¿Puede chile producir diez millones de dosis de vacuna?
TECNOLOGÍA. El desafío fue abordado en un seminario. Científico chileno que trabaja en vacuna en Alemania propone forma para generar 200.000 dosis en dos meses.
Redacción
La crisis del coronavirus puso a prueba la capacidad de innovar y generar respuestas rápidas. La pandemia interpeló directamente al desarrollo científico de los países. Sin embargo, Chile aún no presenta avances en el desarrollo de una vacuna propia.
Esta fue la principal temática a debatir en el seminario virtual "Diagnóstico, lecciones y producción de una vacuna de covid-19 en Chile", que se realizó ayer y fue organizado por la Red de Investigadores Chilenos en Alemania.
El doctor puertomontino Felipe Tapia, ingeniero civil químico y actual investigador de Ingeniería en Bioprocesos del Instituto Max Planck (MPI) en Alemania, se dedica a la investigación de producción de vacunas para distintos virus de interés, pero la pandemia volcó todos sus esfuerzos en una posible vacuna para el virus que provoca el covid-19.
"Nuestro fuerte es que la producción de una vacuna sea eficiente. Para que una vacuna funcione, no solamente tiene que tener una muy buena respuesta inmune, sino también tiene que ser económica en su manufactura", explicó Tapia durante la ponencia, que tituló "Cómo producir 10 millones de dosis de una vacuna de covid-19 para Chile".
"Parto con un título desafiante, porque aparentemente 10 millones de dosis sería un objetivo a alcanzar en cuanto al número de vacunas que Chile compraría a terceros, y desde mi perspectiva no es imposible producirlas ni tampoco obtenerlas, la pregunta es en cuánto tiempo", planteó el ingeniero.
Una alternativa
Según Tapia, la producción de vacunas se puede considerar como un asunto de seguridad nacional, por lo que el especialista explicó dos maneras de producir vacunas, de las cuales una, según su opinión, sería posible en Chile con una capacidad de 200.000 dosis en dos meses.
La primera forma de producir vacunas es el modelo tradicional que se aplica desde la década del 40, en el que se utilizan huevos. "Lo que se hace es embrionar un huevo y luego inocularlo con un virus", describió Tapia. Así, el virus se replica en el embrión después de siete días, se saca del huevo, se procesa, se purifica y de ahí se saca la vacuna. "La desventaja es que requiere millones de huevos, Francia produce así y tienen una logística enorme", detalló.
Esta alternativa, a pesar de ser la clásica, no es la que se está utilizando para hallar la vacuna para covid-19. Todos están usando la tecnología en que se usan líneas celulares, dijo Tapia.
"Lo que hace es utilizar células animales, específicamente con células adherentes, que son las que crecen en los huesos y también con células en suspensión que son las células que crecen en la sangre. Básicamente, hay unos matraces de tipo Erlenmeyer, donde crecen las células a volúmenes pequeños de 100 mililitros que después se traspasan a un reactor, un sistema con un estanque con control de temperatura, de PH, de oxígeno, etc, y ahí crecen las células a mayor concentración, se infectan con el virus, el virus se replica dentro del sistema y después, se purifica para poder generar la vacuna", detalló Tapia.
El doctor sostuvo que existe la opción de utilizar equipos desechables que usan bolsas de plástico que son más flexibles de instalar, y son vendidos por Estados Unidos y Alemania.
"Para no empezar de cero, se podría considerar la opción de comenzar la fase clínica con una vacuna candidata que ya tenga hechos los estudios con los animales, hay cientos de candidatas. Y con recursos del Estado se podría buscar tener capacidad de producción de pequeñas cantidades", concluyó.
En el seminario participaron también el doctor Christian García, epidemiólogo de la Usach, y el doctor Derie Fuentes, gerente de Acuicultura y Ecosistemas Marinos de Frauenhofer Chile Research.