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Descentralización fiscal

"Para quienes vivimos en la región avanzar en una descentralización política, administrativa y fiscal es un imperativo". Marco Antonio Díaz M., HUB Desierto de Atacama
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"Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete. (…) Pues aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar". La cita que antecede corresponde a un pasaje de la inmortal novela El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, y ha sido utilizada en innumerables ocasiones para representar la realidad de un idealista que se levanta contra esos "gigantes" con los que aparentemente la contienda es desigual. Pues bien, para quienes vivimos en la región de Antofagasta, avanzar en una descentralización política, administrativa y especialmente fiscal no es un ideal, es un imperativo que no admite postergación.

Según cifras oficiales, en Chile el presupuesto para los gobiernos subnacionales, entiéndase región y municipio, no sobrepasa el 11% al 2017, cuando en los países unitarios de la OCDE estos recursos sobrepasan el 41% (OECD, 2017). De esta forma, legislar e implementar una Descentralización Fiscal efectiva (ley de Rentas Regionales incluida) aparece en el horizonte como una tarea pendiente, ya que en la medida que sumemos a la región más y nuevos recursos, podremos generar con más fuerza las condiciones para una realización material y espiritual de nuestra gente.

Ahora bien, no basta declarar la necesidad, debemos avanzar a las propuestas, y en este sentido, aspiro una ley de rentas regionales que considere: a) presupuestos y transferencias de recursos corregidos por costo de vida regional, b) creación de fondo público/privado para el mejoramiento de la calidad de vida y que haga frente a las externalidades de procesos productivos que generen impactos socio ambientales y laborales, como la conmutación; c) poder generar en la región exenciones y/o franquicias tributarias para quienes adhieran en sus políticas a la contratación de mano de obra local, mujeres y PYMES de nuestra región, d) permitir la incorporación de aportes privados a partidas extrapresupuestarias para co-inversión de obras públicas, sin riesgo de desplazamiento o reemplazo de fondos regionales/comunales; todo lo anterior, de la mano de incrementar la fiscalización y accountabilty para quienes tienen la función de administrar tales recursos.

Propuestas arriba de la mesa, acá estamos nosotros, los y las provincianos (as) idealistas, que al igual que el ingenioso hidalgo (hoy despojados de las antiguas vendas) vemos con nitidez que aquel centralismo que se levanta delante de nuestros ojos es un verdadero gigante y no un simple molino. Aprovechemos que, a diferencia de la obra de Cervantes, no hay solo un Quijote; somos muchos y muchas con voluntad para llevar a nuestra región a ese nivel de autonomía que no sólo le permita levantar y administrar más recursos, sino que además, lograr que las decisiones que afectan a nuestra gente se adopten en nuestros territorios. Non Fuyades!

Hora de las decisiones

La Moneda debe ser capaz de actuar rápida y profundamente. Si no lo hace pronto, entendiendo este contexto, lo seguirá pasando muy mal y con ellos, todo el país. Chile necesita pragmatismo entendiendo que está enfrentando un problema muy complejo que involucra a personas. Lograr acuerdos elementales es fundamental para levantarnos.
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El gobierno vuelve a estar en lo que puede ser un punto de inflexión de cara al futuro, cuando le quedan casi dos años de administración. El resultado es incierto y, obviamente, estará determinado por las decisiones que tome el ejecutivo en lo inmediato.

El contexto no es el mejor, tras la dura derrota en el Congreso con el proyecto de retiro del 10% de los fondos AFP. La oposición ganó fuerza y comienza a ver lo que parecía imposible hasta hace algún tiempo: hacerse de la presidencia en las próximas elecciones.

¿Quién lo diría? Solo hace algunos meses se había instalado la convicción de que la centroderecha gobernaría el país por al menos dos períodos.

Hoy todo parece abierto.

En la actualidad, el ejecutivo y la coalición, están enfrentados a su supervivencia la que ya no pasa por sus exclusivas acciones, sino por los acuerdos políticos que puedan tender hacia la centroizquierda, con el fin de garantizar el encausamiento institucional de los debates abiertos: Constitución, presidencialismo, sistema de pensiones, entre otros.

Las recientes derrotas se aprecian en ello; abrieron ámbitos impensados, tardaron en entenderlos y aceptarlos, continuaron negándolos... Y claro, el ejecutivo pudo liderar tales transformaciones.

Las respuestas de aquello hay que buscarlas en la deficiente interpretación del Chile de hoy (demasiados consejeros obsecuentes), la propia personalidad del Presidente (algo más complejo), la falta de sensibilidad y conocimientos del Chile más profundo por parte de la administración y en último caso, la negativa de una élite que no parece estar dispuesta a perder privilegios.

La importancia de un pacto social amplio es evidente, una cosa incluso ritual debe hacerse efectivo en un país que tiene aquí una oportunidad de saltar al futuro en paz y con acuerdos básicos resueltos. Lo demás es pura ilusión.

La Moneda debe ser capaz de actuar rápida y profundamente. Si no lo hace pronto, entendiendo este contexto, lo seguirá pasando muy mal y con ellos, todo el país.

¿Qué tan altruistas somos?

"Nuestra civilización, hoy más que nunca, en medio de esta pandemia, requiere de gestos magnánimos". Manuel Dannemann C., Director Educacional Red Educacional Magister
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La psicología positiva distingue dos tipos de bienestar, el hedónico y el eudaimónico. El primero responde al placer, la salud, la estabilidad afectiva y laboral, en otras palabras la "satisfacción con la vida" (Diener, E., 1995). El segundo tiene su causa en lo trascendente, en la búsqueda de una vida con sentido y propósito (Seligman, M., 2011).

Esto último alcanza un valor sustantivo con la práctica del altruismo, que es el arte de saber ponernos al servicio de los que nos rodean, buscando su bienestar, sin condicionar que esa acción genere algún beneficio propio (Seligman, M., 2012).

Diversas investigaciones dan cuenta de los efectos del comportamiento altruista. Amplía y profundiza el sentido de engagement; genera disposiciones para una vida con sentido y propósito; aumenta las emociones positivas; y reduce las preocupaciones personales excesivas.

¿ Nosotros somos altruistas ?. El altruismo se funda en la naturaleza humana y está al alcance de todos. Claro que no ocurre por generación espontánea, requiere de práctica.

La ejercitación altruista supera la distancia entre el yo y la persona necesitada. Esto ocurre cuando escuchamos y acompañamos al que está sólo o enfermo; enseñamos al que no sabe; ayudamos con alimento al que tiene hambre o necesidad; aportamos para que otros puedan superar situaciones difíciles. Estas experiencias de involucramiento directo traen consigo transformaciones significativas en quienes las realizan.

¿Es posible ser más altruista? Indudablemente que el altruismo siempre puede dar más de sí. Las limitaciones las ponemos nosotros, por desconocimiento, inadvertencia o a veces por desaprensión ante la necesidad y su atención.

Martin Seligman, padre de la psicología positiva, realizó un experimento con sus alumnos. Asignó a la mitad de ellos la tarea de que realizaran una actividad placentera, mientras que a la otra mitad una acción altruista. Luego evaluó el grado de bienestar producido por estas experiencias. A quienes se les designó la actividad altruista presentaron mayores índices de felicidad que su contraparte.

Finalmente, en algún momento, todos enfermamos, envejecemos, pasamos por alguna desgracia laboral o económica, y esperamos que existan personas que nos apoyen de forma incondicional (Seligman, M. 2011).

Nuestra civilización, hoy más que nunca, en medio de esta pandemia, requiere de gestos magnánimos, de carácter extraordinario, como cotidianos, y en todos los frentes de la vida. Trabajar en la ejercitación del altruismo es un medio transformador que genera bienestar y progreso, indispensable para la felicidad humana.