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Un futuro más eléctrico

A la demanda por cobre y litio se sumará la de electricidad, y en todas nuestra región tiene muchísimo que decir y aportar para este nuevo escenario. El cobre, y especialmente el litio, tienen un futuro bastante notable, pero hacer más de lo mismo ya no nos puede servir. El mundo está cambiando de tendencias y estas industrias deben leerlas bien.
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Si de algo no nos podemos quejar, es más, tenemos mucho que agradecer, es la generosidad de Antofagasta para sus habitantes y el país. El salitre, el mar, el cobre, el litio, entre otras, han sido industrias florecientes en este espacio geográfico. Y hay muchas más.

Un artículo publicado por The Economist confirma excelentes perspectivas para la minería mundial y chilena. En especial para el cobre y otros metales, y el litio, los que aumentarán fuertemente su demanda en los próximos años. Si China llevó los precios de numerosos commodities a valores récord a partir del año 2000, varios analistas precisan que las energías limpias pueden ser una fuente de demanda todavía más relevante. En concreto, los autos eléctricos y el desarrollo de baterías serán una fuerza que no parece haberse entendido del todo a nivel nacional.

Esa es una de las explicaciones de los precios del litio, cobalto y cobre, por ejemplo, tres minerales altamente demandados para este tipo de productos, al que bien podríamos agregar los teléfonos móviles, computadores y otros dispositivos electrónicos.

Lo anterior abre escenarios de enormes oportunidades para nuestra Región. Por lo pronto un automóvil contiene entre 60 y 80 kilos de cobre (un automóvil a combustión usa hasta 20 kilos), además de usar mucho litio para la construcción de las baterías, dos productos presentes en nuestra región y del cual podemos ganar en valor agregado.

Se prevé que para el año 2035 habría 140 millones de automóviles eléctricos en las carreteras del mundo, es decir, un 8% de la flota total, frente al millón que existe en la actualidad. En efecto, se trata de una tendencia que parece irreversible y se ha consolidado en varios países. En naciones nórdicas, este tipo de coches ya son los más comprados por los consumidores.

Un punto relevante es que la fabricación de tales móviles podría requerir al menos 8,5 millones de toneladas anuales de cobre adicional. Para hacerse una idea. Esto implicaría explotar una mina de cobre del tamaño de Escondida cada año.

Tenemos estos minerales y tenemos un enorme desarrollo con energías renovables no convencionales, un futuro generoso se abre si lo hacemos bien.

Por una reactivación económica verde

"Es trascendental optar por medidas que apunten a la doble tarea de avanzar de la mano de la innovación". Catalina Pérez, Diputada de la República
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Mientras seguimos experimentando los efectos de una respuesta deficiente a la pandemia, parte de la discusión pública se ha dirigido a la necesidad de acordar una hoja de ruta de reactivación económica que considere todas las voces y que haga frente a la recesión que comenzamos a experimentar. Dicha reactivación debiera estructurarse sobre nuevos parámetros de justicia ambiental, económica y laboral que se hagan cargo de aquellos conflictos estructurales que se han venido agudizando en los últimos años. En ese sentido, una reactivación verde se vuelve imprescindible para hacer frente a una crisis climática y ecológica aún más amenazante.

Pero ¿qué características debe adoptar una reactivación sostenible? En primer lugar, contemplar una reflexión sobre los cimientos del sistema económico y el rol del Estado, abandonando una visión que ha limitado su papel a un rol subsidiario y neutral frente a las necesidades y a un modelo evidentemente agotado.

Algunas medidas en esa línea son la expansión del sector de energías renovables no convencionales, con foco en generación distribuida y residencial o potenciar modelos sustentables de producción y distribución en el sistema agroalimentario que permitan avanzar hacia la seguridad y soberanía alimentaria.

La pregunta de cómo financiar este plan es relevante, y la respondemos desde el mandato de generar redistribución de la riqueza y de las cargas ambientales. En momentos de crisis, la reactivación no puede recaer en los hombros de las familias, sino que debe ser financiada por quienes más han acumulado, . Ante este escenario, la propuesta que el Frente Amplio ha defendido desde la última elección presidencial consiste en crear un impuesto al patrimonio de los súper ricos y los impuestos verdes hoy toman mayor urgencia y viabilidad para enfrentar las consecuencias de la pandemia.

Debemos avanzar hacia la democratización y territorialización del modelo económico, pues de nada sirve dirigir los esfuerzos reactivadores hacia los grandes consorcios, mientras las PYMES luchan contra la concentración económica. Asimismo, no podemos continuar con el diseño y aprobación de inversión a través de criterios que no toman en cuenta las decisiones de los territorios donde ellos se ejecutan, y terminar con las lógicas productivas del establecimiento de zonas de sacrificio como ocurre en nuestra región. Apuntamos, en definitiva, a diseñar una nueva senda de desarrollo que supere el neoliberalismo y establezca el camino de superación del capitalismo, cuya dinámica es incompatible con los límites de la biósfera. La necesidad de volver a discutir sobre el rol del Estado en los procesos económicos, los bienes comunes, la infraestructura y la innovación es urgente, y vemos tanto en los planes de reactivación como en el proceso constituyente oportunidades para enmendar el rumbo.

Ubi sunt?

"Palabras destempladas, actos iracundos, no los queremos, no los necesitamos.". Raúl Caamaño Matamala, Profesor Universidad Católica de Temuco
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¿Dónde están? ¿Qué se han hecho? ¿Por qué se han deshecho? ¿Dónde está la ponderación? ¡Porque sí se echa en falta! En muchos actos públicos y privados, en muchas instancias se actúa de modo imprudente, con liviandad o desenfreno, a insultos, incluso. Se la necesita, es propio de ponderados la reflexión, la sobriedad, el tiento.

¿Dónde está el entendimiento? Según parece está convaleciente, o ha huido, ha dado espacio a la beligerancia, incluso a la estulticia, o bien a la insensatez. Su restablecimiento hoy y siempre requiere voluntad, acuerdo, avenencia y determinación.

¿Dónde está el tino? Al parecer muchos no lo conocen, mayor razón para no saber dónde está. Alguien, o cuyas prácticas estén dotadas de tino es porque es mesurado, discreto, cauteloso. ¡Y cuánto lo necesitamos hoy! Si nuestros actos fueran al abrigo siquiera tibio del tino, otro gallo cantaría. Todo redundaría en mitigación y no en exabruptos.

¿Dónde está la sobriedad? ¿Estará en cuarentena? Porque también está desaparecida. Hay más bien excesos, abusos, incontinencia, destemplanza. Urge su reposición, se requiere su concurso.

¿Dónde está la moderación? Al parecer confinada, se la busca para templar el ánimo, para restablecer cierto equilibrio. Ser moderado implica evitar la irritación, la violencia, la irreflexión.

¿Dónde está la sensatez? ¿Por qué la echamos en falta? Porque el tratamiento entre las personas ha de ser pleno de madurez, de formalidad, de discreción, solo para referirnos a algunas bondades de la interacción vital de hombres y mujeres. ¿Qué es ser sensato? Una persona circunspecta, serena, cuerda.

¿Dónde está el freno? Todo es desbocado, se sale de libreto. No hay diligencia, control, límite, contención en nuestros dichos. ¿Por qué no contar hasta diez o hasta quince? Es necesario un poco, un poquito de mansedumbre, de paz, de sosiego.

¿Dónde está la prudencia? ¿Dónde hallarla? No necesariamente en la formalidad o en la seriedad. La prudencia sí es vecina de la reflexión, del buen juicio, de la compostura.

¿Dónde está el comedimiento? También ha huido de nuestras prácticas de urbanidad. Su prima, la cortesía, al igual parece una especie en extinción, quizás sí, porque la descortesía ha ganado espacio en las prácticas individuales desde muy temprano en la vida ciudadana. Buen comienzo es en la práctica verbal y a todo evento, y mejor si es secundada con la práctica no verbal, gestual.

Son palabras, dirá alguien; palabras son, pero más que palabras, palabras que trasuntan actitudes y valores, de las que si garantizáramos mínima práctica o ensayo, podrían asegurar mejoría en conductas o comportamientos personales, o sociales que a su vez redundarían en un mejor estar, o bien estar.

¿Qué tal si nos apuntamos en nuevos modos, en nuevas maneras de tratar a las personas y de abordar temas que nos son comunes?