Una política más agresiva
La destrucción de empleos es preocupante por el deterioro de las condiciones económicas. El Estado debe hacer algo mayor a lo hecho hasta ahora. Es urgente. Grandes desafíos exigen sacrificios importantes. La independencia de España se logró merced a un gran endeudamiento de la nación. Nadie podría desconocer eso. Parece tiempo de romper el exceso de ortodoxia.
Chile está entrando en una crisis severa: sanitaria, por la cantidad de contagiados y económica, por el impacto en el empleo y la destrucción de empresas. Hay que retroceder hasta 1982 para ver algo de esta magnitud.
Todo se ve agudizado por el impacto de la violencia de la crisis social y el mal ánimo reinante. A los efectos de lo primero, sobre todo en el comercio, sumamos una pesadumbre que no vivíamos hace mucho tiempo. Tal forma de interpretar la realidad hará más difícil la recuperación.
En este punto tenemos que convenir que el Estado tiene un enorme rol que cumplir, mucho mayor del que ha ejecutado hasta ahora.
Vale la pena revisar lo que han hecho otros países: Australia, por ejemplo, tomó deuda para garantizar el salario de los trabajadores más precarios, al menos por cuatro meses. Lo mismo hicieron otras naciones, es decir, un esfuerzo económico, acorde al tamaño del problema enfrentado.
Chile no es Australia, ciertamente, tampoco un país rico, pero tiene espacios enormes para avanzar en una oferta que le dé mayores certezas a la ciudadanía. También habrá que discutir el aporte extra de los sectores más acomodados e industrias. No hay otra manera de hacerlo para que esto no empeore.
Debemos decirlo con claridad: han sido correctas las medidas de protección del empleo, Fogape, la entrega de canastas familiares, pero no son suficientes; se requiere algo mayor, a gran escala.
Lo delicado son los contextos: el desempleo está casi en 9% a nivel nacional y casi en 10% a nivel regional, cifras que seguirán empeorando en un sustrato delicado: el ingreso promedio de los hogares no supera los 700 mil pesos mensuales, la mayoría de los empleados gana 300 mil pesos al mes y tenemos todavía una altísima precariedad laboral, sueldos que no han crecido, deudas en aumento, personas sin contrato y dependiendo del día a día para sobrevivir.
Es aquello lo que hay que entender mejor y así evitar una conflictividad que no ha desaparecido y que solo puede empeorar por el deterioro de las condiciones objetivas y las expectativas.