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Ley de portabilidad financiera

El proyecto busca facilitar a las personas que tienen cuentas bancarias, tarjetas, créditos, entre otros, solicitar el cambio de institución financiera. Con la portabilidad financiera, aumentará la competencia en el mercado, y se reducirán los costos y el tiempo que tarda el trámite de cambio de institución. Mejor competencia real en el mercado.
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En septiembre se espera que comience a operar la nueva Ley de Portabilidad Financiera, que en estos momentos se encuentra a la espera de la publicación de su reglamento que definirá los procesos técnicos de los traspasos.

Este nuevo marco legal fue promulgado hace algunos días y fue también ya publicado en el Diario Oficial. Se espera que la nueva ley beneficie a más de 13 millones de personas que tienen algún producto en la banca nacional.

Será muy importante lo que pueda decir el reglamento respecto de esta nueva ley, debido a que si bien asoma como una excelente oportunidad para las personas y las pequeñas empresas, también todo dependerá de las condiciones que las mismas instituciones financieras establezcan para que esta portabilidad se haga real. En otras palabras, la "letra chica" que pueda aparecer, finalmente dirá mucho.

De todas formas, no se pueden desconocer los beneficios que en el papel y en la propuesta tendrán que venir junto con la nueva ley. Ha sido comparada, con todas las salvedades y distancias correspondientes, con la portabilidad telefónica, cuya puesta en marcha generó un interesante dinamismo en estos servicios y una competencia que también fueron en beneficio de los usuarios y clientes.

La página oficial de la portabilidad financiera del gobierno, explica que "si la persona o empresa obtiene condiciones más favorables, o si por alguna razón no está conforme con los servicios y atención de su actual institución financiera, podrá presentar una 'solicitud de portabilidad financiera' en la nueva entidad seleccionada".

"En esta se podrá solicitar la apertura de nuevos productos financieros, refinanciar créditos y ordenar, si así lo desea, el cierre de los productos financieros que mantiene vigentes en su entidad crediticia actual".

Otros beneficios que pueden venir de la mano de esta ley, son los desafíos establece para las instituciones financieras. Una buena atención, oportuna y con consideración por los clientes se convertirán en un estándar ineludible. O por lo menos, eso se espera.

Crisis de confianza

"Así nos sorprendió la pandemia, dogmatizados con carátulas de lo bueno y lo malo, que no nos permiten separar la paja del oro". Pamela Ramírez, Directora ejecutiva Corporación Proa
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La confianza es el valor más noble que rige las relaciones humanas. El creer, es una capacidad imprescindible para desarrollarnos, superar los temores, vencer la mediocridad, un impulso a ser y hacer desde la esperanza y el bien común.

A inicios de los 90, como país creímos que un mejor futuro era posible: menos pobreza, mejor distribución económica, educación de calidad, salud y vivienda dignas. Habíamos recuperado la democracia y todos los sueños eran posibles.

Consignas más, consignas menos, ahora eran los buenos quienes llevaban la batuta. Así comenzamos a cimentar nuestra vida política sobre un abismo. Tras una etapa de diplomáticos acuerdos, pronto caímos en la ley del empate y la política se redujo a simple marketing, salvo honrosas excepciones.

La justicia social se extravió en el camino y el estallido apenas es un referente de tantos sueños truncados en la incapacidad del mundo político de hacer concesiones que permitieran establecer políticas de Estado.

Así nos sorprendió la pandemia, dogmatizados con carátulas de lo bueno y lo malo, que no nos permiten separar la paja del oro. Con la sensación de un sálvese quien pueda, incrédulos de un todos y todas. Si hasta el leguaje parece fragmentarnos.

Aun peor, como buenos latinoamericanos, vamos a destiempo hasta en la forma del hacer. El liderazgo como lo entendíamos hace una década, ya no tiene cabida. El hacer y por tanto el solucionar de hoy requiere trabajo en equipo, miradas múltiples y un enfoque sistémico.

La credibilidad y el sentido de comunidad lo perdimos en décadas de "buenos y malos". Ello no se recuperará en un periodo. Pero la forma de liderar hoy puede marcar la diferencia en la vida o muerte cada uno de nosotros.

Sin altura de miras, sin sentido de comunidad, sólo lograremos hundirnos en la miseria. No hay justificación posible a la mezquindad, qué más evidencia que la gran factura que hoy nos pasan todas esas fallas consolidadas en el tiempo a vista y paciencia de todos.

La más crítica, la educación, el comprender, analizar y no requerir recibir todo deglutido. Luego la salud mercantilizada, la precariedad del trabajo, el déficit habitacional, la segregación urbana y aún más asociada al requerimiento de transporte.

Todo ello hoy nos está costando vidas humanas.

La casa del señor Klein

"Desafortunadamente, los valores sobre los cuales se fundan la "vivienda mínima" actual, suelen ser muy diferentes". Stephane Franck Demiddel, Académico y secretario de Estudios de Arquitectura USS
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Hace varias semanas estamos confinados en nuestros hogares, enfrentándonos a nuevas situaciones, obstáculos y a una, aparente, nueva realidad. La obligación de quedarnos en casa nos llevó a exponernos a ese mismo lugar, como también a todos los que habitan en él. Y ambas cosas, las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Ciertamente, nuestro desmesurado ritmo laboral nos permitió hacerle el quite, pero la cuarentena nos enfrentó despiadadamente a esa realidad que siempre estuvo y que es nuestra. Las consecuencias pueden variar entre dos matices: el enriquecimiento o el deterioro de las relaciones y/o de nuestro estado anímico. Dichas consecuencias dependen, en gran medida, de la cualidad y calidad del espacio en que estamos confinados.

En consideración del reducido tamaño de gran parte de las viviendas, sean casas o departamentos, y de sus consecuencias sobre nuestro estado anímico, cabe detenerse sobre el concepto de vivienda mínima. Un concepto que no es novedad ya que ha sido objeto de estudios desde hace más de 100 años. Y esa revisión histórica lleva a plantear que la principal diferencia con la oferta actual no radica meramente en las dimensiones o los materiales, sino en los valores sobre los que se fundaron las propuestas. Una diferencia que podría ser la causa de los graves problemas que estamos sufriendo en las tipologías más recientes. El recuerdo se enfocará en el arquitecto alemán Alexander Klein.

Klein pertenecía a la línea de la Arquitectura Funcional, dentro del Movimiento Moderno, que tuvo su máxima expresión en los años 30 y 40 del siglo pasado. Sus estudios fueron casi exclusivamente orientados hacia la vivienda social que, en esa época, se denominaba vivienda obrera o barata. Cabe aclarar que la preocupación por encontrar una solución a esa tipología se inició a fines del siglo XIX. Sin embargo, la diferencia con los funcionalistas radica en su objetivo de encontrar una solución al elevado costo de la vivienda, a través de la revisión de materiales y dimensiones. Con el fin de poder asegurar la entrega de viviendas a la clase obrera o trabajadora, bajo la entonces tradicional figura del arriendo, estimaban primordial reducir los costos de la construcción y así poder bajar el valor del arriendo para que fuera accesible a dichas familias. Por consiguiente, iniciaron el estudio de las tipologías de viviendas urbanas, principalmente departamentos, enfocándose en las proporciones, dimensiones, funcionalidad, organización, aprovechamiento del sitio… con el fin de lograr un máximo rendimiento y un menor costo. Diferentes temas que quizás no difieren mucho con la actualidad. Sin embargo, la gran diferencia radica en el valor primordial sobre el cual se basaban dichos estudios: la salud biológica del habitante. Como biológica, se entendía tanto la salud física como la psicológica. "Luz, aire y sol para todos" era una de las premisas de Klein y de los funcionalistas, demostrando preocupación por lograr una vivienda que respetara las condiciones higiénicas de vida y la utilización funcional óptica. A modo de ejemplo, una ventana permite la ventilación del espacio, el ingreso de luz natural como también la proyección visual hacia el paisaje. Tiene, por lo tanto, un impacto sobre la salud física como también psicológica del habitante.

Desafortunadamente, los valores sobre los cuales se fundan la "vivienda mínima" actual, suelen ser muy diferentes. Nuevamente, nos enfrentamos a un problema cuyas raíces están en el estado cultural y valórico de nuestra sociedad, ya que lo construido es el fruto del contexto, el que engloba a muchos actores.