"Debemos mirar a través de los ojos del otro"
IDENTIDAD. Yury Rojo, gerente del Programa Estratégico Clúster Minero.
"Si bien Antofagasta no es mi tierra natal tengo estrechas raíces con el norte. Mi abuela materna, María Segovia, nació en el mineral de Caracoles, en Sierra Gorda, hace 104 años. Murió el año pasado en Punitaqui. Mi abuelo paterno, José Rojo, junto a mi padre hace 50 años viajaban por tierra desde Monte Patria -Ovalle- a Calama para vender melones y sandías en un viejo camión Ford 56".
Yury Rojo, gerente del Programa Estratégico Clúster Minero Región de Antofagasta es el mayor de cuatro hermanos y el primer universitario de su familia, lo que lo llena de orgullo.
"Nadie me ha regalado nada y todo lo que soy se lo debo a mis padres y mi familia. Estudié periodismo en la U. de Chile y desde que tengo memoria estudié becado, incluso varios post grados y en la enseñanza Media, en el Colegio Amalia Errázuriz, mi alma mater".
Hijo de María, profesora normalista, y Vladimir, camionero rural, apunta que le dieron una lección permanente de esfuerzo y resiliencia frente a la vida. "Ellos son mi espejo y me enseñaron a mirar a través de los ojos del otro, es decir, a ser empático, a preocuparme por los demás y a compartir, aunque a ti también te falte, porque siempre habrá alguien que está peor o que necesita apoyo".
¿Por qué el nombre de Yuri?
- Nací en Ovalle el 30 de abril de 1969 y ni nombre evoca a Yuri Gagarin, un cosmonauta ruso. Si bien soñé en algún momento con conquistar el espacio, la vida me enseñó que debía tener los pies bien puestos en la tierra si quería surgir en la vida. El rigor y el esfuerzo han sido el motor de mi vida…
¿De dónde viene tu pasión por la minería?
- Desde chico leía bastante y me gustaba caminar en los cerros. Así descubrí la historia del mineral de Tamaya, un cerro que podía ver desde la ventana de mi casa. Ese fue el mineral que José Tomás Urmeneta descubrió en 1852 y lo convirtió en la mina subterránea de cobre más grande del mundo. Pero de esa bonanza, en Ovalle sólo quedaron las campanas de la iglesia San Vicente Ferrer y el surtidor de agua de la Plaza de Armas. Cuando constaté eso dije alguna vez tengo que cambiar eso, la minería debe ser generosa con sus regiones productoras. Y partiendo por Antofagasta y Calama, no quiero eso, ambas ciudades deberían ser las más modernas del país por todo lo que le aportan a Chile…
¿Qué suele ser lo primero que piensas al despertar?
- Le agradezco a Dios por un nuevo día y por tener a la familia que formé con Marcela. Eso me lo enseñó Roberto Cifuentes, un gran amigo que hoy me protege desde el cielo. También agradezco por mi Jorgito, un ser maravilloso que me enseñó a ser padre…
¿Qué esperas de la minería?
- Que sea más empática y más proactiva en buscar el diálogo y la vinculación para cultivar su licencia social y la asociatividad con la comunidad.
¿Cuál cree que es la clave para ser feliz?
- Vivir la vida a concho, con aciertos y errores. Darlo todo en lo que uno hace y no quedarse en los problemas. Yo a los 21 años tuve cáncer, me recuperé; a los 31 años perdí un ojo, pero sigo haciendo deporte y jugando básquetbol, que es mi otra pasión. No soy el mejor, pero no me quedo en mis limitaciones físicas ni emocionales, y comparto con mis amigos del Club Unión Norte, porque eso aterriza mi vida y me refuerza la importancia de trabajar en equipo. Después de 21 años sacaré mi carnet de discapacidad por un tema laboral, pero para mí no es tema, me siento mucho más capaz que cualquiera…
¿Qué identifica al nortino?
- El esfuerzo permanente, la valentía de vivir en el desierto más árido del mundo y amar a su terruño. La gran riqueza de nuestra región no está en sus minerales, está en su capital humano.
¿Qué énfasis debe tener la región para lograr el desarrollo?
- Lo tenemos todo para ser los mejores, pero a veces nos traiciona el ego, el chaqueteo y no tener una mirada más asociativa y colaborativa de las cosas. Debemos romper el círculo de la desconfianza y ser más generosos. Y aunque en el camino nos defrauden, da lo mismo, siempre hay un nuevo comienzo y Dios es justo, porque creo en la justicia divina…
¿Cuál es el espacio de la región que más te gusta?
- Me encantan los parajes mineros de Sierra Gorda donde nació mi abuela y las comunidades indígenas del interior, en especial el Alto Loa. He conocido lugares y personas maravillosas en Sierra Gorda, Ollagüe, Conchi Viejo, Taira, Chiu Chiu, Lasana, Toconce, Cupo Caspana, Turi y Ascotán, entre otras. La gente es muy especial, he aprendido mucho de ellos porque es gente humilde, sabia, que a su modo han domesticado el desierto y son felices…
En días tan complejos, ¿qué consejo te permitirías darle a la gente?
- Mirar a través de los ojos del otro; no hacer lo que no te gusta que te hagan; potenciar la empatía; ser buenos profesionales, volcados al bien común, pero antes, siempre buenas personas… porque serán las personas, más que la tecnología y la innovación, las que construirán un mundo mejor de la mano de mayor justicia y equidad.