para sobrellevar tiempos complicados, que serán más fáciles de resolver con el apoyo de todos.

Insuperable gratitud

"La gratitud no tiene límites de tiempo, lugar, época, situación o estado. Está al alcance de todos". Manuel Dannemann C., Director Educacional / Red Educacional Magister
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¿La gratitud estará vigente en medio del dolor, la enfermedad, y las consecuencias de esta pandemia? Parece ser que en estos momentos el agradecimiento resulta extemporáneo, disonante e inadecuado, un contrasentido. ¿Hay algo que agradecer ante el derrumbe de la economía, la caída del empleo, esta crisis generalizada, de la cual no se ve una salida próxima?.

El COVID-19 está causando efectos devastadores a su paso, y por otra parte nos está haciendo más conscientes de nosotros mismos, de lo que somos, de lo que tenemos. Desde esta perspectiva es posible apreciar y agradecer aquello que dábamos por hecho o que quizá considerábamos inherente a nuestra existencia, como la salud, la seguridad, la estabilidad personal y económica.

La incertidumbre hace sobresalir el valor de todo aquello que es sustancial, como tomar mayor conciencia de la vulnerabilidad que afecta a muchas personas, con la enfermedad, el hambre, la pobreza y la muerte.

La psicología positiva, que también trabaja con las dolencias y los sucesos traumáticos, define la gratitud como el estado afectivo cognitivo, que resulta de la percepción de haber sido beneficiado por personas y acontecimientos, de manera solidaria y desinteresada (Peterson y Seligman, 2004). Su ejercicio es una de las prácticas más potentes y efectivas para el bienestar, para el desarrollo de una vida con sentido y propósito (Emmons y McCullough 2001).

¡Cuántas personas y sucesos están generando una mirada apreciativa, más profunda, y agradecida! La entrega del personal sanitario, los recolectores de la basura, los profesores, y tantos servicios, que a riesgo de la salud y de la vida, hacen posible que otros muchos más puedan seguir trabajando, estudiando, cumpliendo con sus deberes. La incorporación y el perfeccionamiento de la tecnología; el acercamiento a la cultura, como a lugares impensados o lejanos; la extensión de soluciones más eficientes para diversos requerimientos. Nosotros mismos estamos descubriendo competencias personales quizás desconocidas o impracticadas. En medio del confinamiento hemos puesto ingenio y esfuerzo para comunicarnos con familiares y amigos.

La gratitud no tiene límites de tiempo, lugar, época, situación o estado. Está al alcance de todos, porque todos tenemos algo, pequeño o grande, que agradecer. Mientras los científicos están realizando esfuerzos ingentes para conseguir la vacuna, enfrentar la pandemia y controlar su propagación, este virus está haciendo despertar emociones a veces inhibidas o contenidas que hoy nos permiten mirar de otra manera la vida, la familia, los amigos, los que nos rodean. Gratitud entonces, como aprendizaje y práctica para este tiempo, como para la vida.

Es el fondo de pensiones, "idiota"

"La economía es un sistema, donde el "mercado del trabajo" condiciona al sistema de pensiones". Claudio Román, Licenciado en Antropología Social. Socio fundador de TrustMe Capital
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En los primeros días de marzo, al comenzar la pandemia, el gerente general de la asociación de Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) propuso usar parte del Fondo de Pensiones para realizar préstamos a los medianos y pequeños negocios (MPN), con el objetivo de ayudarlos a enfrentar los problemas financieros producto de la crítica situación que comenzaba a surgir. No pasaron horas para que la propuesta fuera descalificada desde las grandes corporaciones y los economistas ortodoxos que monopolizan la opinión publicada.

La razón de fondo, según los "expertos", era el riesgo intrínseco que existe en el mundo de los MPN, lo cual expondría al Fondo de Pensiones a pérdidas irrecuperables, lo que perjudicaría a las pensiones futuras de los trabajadores.

Luego de unos meses, el Ministerio de Hacienda presentó un proyecto de ley que permitiría a las AFP comprar deuda de las grandes corporaciones, deuda emitida sin Clasificación de Riesgo, instrumento que permitiría comprar deuda sucia de compañías como LATAM. Extrañamente, ningún líder de las grandes corporaciones y economista ortodoxo levantó la voz para advertir de las potenciales pérdidas a las que se expondría el Fondo de Pensiones y los efectos negativos en las pensiones futuras de los trabajadores.

En el mismo período, el gobierno mexicano, de signo ideológico contrario al gobierno chileno, presentó una reforma que casi triplica el monto de la tasa de cotización de los trabajadores, todo con cargo al empleador. El efecto directo de esta reforma es un aumento del monto de las pensiones futuras de los trabajadores y un incremento en el tamaño del fondo de pensiones mes a mes.

Contra lo esperado, los economistas ortodoxos locales y los líderes de las grandes corporaciones no criticaron los cambios y recibió el apoyo de Moody's, una de las tres mayores clasificadoras de riesgo a nivel mundial. No hubo ningún "experto" que criticara el aumento del costo del trabajo y el potencial incremento del desempleo o efecto negativo para los MPN.

Los casos chileno y mexicano, aunque lejanos geográfica e ideológicamente, nos muestran que las preocupaciones centrales de las grandes corporaciones y los economistas ortodoxos frente al debate y reforma del sistema de pensiones; no es el monto las pensiones futuras, sino el control total y acceso a las potenciales inversiones que se hacen con el Fondo de Pensiones. Contrariamente a ellos, pensamos que no puede separarse el monto del salario, con la tasa de cotización y las pensiones futuras, pero tampoco se puede obviar el destino de las inversiones cuando debatimos sobre los sistemas de pensiones. Hay que recordar que la economía es un sistema, donde el "mercado del trabajo" condiciona al sistema de pensiones, pero también la estructura de inversiones del Fondo de Pensiones monopolizada en las grandes corporaciones les da una ventaja mayor aún por sobre los MPN.