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Teorías conspirativas,

PANDEMIA. La desinformación se esparce al igual que el virus. Grupos no creen en la gravedad de la amenaza o culpan de ella a las súper potencias mundiales.
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Nayara Batschke / Efe

El coronavirus es una guerra biológica entre potencias, un experimento de laboratorio o una gran estratégica de publicidad. Estas teorías conspirativas ganan día a día más seguidores y suponen un enorme desafío en el combate al COVID-19.

Desde el inicio de la ahora globalizada crisis del coronavirus, no tardaron en aparecer grupos negacionistas que rechazan lo establecido por la comunidad científica (el patógeno es más letal y contagioso que el que causa la gripe común) y que minimizan la gravedad de la pandemia, a pesar de los miles de muertos que ha causado.

Algunos gobernantes también han adoptado una posición escéptica, como el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien calificó la emergencia sanitaria como "histeria" o "fantasía" alimentada por la prensa.

Bolsonaro ha criticado, de forma velada las medidas de contención adoptadas por algunos gobernadores de su país y él mismo, cuando era sospechoso de haber contraído el virus, se saltó las recomendaciones médicas al apretar las manos y abrazarse a numerosos seguidores en una manifestación a su favor la semana pasada.

En aquellos actos alentados por el dirigente, muchos sostenían pancartas con frases como "Yo no le tengo miedo a un virus" o "¿Qué es un coronavirus para quien ha sobrevivido al comunismo?".

"Ese tal coronavirus no me da miedo, para nada. No estoy ni un poco preocupada, es solo una invención más", señaló a Efe la jubilada Tina Alves durante una marcha en Sao Paulo, capital del estado homónimo, donde viven unas 44 millones de personas y que concentra la mayoría de los casos de COVID-19 en Brasil.

Entre las teorías que ganan más terreno a nivel global destaca la que defiende que la pandemia, en realidad, es una "guerra biológica" entre las mayores potencias del mundo.

"Es una guerra biológica entre potencias mundiales como Estados Unidos con Rusia para poder acabar con China. Creo que ese virus ha sido creado en laboratorio", señaló a Efe la fisioterapeuta Leticia Belaz, de 23 años.

Corrientes

Pese a que el coronavirus supera los 20.000 muertos y unos 460.000 infectados en todo el mundo, en las redes sociales y corrientes de WhatsApp se ha aumentado la diseminación de noticias falsas, videos y textos atribuidos a expertos de salud con las más diversas teorías sobre una "invención" de la epidemia, que tendría intereses oscuros detrás.

Estas creencias defienden desde que el coronavirus sería una "estrategia de marketing" de grandes grupos farmacéuticos hasta una invención de China para asumir el liderazgo global.

"Ese coronavirus es menos potente y mucho más inofensivo que el H1N1, la influenza o el SARS. Lo que pasa es que cuando hay una oportunidad de ganar dinero, todo el mundo quiere", dice un empresario en un video que circula en diversos grupos de WhatsApp al que Efe tuvo acceso.

"Está claro que eso (COVID-19) tiene intereses económicos y políticos detrás, para recibir dinero, millones de dólares en recursos para controlar una epidemia que ni siquiera existe", afirma un supuesto médico brasileño en otro video, que cuenta con decenas de miles de visualizaciones en grupos negacionistas en Facebook.

Grupos virtuales

Ni siquiera los países más afectados, como China, la cuna de la epidemia, o Italia, el nuevo epicentro de la enfermedad y cuya cifra de muertos supera los 7.000 fallecidos, están inmunes a los bulos, negaciones o noticias ficticias.

Un grupo de Facebook, creado en el país mediterráneo y titulado "Fake News Coronavirus", se propone a discutir "el increíble engaño" del COVID-19 y trae en sus discusiones teorías de que el virus sería un "experimento controlado por EE.UU." o que la crisis ha sido "inventada" para colapsar la economía mundial.

Otros grupos, como el anglófono "CoronaVirus/COVID-19 (No Censorship)" y que cuenta con alrededor de 2.000 miembros, permiten publicaciones tanto de alerta y prevención como de crítica o negación de los riesgos y la misma existencia del coronavirus.

Algunas voces formadas en instituciones de peso también han sembrado polémica.

El biólogo y científico Shiva Ayyadurai, doctorado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts Masachusset (MIT), publicó en Twitter que el "alarmismo del coronavirus" entrará para la historia como "una de las mayores fraudes para manipular la economía, eliminar el disenso y empujar remedios obligatorios", una posición que reafirmó después, pese al alud de críticas que recibió.

"Nuestro futuro, nuestra salud, nuestra economía, nuestra libertad está bajo ataque y no podemos sucumbir al fascismo que traen el miedo y la #FakeScience", dijo.

Asimismo, Twitter ha eliminado una de las publicaciones subidas por el ex sheriff del estado estadounidense de Wisconsin David Clarke, quien instó a sus más de 900.000 seguidores a "inundar" bares y restaurantes para proteger a su país de la "histeria" por una "maldita gripe".

Fake news

Las autoridades alrededor del mundo advierten que las consecuencias de los bulos y noticias falsas podrían ser tan o más letales que el propio coronavirus, por lo que diversos países están adoptando estrategias para frenar la diseminación de las fake news.

La Comisión Europea pidió responsabilidad por parte de los ciudadanos y ha instituido la East Stratcom Task Force, una unidad que se encarga de "informar y contribuir a vigilar" la desinformación durante la crisis del COVID-19.

En Brasil, el Ministerio de Salud lanzó una página y una red en línea con los que se propone a desmentir los bulos y proporcionar informaciones correctas a la población, mientras que los principales medios de comunicación globales han creado servicios orientados a la verificación de informaciones y orientación de las personas.


un desafío para el combate contra el


COVID-19

Coronavirus y el estallido social

El 26 de febrero Brasil confirmó su primer caso de COVID-19 en Sudamérica y el 3 de marzo Chile se sumó a la lista de países con contagios. La noticia volcó la atención pública hacia esta enfermedad, que hasta esa fecha era vista como distante por los habitantes de la región. En Chile, la llegada del virus surgido en Wuhan, China, coincidió con las movilizaciones sociales, que justo en marzo intentaban reactivarse. Esto hizo que algunos sectores establecieran una relación entre la llegada de la enfermedad y un intento del gobierno por sacar de la mesa las demandas aún insatisfechas. Tales voces, sin embargo, pronto se acallaron. El 19 de marzo, con ya 238 casos confirmados, los partidos políticos acordaron la suspensión del plebiscito constitucional de abril y los últimos sondeos dan un mayoritario apoyo a la dictación de medidas rigurosas para contener la pandemia.