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Una crisis a la vista

El momento de nuestra región es más complejo que el mero efecto de la pandemia; hay aquí elementos que han develado una crisis más profunda y radical. El desempleo de 13% (31% en realidad), los más de 17 mil infectados de COVID-19, las siete mil familias viviendo en campamentos, no son hechos aislados, están relacionados, tienen causas fundantes.
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Los números macro que hoy ostenta la Región de Antofagasta podrían ser leídos como la consecuencia obvia de años de malas gestiones, liderazgos débiles, el resumen injusto para un territorio con una enorme musculatura, pero deficiente en tejido social y una débil carta de navegación.

Más allá de la coyuntura de la pandemia, y antes del estallido social, la región comenzó a soportar una ramplonería permanente y sistemática, solo disfrazada por dos fenómenos puntuales que han marcado las décadas recientes: la enorme inversión privada en minería y el súper ciclo de precios del cobre, que entregaron empleos y recursos en una escala inédita.

En ello descansó el Estado que dejó de cumplir su labor, algunas empresas, las cuales aportan muy poco o nada a la comunidad y los liderazgos locales, que deambulan entre la falta de sentido común, la incapacidad para lidiar con los problemas, una ausencia de ideas y una torpeza abrumadora.

¿Cuantos años lleva en espera el parque Borderío de Calama? ¿Cuál fue el último gran proyecto desarrollado por la Municipalidad de Antofagasta?

La violencia experimentada a partir del 18 de octubre inaceptable por cierto- es más profunda de lo que se cree. No tiene que ver, como algunos creen con grupos infiltrados o cosas por el estilo, sino que son el signo inequívoco de un modelo de desarrollo regional colapsado y sobrepasado que debemos asumir como tarea.

La tasa de desempleo de 13% (31% en realidad), los más de 17 mil infectados de COVID-19, las siete mil familias viviendo en campamentos, cada uno de los hechos violentos sufridos, no son hechos aislados, están íntimamente relacionados, tienen raíces similares, causas fundantes que las explican.

El momento en el que estamos sigue siendo una oportunidad para todos. Para cimentar el futuro, aprovechando las oportunidades que hay, pero relacionándose de manera distinta. Hacer más de lo mismo no servirá y no creará sentido comunitario; se requiere otro trato con la ciudadanía que está al margen de los éxitos conseguidos y no tiene sueños que sirvan de objetivo.

Hacerse cargo de ello, conversar, buscar acuerdos y salir adelante, es lo único que tenemos a mano para enfrentar meses que serán complejos, pero que podemos salvar si comenzamos a trabajar en serio.

Plebiscito oportunidades y limitaciones

"Esta misma demanda es necesaria formularla al interior de la región porque Antofagasta no es toda la región". César Trabucco, Sociólogo
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Sin lugar a dudas el próximo 25 de octubre Chile tiene la gran oportunidad de tomar una decisión que determinara las grandes líneas que definirán las normas de convivencia básicas que nuestra sociedad quiera darse para regular lo que entre todos llamamos nuestra arquitectura política.

Este evento, de la mayor significación democrática, como todo suceso de estas características ofrece oportunidades y amenazas dependiendo del cristal desde donde se le mire y de las acciones que desde esa perspectiva surjan como necesarias y deseables si se desea una carta que garantice nuestro futuro de acuerdo a lo que las mayorías definan y no a partir de lo que algunos iluminados decidan.

Una gran limitación para nuestro futuro lo constituye el paradigma centralista que opera en todos y cada uno de nosotros como una cuestión ya estructural y que se traduce en que, por ejemplo, para resolver estratégicamente el chantaje permanente a la democracia que ejerce el gremio de los camioneros haya surgido naturalmente el tema del tren y el cabotaje. Hoy, ya un insigne gestor de las demandas regionalistas hablo de un tren al sur y hasta La Serena por el norte, siendo el paradojalmente, diputado por el distrito 6 de la Región de Atacama.

Seguramente en su planteamiento cayó en el juego del análisis economicista de las rentabilidades y los dogmas de oferta y demanda sin considerar que el tema del tren nacional es un tema político estratégico que supera a los análisis del relato economicista que avalan que Chile hacia el norte llega hasta La Serena.

Por otro lado nuestra universidad estatal regional está realizando un interesante esfuerzo de socialización respecto de temas constitucionales y hasta hoy solo han aparecido distinguidos académicos de la capital sin considerar la gran masa crítica de distinguidos constitucionalistas regionales formados en nuestras universidades y que están en condiciones, me consta, de formular demandas constitucionales en beneficio de la región y que los capitalinos consideran absolutamente inviables. Ya lo han dicho.

La discusión constitucional que se avecina realizada por la convención constituyente es el momento y el lugar adecuado para formular nuestras legítimas demandas en torno a descentralizar. Perder esta oportunidad en consideración a otros intereses es farrearnos la posibilidad, en conjunto con las otras regiones del país, de dotarnos de una carta magna que dé cuenta de nuestra diversidad territorial y el derecho de los ciudadanos que las habitamos a gozar de un futuro mejor.

Esta misma demanda es necesaria formularla al interior de la región porque Antofagasta no es toda la región es solo su centro político administrativo y no olvidarlo es el primer ejercicio necesario para ir dejando atrás el paradigma centralista.

Noticias ficción VI

"La crisis social de octubre de 2019 cambió la perspectiva política nacional ". Carlos Tarragó, Presidente de Corporación Proa
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Estimado lector, una vez más lo invito a imaginarse noticias positivas, que podríamos conocer en el futuro.

Aniversario: Se están cumpliendo dos décadas del estallido social del 18 de octubre de 2019. Dicho movimiento, exceptuando la violencia, vandalismo y perjuicios provocados a la propiedad pública y privada, legó un balance reivindicativo social positivo, al instalar en la clase política, el consenso respecto a que variadas demandas ciudadanas fueron debidamente legitimadas por moros y cristianos. Recordemos que hasta el expresidente Piñera invocó públicamente, los conceptos de desigualdad, equidad y justicia social como un desafío nacional. En efecto, la agenda social surgida a partir de esa época, que entre otros temas se refería a establecer pensiones dignas, ingresos mínimos éticos, avances en salud, educación y vivienda, freno a la corrupción y a diversos abusos, sin duda se ha venido consolidando y legándonos un país en paz social. Los distintos sectores políticos, cual más, cual menos, han incorporado en sus programas de gobierno, sustantivos avances en dichas materias. Un ejemplo por destacar es que ya no somos uno de los países con mayor desigualdad en el mundo.

Crecimiento compartido: Hoy no se discute que el crecimiento económico del país es prioritario e indispensable para vivir en un país con tranquilidad interior, en el cual tanto el sector público, administrando con eficiencia y austeridad los recursos del Estado, como el sector privado, motor de la inversión activadora, desarrollando sus actividades con razonables utilidades y respetando las normas de la libre competencia, generan condiciones adecuadas con valor compartido.

Despolarización política: Uno de los cambios más sustantivos heredados de la época en comento, es la convicción ciudadana que en política no todo es blanco o negro. Hoy ya no existe la extrema y perjudicial dicotomía que nos dividía entre buenos y malos. Por el contrario, se ha venido imponiendo una línea política de mayor tolerancia e independencia de los antiguos partidos políticos, privilegiando posiciones no dogmáticas y pensamientos liberales, con apego a equilibrios económicos y sociales, con respeto a la propiedad privada y a los derechos laborales, entre otros temas.

Un parlamento variopinto: Actualmente el parlamento, exhibe un significativo incremento de representantes de diversas minorías que carecían de voz. Sin duda alguna que el actual escenario político es el fiel reflejo de una población que ha madurado y va dejando atrás las discusiones estériles y las posiciones intransigentes, promoviendo conversaciones y acuerdos conducentes a lograr beneficios ciudadanos globales y ajustados al estado del país.