Aumentan tomas en cerros del sector norte y extremo sur durante la pandemia
REALIDAD. Algunas personas han aprovechado la emergencia para ocupar terrenos de forma ilegal.
Tiene 63 años, pero tal cual lo hace una cabra montés, Candelaria Cancino, se las arregla sin problemas para recorrer las cumbres rocosas de los cerros más empinados de la ciudad, incluso sobre la línea de los campamentos, buscando un nuevo sitio donde levantar su casa.
El lugar escogido, son diversos paños -algunos ya delimitados-, de la parte alta de la Villa Chica, ubicada en los alrededores del Macro Campamento Balmaceda, en el sector norte, a la altura de la calle Juvenal Morla. Unas cuantas cuadras más al sur de las torres de alta tensión.
Está consciente que tomarse un terreno fiscal es ilegal, y que existe además un alto riesgo de sufrir un derrumbe al irse a vivir tan cerca de las cumbres de los cerros, y que hacerlo significa que incluso puede quedar sin nada, tras dejar su actual casa y sufrir un eventual desalojo en el nuevo sector. No obstante, dice, ya no soporta su realidad de vida.
"Sé que no debemos tomarnos estos terrenos, que es algo ilegal, pero es que ya no sé dónde más ir. Llevo años aguantando la vida que se da dentro del campamento Futuro Antofagasta, donde ya no se puede vivir. A nuestros vecinos en el campamento no les importa tomar y meter ruido de lunes a lunes. Hay peleas, son matones y nos han quitado metros y metros de espacio de nuestra casa en el campamento y si les decimos algo, se molestan y amenazan. Yo ya no puedo vivir así, es demasiado el peligro, no se puede", explicó llorando.
Despidos
Así como la señora Candelaria, existen otros muchos vecinos que, durante los últimos días, e incluso semanas, aprovechando la cuarentena, han comenzado a mirar la falda de los cerros, como verdaderas oportunidades para, en ausencia de las fuerzas policiales de orden público y organismos pertinentes -quienes han estado preocupado de la contingencia-, poder construir sus hogares, pese a la ilegalidad que eso significa.
Vecinos que incluso, según detallaron ellos mismos, han tenido que pasar algunas noches a la intemperie, con tal de asegurar algunos metros del terreno en cuestión. Así lo explicó la vecina Nataly Duchen, quien después de quedar cesante, el mes pasado, y no lograr conseguir un nuevo trabajo en la ciudad, se vio en la obligación de irse a vivir a una toma.
"Yo me vine a estos terrenos, porque hace unos días me enteré, por una amiga que vive en un campamento, que aquí estaban recibiendo gente. Nunca pensé tener que venir a vivir a una toma, pero tras perder mi empleo (en el mall), producto de la pandemia, me quedé sin ningún tipo de sustento. Ya no tengo para pagar el alquiler, solo la comida. Con mi hija tuvimos que hacerlo de esta manera, porque no hay trabajo. A la hora que no tengo a mi amiga, no sé qué estaríamos haciendo", sostuvo.
La mujer acotó que muchas de las personas que, al igual que ella, están buscando establecerse en el sector, son familias que también se quedaron sin la posibilidad de poder mantenerse, tras perder sus fuentes laborales. Experiencias de vida que han logrado conocer tras días de estar en el sector, cuidando los nuevos terrenos.
"El viernes, se escogieron los lugares. Estábamos todos esperando, mamás con hijos a las 3 de la mañana. Solas. Así está la cosa, muchos de quienes queremos vivir aquí, perdimos nuestros trabajos. No es que queramos ser frescos, es que no tenemos qué más hacer", precisó.
Sector sur
El escenario que se presenta en el extremo sur de la ciudad, más específicamente a la entrada de Coloso, es similar. Se pueden apreciar diversas mediaguas y construcciones más elaboradas, que incluso llevan bases de metal.
Al lado de estas viviendas, se mantienen diversos terrenos delimitados con tiza y cintas naranjas, en clara intención de ser ocupados durante los próximos días, ante la vista y paciencia de todos.
Desde la gobernación de Antofagasta, explicaron que las acciones de desalojo de estos terrenos, solo se producen cuando existe una solicitud para tales fines, según requerimiento de Bienes Nacionales. De lo contrario, no existen competencias atribuibles al organismo, para hacer los desalojos.
"No es que queramos venir a vivir a un campamento, es que muchos perdimos el trabajo y no nos quedó otra opción".
Nataly Duchen, vecina en toma
"Vine por un pedazo de tierra, a ver si puedo encontrar otro lugar donde vivir más tranquilos junto a mi esposo".
Candelaria Cancino, vecina de campamento