"Este puede ser un año perdido para el turismo, el comercio y el transporte"
El decano de la Facultad de Economía de la Universidad Central, Luis Riveros, quien fuera además rector de la Universidad de Chile entre 1998 y 2006, se refirió a los principales efectos negativos que experimenta la economía producto de la emergencia sanitaria por el COVID-19.
Escenario en que la afectación de las pequeñas y medianas empresas (pymes), el desempleo, que superaría los dos dígitos antes de fin de año, y el efecto negativo en la inversión, son las consecuencias más inmediatas y preocupantes.
Dentro de toda la incertidumbre que genera la emergencia por el COVID-19 ¿Existe alguna certeza en materia económica?
- Domina la incertidumbre, por supuesto, pero ya hay proyecciones más o menos a firme sobre la evolución de la economía en los próximos meses. Este año, el Producto Interno Bruto (PIB) chileno va a caer, asumimos un 3% aproximadamente, lo cual es una cifra importante, sobre todo en una economía como la nuestra que está acostumbrada a crecer.
La caída per cápita es mayor todavía, porque la población crece a 1,5% al año, por lo tanto el producto disponible per cápita va a caer en 4,5% y eso es una caída importante para el promedio que, por supuesto, es mucho mayor para uno de los efectos que está teniendo esta crisis, que es el aumento del desempleo.
La desocupación es entonces el efecto más inmediato y visible de esta emergencia.
- Sí, porque producto de la caída del PIB, la desaceleración del crecimiento, aumenta el desempleo y con eso la situación social se hace más álgida. El desempleo venía creciendo producto de las protestas y sobre todo el efecto negativo que eso tuvo en las pequeñas y medianas empresas y, por lo tanto, eso fue un primer shock que la economía empezó a sentir en marzo, cuando se estimó que habían 300 mil empleos menos.
Hoteles que se desactivaron porque cayó el turismo, del mismo modo cadenas de distribución como en Antofagasta, Santiago y Valparaíso. Muchas empresas pequeñas simplemente desaparecieron, y eso va a llevar el desempleo a una tasa que probablemente estará en los dos dígitos, 14, 15%, y eso concentra el problema -todavía más- en aquellos que van a sufrir o están sufriendo ya el desempleo, la caída del ingreso, del consumo, que tiende a profundizar más la caída del producto.
¿Cuándo podríamos esperar el punto más crítico?
- Se ve bastante complicado este año y soy de la opinión que esto se va a hacer todavía más evidente y más álgido entre septiembre y diciembre, en que se notará todavía más. Además el efecto de la pandemia no va a pasar, mucha gente creía que esto era cosa de dos o tres meses y luego volvíamos a la normalidad, y eso ya está claro que no será así, va a ser una normalidad muy especial, con distancia social, con mascarillas, alcohol gel, con todo esto, y muchas actividades que funcionarán a medias.
¿Existe otro efecto negativo que debamos esperar?
- Junto con las pymes y el desempleo, va el efecto negativo que tiene en la inversión, problema que venía desde fines del año pasado, porque todos estos eventos de protesta que nos afectaron en todo el país naturalmente que afecta la inversión. Un inversionista no va a venir con sus recursos para arriesgarlos.
Por lo tanto, la inversión ya se había desacelerado, ya había caído significativamente y los nuevos proyectos están posponiéndose, y con el efecto de la pandemia, que vino desde marzo hacia adelante, se ha profundizado, diría yo.
¿Qué se puede esperar en sectores sensibles a la inversión, como la gran minería?
- En el caso del sector minero el comercio exterior se ha venido abajo, la única buena noticia es que este año China crecerá un 1%, que eso para China es nada, porque siempre ha crecido al 7 o 9%; pero eso significa que -por lo menos- vamos a tener la perspectiva de un aumento de la demanda para el próximo año. Es la única buena noticia.
Pero efectivamente la inversión minera, en turismo y todo lo que tiene que ver con la inversión inmobiliaria, se ha venido, simplemente, abajo.
Considerando el temor a viajar que nos seguirá acompañando ¿Los efectos en la industria turística están todavía por verse?
-Sin duda eso ira in crescendo y no se va a mejorar, sin duda, y como todo el mundo, los chilenos esperábamos una pandemia que fuera más focalizada, y no, las pandemias se producen por oleadas sucesivas. Nosotros, por ejemplo, estamos llegando al peak de la primera oleada que será ahora a fines de abril y principios de mayo, pero después viene una segunda oleada, que tiene que ver con nuestras conductas, con nuestra falta de disciplina social, y eso tiende a hacer persistir este fenómeno pandémico. Por lo tanto, esto continuará y el turismo va a seguir siendo afectado de aquí en adelante.
Volviendo a la minería ¿Qué proyección hace de la cotización del cobre?
- Algunos metales se han estabilizado, pero en un nivel bajo, yo creo que al cobre le va a costar recuperarse, porque el cobre tiene que ver con la recuperación de la industria y a la industria le va a costar tomar vuelo, mire Estados Unidos, mire donde están los países europeos, donde está Alemania y los mimos chinos.
Creo que la demanda por metales, en general, está bastante aletargada y seguirá así lo que resta del año. Recién hay indicios en algunas partes que las cosas no están siendo peor. El cobre seguirá cerca de los dos dólares, sin duda.
Junto al turismo ¿Qué otros sectores se han visto particularmente afectados con la emergencia?
- Creo que turismo es definitivamente el más afectado y luego comercio y transporte han sido los sectores más afectados por esta pandemia y también por los hechos anteriores, podríamos hablar de una año perdido para ese sector, creo que vamos en camino a eso, porque vamos a llegar a octubre en condiciones muy similares a las que tenemos hoy, no me cabe ninguna duda y, por lo tanto, eso será un año perdido.
Eso significa un año de hoteles con 90% de desocupación, líneas aéreas que no están funcionando, empresas de transporte de pasajeros que no trabajan, y esas son pérdidas brutales que, obviamente, representan también algo malo para el país, porque Latam esté en esta situación no es malo solo para Latam, es malo para el país, y ahí hay que tomar decisiones y ver cómo podemos hacer para minimizar el costo social de estas situaciones.
Decisiones que pueden ser poco populares, como un eventual rescate de Latam.
- Naturalmente hay que tomar decisiones que no son muy populares, como la pandemia lo muestra, el tener comunas enteras en cuarentena no es popular, pero hay que hacerlo, y no es muy popular pasarle multas de $2 millones a una persona por burlar las reglas. Siento que es el mandato que tiene la autoridad, en algún punto, para decidir por nosotros.
Hay que ver el mecanismo, porque soy partidario de que si algo así ocurre (rescate) el Estado debería comprar propiedad accionaria de la empresa que esté en esa situación.
Que es lo que se ha planteado en algunos países como Alemania.
- Se ha planteado en varias partes, pero no soy partidario de un salvataje del tipo que hicimos con los bancos a comienzos de la década del 80, porque eso es un traspaso de plata y nada más, pero siento que el Estado debería acompañar a las empresas y hacer parte de la empresa también.
"La demanda por metales, en general, está bastante aletargada y seguirá aletargada lo que resta del año. El cobre seguirá cerca de los dos dólares, sin duda". "Soy partidario de que si algo así ocurre (eventual rescate a Latam) el Estado debería comprar propiedad accionaria de la empresa que esté en esa situación".