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Insomnio y dolor de cabeza: los efectos del estrés en los funcionarios de Salud

PANDEMIA. Trabajadores del Hospital Regional de Antofagasta manifiestan molestias físicas y emocionales producto de la alta carga de trabajo durante la crisis sanitaria. Sicóloga advierte los riesgos de normalizar el estrés.
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Jonathan Villella Coyán

Fuertes dolores de cabeza, gastroenteritis agudas y diversas noches de insomnio, son solo algunos de los problemas físicos y emocionales que presentan muchos trabajadores del área de la salud, en el Hospital Regional de Antofagasta.

El constante estrés del oficio, potenciado por el temor a cometer algún error, infectarse, e infectar a sus familias, sumado a las extenuantes jornadas de trabajo, bajo la dinámica de '24x3' (trabajan 24 horas y descansan tres días), ha comenzado a afectar la salud mental de estos profesionales, quienes después de 4 meses de lucha, están más que agotados en todo sentido.

Miedo

La sicóloga Natalia Morales, explicó que este tipo de fenómenos psicosomáticos, se han vuelto más comunes durante la pandemia actual, llegando a afectar no solo a profesionales del área de la salud, sino también a muchos otros pacientes, en algunos casos, dice, al extremo de pensar que ante la situación de estar experimentando cualquier sintomatología del virus, por muy mínimo que sea, se esté enfermo.

"El miedo hace que las personas se comiencen a enfermar. Por ejemplo, he tenido un aumento de las crisis de pánico en mis pacientes, eso provoca que las personas se puedan enfermar (...) yo atiendo muchos casos de ataques de pánico, y la mayoría se han dado en situaciones de encierro, con personas que se han visto superadas por el confinamiento", precisó la profesional.

Acotó que este tipo de trastornos (psicosomáticos), se complejizan aún más cuando quien lo padece no es capaz de verbalizar, definir y hablar de lo que le pasa.

"Hemos realizado reemplazos, pese a acabar de salir de un turno de 24 hrs"

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La técnico en enfermería de 23 años, Nicol Flores, quien trabaja hace 11 meses en la Unidad de Tratamientos Intensivos del Hospital Regional, explicó que desde que asumió en su rol de reemplazo "indefinido", la carga laboral que ha tenido que afrontar, ha sido extenuante, provocándole diversas crisis de estrés y angustia, además de otros malestares físicos.

"Con todo esto que está pasando nos están haciendo hacer turnos de 24 horas, por tres días libres, y eso, a veces, igual es complicado. A veces incluso, cuando estamos saliendo del turno, nos llaman para volver, ya que al ser un área critica, estamos de contingencia. Estamos de salientes, y nos llaman por ejemplo para cubrir noche, o al día siguiente igual tenemos que ir a cubrir 12 horas más". La situación explica, la ha hecho considerar renunciar varias veces, pero también existe en ella el compromiso por ayudar. "Esto de verdad me afecta, me golpea el estómago, he tenido insomnio y hasta he peleado con mi pareja debido al estrés, pero no puedo dejar de pensar que todos somos importantes".

"Cuanto te atacan los nervios, es porque se intentó controlar la mente y se falló"

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La técnico en enfermería, Ana María Villarroel, de 30 años, trabaja hace tres años en el Unidad de Cuidados Intermedios del Hospital Regional de Antofagasta. Según relató, fue con el comienzo de la pandemia que comenzó a sentir los primeros síntomas de un trastorno psicosomático (cefalea y dolor de estómago), los cuales pronto se volverían pan de cada día.

"La gente esta preocupada por lo que puede pasar, todo lo que se habla, todo lo que pasa, hace que una se estrese y que el cuerpo comience a funcionar mal. Cuando te atacan los nervios, cuando ya se sienten estos síntomas, es porque se ha querido dominar la mente, pero el cuerpo está pasando la cuenta". Acotó que uno se expone en cualquier lugar con este virus y es inevitable no pensar en la familia, cuan do se está atendiendo a un paciente COVID-19. "Entonces, uno tiene una familia por detrás, un niño de nueve años al que debo cuidar, velar por su salud, que ni mi madre ni mi abuela se vayan a enfermar. Vivo sola con mi hijo, pero mi madre me ayuda a cuidar al Vicente cuando estoy trabajado, entonces siempre hay un contacto que te carcome la psiquis".

"Lo que más siento es la angustia de estar solo en mi casa, antes de trabajar"

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El kinesiólogo del servicio de Urgencias, Pablo Miranda, explicó que al comienzo de la pandemia, cuando todavía no se tenía mucha claridad ni de la enfermedad ni de los protocolos relacionados con el coronavirus, junto a su esposa (también kinesióloga de la unidad), tomaron la determinación de separarse por algunos meses, con el objetivo de evitar ser un doble riesgo de contagio para su pequeña hija de 3 años. No obstante, relató Pablo, la situación pronto lo deprimió. El no escuchar ni a su hija ni a su esposa en la casa, fue un golpe muy fuerte a sus emociones.

"Es muy fuerte cuando me quedo solo. Siento un vacío tremendo por el hecho de estar sin mi familia. esta situación me ha afectado harto. He sentido que este trabajo se ha vuelto caótico y desbordante, el cansancio es demasiado, de hecho cuando me toca manejar después de un turno, me voy muy despacio a mi casa, ya que no me siento del todo bien, con mi cabeza tan despierta", precisó. Acotó que por falta de personal, ya que se han abierto más camas, lo más probable es que tengan que hacer turnos dobles, lo que supone otra gran carga al ánimo.

"Lo más complejo es enfrentar esta crisis, de forma personal, con todos los miedos"

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Lisette Díaz Castillo, es paramédico de la Unidad de Tratamientos Intensivos del HRA, desde hace 8 años. Normalmente ama su trabajo y el hecho de ayudar a las personas. No obstante, desde hace unos meses, el estrés, la angustia y la jaqueca, no la dejan trabajar en paz. "Lo más complejo es enfrentar esta pandemia a nivel personal, con todos los miedos y preocupaciones que ello implica, ya que uno tiene familia detrás y la preocupación por ellos siempre está activa al 100%. Hay mucho estrés, sufro de jaquecas espantosas, no sé diferenciar si el hambre que siento es por hambre o por ansias".