Tras la muerte de 33 soldados en Siria, Turquía abre su frontera a refugiados
CRISIS. Grecia y Bulgaria reforzaron la seguridad en sus fronteras y hasta anoche no se veían aún grandes flujos de inmigrantes que huyen de la guerra. El régimen de Bashar Al Assad realizó un bombardeo aéreo que alcanzó a los efectivos turcos.
Turquía decidió ayer en la madrugada no restringir más el paso de refugiados sirios por sus fronteras hacia Europa, luego del ataque del régimen de Bashar Al Assad que dejó un total de 33 soldados turcos fallecidos en Idlib, norte de Siria. Hasta anoche, sin embargo, Grecia no registraba cambios significativos en las llegadas de refugiados o inmigrantes a sus islas, señaló a Efe un portavoz de la guardia costera helena.
La misma fuente añadió que esta autoridad está en contacto permanente con los guardacostas turcos y que habrá que esperar unos días para poder evaluar si ha habido un cambio en la situación.
Al mismo tiempo, recordó que las patrullas marítimas se han venido reforzando desde hace algún tiempo, aludiendo con ello a la orden emitida por el Gobierno del conservador Kyriakos Mitsotakis, de aumentar la vigilancia fronteriza en el marco del endurecimiento de la política de asilo.
Las llegadas a Grecia a través del mar no se han detenido nunca desde que estalló la crisis migratoria, y si bien no son comparables a las de 2015 y comienzos de 2016, algunos días llegan a superar los dos centenares. Ante la llegada de "cifras significativas" de migrantes en la frontera grecoturca y su "intento de entrar al país ilegalmente", Mitsotakis recalcó que Grecia "no tolerará entradas ilegales en Grecia y por eso ha aumentado la "seguridad fronteriza".
"Grecia no tiene ninguna responsabilidad sobre los trágicos eventos de Siria y no sufrirá las consecuencias de las decisiones tomadas por otros", señaló el primer ministro en su cuenta de Twitter.
La zona de cruce
La alarma saltó después del bombardeo en la ciudad siria de Idlib que costó la vida a 33 soldados turcos, ataque que llevó al portavoz del gubernamental partido islamista Justicia y Desarrollo (AKP), Ömer Çelik, a señalar que Turquía ya no podía retener a los refugiados.
A media mañana y después de que grupos de migrantes se concentraran ante la frontera terrestre grecoturca, Atenas ordenó el cierre del paso de Kastaniés, en el norte del país.
La clausura se produjo después de que varios grupos intentaran entrar en Grecia, uno a través de ese cruce y otro saltando la valla que hay en los alrededores. Por ese motivo, se decidió además desplegar efectivos policiales adicionales en ese punto.
El paso de Kastaniés, cerca de la ciudad turca de Edirne, es uno de los pocos cruces terrestres entre Turquía y Grecia.
Es además una zona que utilizan muchos migrantes para entrar en Grecia, pues está rodeado de una frontera natural formada por el río Evros.
El ataque y la escalada
Turquía, mientras tanto, recordó que el ataque aéreo del gobierno de Damasco contra sus fuerzas en el noroeste de Siria cobró el mayor número de bajas sufridas por las fuerzas de Ankara en un único día desde su primera intervención en Siria en 2016.
Los decesos suponen una grave escalada en el conflicto directo que comenzó a principios de febrero entre las fuerzas turcas y las sirias, que cuentan con el respaldo de Rusia.
Embajadores de los países de la OTAN celebraban una reunión de emergencia ayer a petición de Turquía, que forma parte de la alianza. Rahmi Dogan, el gobernador de la provincia turca de Hatay, que limita con la región noroccidental siria de Idlib, dijo que 32 soldados estaban siendo tratados en hospitales. En total, 54 soldados turcos han perdido la vida en Idlib desde principios de febrero, incluyendo los 33 de hace un día y medio.
Turquía es uno de los principales patrocinadores de la oposición siria, mientras que Rusia ha estado dando apoyo militar a la ofensiva de varias semanas del gobierno sirio sobre Idlib, que dejó unos 950.000 desplazados y mató a cientos de civiles.
El Ministerio de Defensa de Rusia explicó que los soldados turcos atacados en Idlib estaban en "formaciones terroristas de batalla". Los efectivos de Ankara estaban en la zona de Behun, y según las coordinadas dadas al Centro de Reconciliación de Siria, en Rusia, "no había unidades militares turcas en la zona... y no se suponía que estaban (allí)".
Las fuerzas aéreas rusas no realizaron ataques, añadió un comunicado que afirmó que, tras recibir información sobre las víctimas turcas, "el bando ruso tomó todas las medidas necesarias para que las fuerzas sirias detuvieran el fuego". Por otra parte, Moscú envió dos fragatas con misiles de crucero a Siria.
El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, reiteró su llamado a un alto el fuego inmediato y expresó su seria preocupación por el riesgo que enfrentan los civiles. "Sin acciones urgentes, el riesgo de una mayor escalada crece cada hora", dijo el vocero de la ONU, Stephane Dujarric.
Turquía acoge a unos 3,6 millones de sirios y en 2016 firmó un pacto con la Unión Europea por el que se comprometía a intensificar sus esfuerzos para frenar la llegada de refugiados a Europa. Desde entonces, en disputas con países del bloque, el presidente, Recep Tayyip Erdogan, ha amenazado repetidamente con "abrir las puertas".