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"Hay que acabar con la desigualdad social"

IDENTIDAD. Juan Pablo García, profesor, ingeniero.
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Juan Pablo García es nacido y criado en Antofagasta. En la ciudad ha estado desde 1987.

Fredy, su padre es un pañolero con 30 años de experiencia, y Marina, su mamá, dueña de casa. Es el mayor de tres hermanos, donde están Angelo, que es chef, y Francisca, recientemente titulada de diseño gráfico.

"Mi vida siempre ha estado ligada a la electrónica, donde estudié dicha especialidad en el Don Bosco, para luego estudiar Ingeniería de Ejecución en Electrónica en la Universidad de Antofagasta".

¿Cuál es la principal enseñanza de tus padres?

- Mis padres, desde pequeños, nos inculcaron la importancia de estudiar, tener una profesión y ser alguien en la vida, todo esto siempre con honestidad y responsabilidad y agradecidos de Dios y con cada persona que se atraviesa de forma positiva en la vida por las oportunidades que nos da, y que la educación es la única herencia que ellos nos pueden dejar. Ahora que miro hacia atrás, y con esa meta cumplida por ellos, puedo decir que tuvieron mucha razón sus palabras, y es ahora que entiendo lo exigente que eran en cuanto a lo académico.

¿Qué suele ser lo primero que piensas al despertar?

- Mi familia es lo más importante, más aún en este periodo de pandemia. Saber que van a despertar es un buen envión anímico para enfrentar la jornada de trabajo. Veo a mi mujer y a mi hijo, y eso es más que suficiente para decir "vamos, este será un buen día". Y cuando la cosa es adversa, tengo la seguridad que llego a mi casa a verlos a ellos. Cada día que pasa es una oportunidad de entregarle una mejor educación y bienestar a mi hijo.

¿Qué canción te identifica?

- "Todo a pulmón" de Alejandro Lerner, porque me recuerda lo difícil que se me hace, al igual que a la inmensa mayoría, mantenerme en el viaje de la vida y en muchas ocasiones sin saber si voy o vengo. Además, que la vida hay que vivirla de esa forma, cada instante, cada momento, que también se puede convertir en un aprendizaje. Esta vida es para vivirla y aprender de ella, porque hay una sola, y no hay que desaprovecharla, cuando hay tanto por vivir, recorrer, conocer, viajar, etc.

¿Cómo llegaste a la ingeniería y la docencia?

- Mi fortaleza está en las matemáticas, y la ingeniería estuvo desde que tengo uso de razón en mi mente. Estudiando electrónica conocí la carrera y decidí estudiarla. No fue fácil, pensando que la ingeniería electrónica es una de las más difíciles que existen. Durante mi periodo universitario comencé a realizar clases particulares de matemática y física, y es ahí donde la docencia vuelve a rondar en mi vida. Descubrir realidades educativas muy diversas, desde apoyar a alumnos de colegios particulares, hasta de municipales, que apenas podían pagar una clase, me hizo pensar que debía aportar para que esa brecha pudiera acortarse.

El año 2012 egresé de la carrera, y al no encontrar trabajo, recibí un llamado de un excompañero de carrera donde necesitaban urgente un docente en un CFT de la ciudad. Tomé la oportunidad, y de ahí inició mi carrera como docente, sin dejar mi especialidad de lado. Ya para el 2013 veo un aviso en el diario donde necesitan profesor de electricidad y electrónica, sin saber, hasta la llamada a entrevista que era el Don Bosco. Desde entonces, y a la fecha estoy trabajando aquí.

Tú educas a alumnos vulnerables…. ¿Cómo es esa experiencia?

- Cuando salí de cuarto medio, prometí volver a trabajar al colegio para devolver la mano por lo que recibí en los 4 años de formación. Al regresar me encuentro con alumnos que han pasado por muchas necesidades, desde económicas hasta afectivas y espirituales. Siento que tratar con ellos me hace ver el mundo de otra forma, y me hago responsable de lo que les sucede, y por tal motivo, me pongo más exigente con ellos académicamente, no porque sea malo, sino porque de esa forma puedo sacar lo mejor de ellos, con la ayuda de Dios, y los invito a que confíen en Él. Les hago ver que el mundo no es como ellos lo conocen. Les hablo de que pueden viajar, perfeccionarse, estudiar en una universidad, trabajar, emprender negocios, en fin.

¿Dónde tiene que poner acento la región para saltar al desarrollo?

- Primero, acabar con la desigualdad social. Segundo, ordenar la inmigración. Yo también he sido inmigrante y sé lo que se siente ser discriminado, y por ello, soy consciente de que hay extranjeros que le aportan mucho a la ciudad en cuanto a cultura, valores y trabajo, y a ellos son los que se deben enfocar. Tercero, Antofagasta también es Chile, y el gobierno debe velar por potenciar aún más su economía, turismo, educación y apertura al mundo. Con esas tres cosas, creo que la región será más atractiva para quien llegue a vivir aquí.

¿Qué cosa has aprendido en estas semanas y meses tan inciertos?

- Que no hay nada más importante que la familia. Lo demás, siempre será secundario. La familia es el pilar fundamental de toda persona, y más que nunca se debe cuidar. Por muy majadero que se sea, cuidar a la familia y cuidarse a sí mismo, más ahora en tiempo de pandemia