Nueva York extiende el toque de queda tras nueva jornada de saqueos y protestas
ESTADOS UNIDOS. El presidente Trump criticó duramente al gobernador Andrew Cuomo y lo responsabilizó por el estado desolador en el cual amaneció ayer la ciudad. Pese al coronavirus, miles volvieron a manifestarse contra el racismo.
Nueva York vivió ayer una nueva ola de protestas ciudadanas reclamando justicia y en contra del racismo, pese al aviso de las autoridades de que el coronavirus se puede extender y tras una noche de saqueos en Manhattan que llevó al alcalde a extender el toque de queda hasta el próximo domingo, en un intento por frenar los disturbios que han dejado partes de la ciudad asoladas y que han disparado la tensión política.
A pesar de que estas protestas diurnas son pacíficas, el toque de queda, el primero en la Gran Manzana en casi 80 años, se adelantará a las 20 horas, después de que el lunes el grueso de la violencia comenzara justo al anochecer, antes de que entraran en vigor las restricciones, que habían sido fijadas para las 23 horas.
Numerosas tiendas del centro de Manhattan, sobre todo establecimientos de lujo, fueron saqueadas durante la noche, mientras que también se registraron importantes disturbios en áreas del Bronx, incluidos ataques a por lo menos dos agentes de policía.
Esta mañana, en distintos puntos de la Gran Manzana, todavía se podían ver los escaparates rotos, los productos desparramados por los sueltos o los restos de fuegos en plena calle.
En total, se efectuaron más de 700 arrestos en la ciudad, con diferencia el mayor número desde el inicio de las protestas desencadenadas por la muerte en Mineápolis de George Floyd, un hombre negro, a manos de las fuerzas del orden.
"Ayer tuvimos muchos problemas en algunas partes de la ciudad", admitió el alcalde neoyorquino, Bill de Blasio, quien subrayó que eso no se va a aceptar y responsabilizó de los disturbios a "miembros de pandillas" y "criminales comunes".
A los manifestantes pacíficos, a los que dio su apoyo, les pidió que limiten sus protestas al día. "Oímos las preocupaciones de los manifestantes pacíficos y legítimos que quieren ver cambios en la relación entre la Policía y la comunidad", aseguró.
Choque político
Al propio De Blasio, sin embargo, le llovieron los ataques desde distintos frentes por haber permitido los saqueos de la noche anterior, que se produjeron pese al toque de queda y a que se había doblado el número de agentes en las calles, hasta 8.000.
Las críticas le llegaron desde la Casa Blanca, con el presidente de EE.UU., Donald Trump, denunciando que Nueva York había sido arrasada y exigiendo el despliegue de la Guardia Nacional, pero también desde las filas de su propio partido, el Demócrata, con el gobernador del estado, Andrew Cuomo, cuestionando abiertamente su gestión.