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Varios meses desafiantes

No nos engañemos: el escenario futuro es oscuro y por ello exigirá esfuerzos enormes, disciplina y mucho trabajo de toda la sociedad. Esta crisis es grande. Hay que estar abierto a distintos escenarios en la medida de que todavía no sabemos cuánto durará la epidemia y qué otras medidas restrictivas aplicarán las autoridades.
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El último mensaje presidencial fue enfático en reconocer que el país enfrentará semanas muy complicadas por la crisis sanitaria derivada del COVID-19. Pero habría que decir que Chile y el hemisferio sur, en realidad, tendrán meses difíciles por delante.

Lo económico será algo duro de enfrentar. Muchas empresas de distinto tamaño no sortearán este momento, porque no tienen la liquidez o las espaldas financieras para ello. El impacto desde allí será enorme.

Pensemos en restaurantes, pequeños comercios, hoteles, emprendimientos vinculados al turismo, estamentos que no requieren mucha inversión, pero generan mucho empleo.

En otro plano están industrias de gran tamaño que igual están siendo golpeadas por esta impensada ola. El sector de las aerolíneas es el más llamativo, pues son varias las que ya han advertido a sus gobiernos que su negocio está en riesgo.

Centros comerciales y fabriles de todo tipo están en la misma encrucijada.

Parece bien evidente adelantar que esto exigirá nuevas formas de vinculación entre los roles del Estado y los privados.

En un sentido, puede haber similitudes a lo ocurrido en 2008 con la crisis subprime cuando varios gobiernos, intervinieron compañías para salvarlas de la quiebra, algo que va en contra de las reglas del capitalismo, pero que se entiende en la posición estratégica que muchas áreas tienen para los países.

Hay que estar abierto a distintos escenarios en la medida de que todavía no sabemos cuánto durará la epidemia y qué otras medidas restrictivas aplicarán las autoridades y organismos multilaterales para hacer frente a la enfermedad.

Algo debemos aprender de las sociedades orientales, en especial aquella vinculada al valor y la importancia del colectivo por sobre lo individual, característica tan propia de las naciones occidentales.

Ciertamente, los gobiernos, por sí solos, no pueden hacer frente a esta realidad, si no tienen el concurso de la ciudadanía y de otros gobiernos. Pero también se requerirá una adaptación a la nueva realidad y de aquello, los chilenos y latinoamericanos, tenemos mucho que aprender.

La defensa penal en tiempos de COVID-19

"Hemos seguido cumpliendo también nuestra función con el esmero y profesionalismo de siempre".
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En el tiempo se han sucedido muchas plagas y pestes. En esta segunda década del siglo XXI en que nos creíamos invulnerables llegó el COVID-19 a alterar sensiblemente nuestra cotidianidad. La OMS la declaró pandemia, lo que da cuenta de su impacto global. Todo ha sido afectado por su pesada sombra: mercados, instituciones, sistemas educativos, sistemas de salud, etc.

Son días complejos. Más de alguien ha dicho que está en juego la supervivencia. Puede ser que de algún modo importante nada vuelva a ser como era antes. Son días complejos porque son días en que la incertidumbre se ha instalado. ¿Quién puede decir con certeza cuánto durará esta "crisis sanitaria"?

En tiempos difíciles es encomiable el esfuerzo que todo el personal de salud hace para seguir cumpliendo sus funciones. Así como ellos muchos otros trabajadores de este país siguen saliendo de sus casas para cumplir sus roles. ¿Ha pensado usted que pasaría en cada una de nuestras ciudades si no hubiese alguien que saliese todos los días a retirar sus desechos, a transportar alimentos, a reparar desperfectos eléctricos? Son tareas imprescindibles. Son personas imprescindibles.

Estos días han sido también difíciles para la defensa penal. Nuestra tarea se desarrolla en oficinas, comisarías, tribunales y cárceles. Lugares en que se congrega mucha gente. Hemos seguido cumpliendo también nuestra función con el esmero y profesionalismo de siempre. No obstante, hemos tomado decisiones que van en la línea de privilegiar la atención remota de público, a fin de contribuir a evitar la propagación del virus. Hoy el trabajo a distancia, gracias al avance tecnológico, es una posibilidad en áreas como la nuestra. Por ello, estamos realizando desde la semana pasada entrevistas telefónicas o videoconferencias con nuestros usuarios privados de libertad. Y seguiremos en las que vienen

Sin embargo, la atención en tribunales es un punto crítico en nuestro trabajo, pues exige el desplazamiento de muchas personas, lo que en un escenario de recrudecimiento del COVID-19 es una fuente de riesgo para usuarios, defensores/as, fiscales y jueces. Nos estamos preparando para ello, explorando y probando la realización de audiencias a través de videoconferencia que exijan el mínimo traslado y, con ello, generen el mínimo riesgo. Ésta forma de trabajo exige, en todo caso, contar con los antecedentes que permiten la imputación que se hace a una persona y la entrevista previa a ésta.

Nuestro compromiso en estos aciagos días es seguir cumpliendo nuestra función legal, sin exponer innecesariamente a nuestros compañeros y compañeras de trabajo. Estamos seguros que "Sin Defensa no hay Justicia", pero que sin defensores no hay defensa posible.

Ignacio Barrientos Pardo

Defensor Regional de Antofagasta

Teletrabajo: una oportunidad en la crisis

"La penetración de Internet en Chile es del 87% (Digital 2020 Report) y existen 102 conexiones por cada 100/hab (Subtel)". José Miguel Castro, Diputado de la República
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Hay un antes y un después en la discusión sobre teletrabajo en Chile. Si hasta después del estallido social de octubre, más de un 30% de las empresas reconocía haber aplicado esta modalidad (Encuesta de Randstad), ahora con la emergencia sanitaria producto del coronavirus, el 72% de las grandes compañías comenzó a trabajar a distancia.

Hace unos días cuando el COVID-19 aterrizaba en Santiago, fui el primer parlamentario en aplicar la modalidad con mi equipo, ya que estábamos frente a una pandemia según la OMS. Así, cerré las sedes de Antofagasta y Calama. Varios replicaron la idea.

¿Se trata de una oportunidad? Sí. La modalidad de trabajo "parcial o completo" hoy evitará más contagios al reducir la movilidad de las personas. Aplicarlo en el mediano y largo plazo también será una inversión de ahorro en tiempo y dinero, sumado a la reducción del estrés que - en algunos casos - significan los largos minutos de desplazamiento. Esto sin contar las ganancias en tiempos de descanso, para compartir con la familia, la calidad en alimentación en casa y compatibilidad en horarios familiares y laborales. En definitiva, una mejora en la calidad de vida.

Pero las ganancias no son sólo para el trabajador, sino que también para el empleador, que puede compensar estas horas en ahorro de costos de arriendo, luz, calefacción en oficinas. Incluso, aún más profundo: contar con un trabajador feliz que producirá más.

Nuestra propia crisis social más la pandemia nos han permitido entrar en una fase de análisis y reflexión sobre esta modalidad de trabajo, convirtiéndose en una oportunidad para que nos capacitemos en nuevas tecnologías y busquemos alternativas a las nuevas formas de consumo y hábitos de vida de los chilenos.

El teletrabajo nos plantea cuestiones estructurales tanto en las oficinas como en los hogares.

¿Qué tan preparados estamos?

La penetración de Internet en Chile es del 87% (Digital 2020 Report) y existen 102 conexiones por cada 100/hab (Subtel), lo que implica que tenemos las condiciones para dar un salto cualitativo en esta área.

Nuestro desafío es que, la propuesta sobre teletrabajo que discutimos en el Congreso, no sólo regule y extienda medidas de flexibilidad para facilitar la conciliación familiar y la organización del trabajo, sino que también concilie a tantos trabajadores que son los héroes de hoy y a los que les es imposible trabajar de forma remota, desde la persona que elabora el pan al personal sanitario pasando por personal de transportes, alimentación, limpieza y tantos.

Chile y el mundo cambió, tenemos una oportunidad única para discutir y avanzar en esta línea en un marco regulatorio bien elaborado y con las reglas claras.