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Desbordes y la Democracia de los acuerdos

"Nuestro país requiere con urgencia reeditar la democracia de los acuerdos". Alberto Torres Belma, Sociólogo y Académico de la Universidad de Antofagasta
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En la presente semana fuimos testigos de los cuestionamientos al Presidente de Renovación Nacional, Mario Desbordes, por reuniones sostenidas con los presidentes de partidos de la antigua Concertación, provenientes de su propio sector y desde el Gobierno Central.

Dichas críticas resultan poco oportunas en momentos que la ciudadanía exige que los líderes políticos muestren capacidad de acercar posiciones, fomentar el diálogo constructivo y la articulación de acuerdos que decanten en el progreso social. Además, se soslayan los altos niveles de aprobación de los que goza el Presidente de RN, precisamente por su rol articulador.

En circunstancias como las actuales nuestro país requiere con urgencia reeditar la democracia de los acuerdos de principios de los 90, que permitió consolidar hitos relevantes para nuestra convivencia cívica. En ese contexto, los diferentes partidos, líderes políticos, dirigentes sociales y gremiales, cumplieron un rol fundamental, a través de conversaciones que implicaban ceder posiciones en pos de un bienestar mayor. Sin embargo, pareciera que la capacidad de un líder político de abrirse al diálogo con sectores de la oposición resulta pecaminoso y una traición a los principios que sustentan las colectividades políticas, en lugar de ser concebida como un acto de altruismo y responsabilidad democrática.

La conducta seguida por el Presidente de RNconstituye un actuar inteligente, ponderado y con sentido republicano. No debemos olvidar que la capacidad de diálogo permitió que nuestra democracia consiguiera grandes hitos en los últimos treinta años.

Las críticas a Mario Desbordes parecen sustentarse en una especie de sectarismo político que daña la democracia interna de las colectividades y el bien común. Los partidos son espacios de confluencia entre personas con principios e ideales similares, lo que no excluye intercambiar opiniones con colectividades opuestas. Cuando esta conducta se sataniza, los partidos políticos se transforman en sectas.

Hoy más que nunca la ciudadanía requiere señales claras de sus representantes políticos, que permitan visualizar la luz al final del túnel, especialmente en momentos en que experimentamos un clima lúgubre. Aquél líder político que entienda las implicancias de un actuar apegado al espíritu de la democracia de los acuerdos, será un buen representante.

En el ensayo titulado "La Política como vocación", Max Weber, sociólogo alemán, plantea que el político debe asumir tres características fundamentales: la pasión, sentido de la responsabilidad y prudencia en sus acciones. Hoy en día dichas cualidades parecen no ser aplicadas en plenitud, no obstante, deben ser ejercitadas como antídoto al desencanto ciudadano en el sistema sociopolítico. Conductas como las de Mario Desbordes son dignas de reconocimiento.

Educar en el uso de Internet

La relación de los niños con los celulares se produce cada vez a más temprana edad y la mayoría de las veces con amplios márgenes de libertad. Los teléfonos móviles se han convertido en artículos de uso diario para nuestros hijos e hijas, y no es la idea demonizarlos, pero sí dejar claro que su uso requiere vigilancia.
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El 86% de los niños entre 10 y 13 años tiene celular propio y la mitad reconoce haber tenido contacto con desconocidos a través de él. Esos son algunos de los datos que arrojó la encuesta "Radiografía Digital 2019", presentada hace unos días por los ministerios de Desarrollo Social y de Transportes y Telecomunicaciones.

El sondeo fue aplicado a 5.500 niños y adolescentes de la Región Metropolitana, con el propósito de conocer su comportamiento en Internet y uso de las redes sociales. Y como se podía esperar, los resultados mostraron que la relación de los menores con esta tecnología es casi una regla general.

En efecto, nadie podría declararse sorprendido al saber que la vinculación de los menores con los celulares comienza cada vez a más temprana edad y se desarrolla, la mayoría de las veces, con amplios parámetros de libertad, aspecto en el cual radican los principales peligros.

Es un hecho que las redes sociales, internet y ciertas aplicaciones de juegos online, sobre todo aquellas en las que se crean comunidades virtuales, encierran ciertos peligros, sobre todo para los niños.

La encuesta conocida esta semana advierte sobre aquello, al establecer por ejemplo que el 7% de los menores consultados ha sufrido ciberbullying y el 28% ha sido testigo de acoso por internet. Además, el 40% ha encontrado material grosero o contenidos falsos disponibles en la red y el 54% interactúa frecuentemente con personas que no conoce.

Es evidente que los celulares se han convertido en artículos de uso diario para nuestros hijos e hijas, y no es la idea demonizarlos. En ellos encuentran música, entretención y un canal para comunicarse con amigos y compartir todo tipo de experiencias, pero nada de eso puede hacernos perder de vista que su uso excesivo o sin acompañamiento supone riesgos.

Hay que aspirar a que los niños y niñas se vayan educando en el uso de Internet al mismo tiempo que inician sus primeros contactos con esta herramienta. En el fondo, es enseñar a usar las tecnologías y no permitir que se lancen a ellas sin los resguardos necesarios. La tecnología nos abre un mundo infinito, y es nuestra responsabilidad que sea un mundo seguro.

Los dos papas

"Ratzinger nunca dio un paso atrás ni ocultó la información debajo de la alfombra". Esther Gómez, Directora de Formación e Identidad Santo Tomás
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La película "Los dos papas" ha generado mucha expectativa y diferentes opiniones entre los espectadores. Es un logro que un tema de interés religioso se posicione entre el gran público, en concreto de Netflix. La cinta muestra dos personas importantes en la Iglesia, y lo que podría ser su relación, lo que considero, sin duda alguna, valioso. Sin embargo, hay aspectos que llaman la atención y hasta incluso, llegan a incomodar.

Al inicio de la película el director señala que está basada en hechos reales, lo que podría dar a entender que lo que muestra es verdadero, sin embargo, hay que entender lo que significa eso de "basada en hechos reales": hay, en efecto, algunos datos reales, pero no todos. En la película se da una recreación de la historia y de los personajes que lleva el sello del director y de los actores. Esto me lleva a afirmar que la forma de presentar algunos temas o mostrar las personalidades, no le hace justicia a las personas reales. En este último punto me refiero especialmente en cómo presenta a Joseph Ratzinger, Benedicto XVI.

Debo decir que algo le conozco, le he saludado en persona, he leído sus libros, sus entrevistas y además he escuchado testimonios de primera mano de personas que han trabajado o convivido con él. Y de todo eso puedo afirmar que es una persona ponderada, muy discreta, nunca busca llamar la atención, además muy acogedora, generador de vínculos. Esto lo saben cuántos conocen su trayectoria intelectual.

Hay otro tema muy delicado que la cinta no aborda como fue en realidad: tiene que ver con su renuncia. No quiero dejar de aludir al uso indebido de la confesión sacramental, de la que se sirve la película para desvelarlo, pues es un acto muy personal y de conciencia. Pues bien, pareciera que Ratzinger se acusa de haber ocultado los abusos por parte de un sacerdote muy conocido y que eso le llevaría a la renuncia. La realidad, en cambio, es muy distinta: desde la Congregación para la Doctrina de la Fe pidió que investigara esta acusación que duró años, y que concluyó en la condena del sacerdote y de su retiro. Ratzinger nunca dio un paso atrás ni ocultó la información debajo de la alfombra. Es más, cuando se destapó el caso de los abusos en Irlanda siendo papa, lo transparentó con los obispos y les envió una carta muy clara y directa exigiendo abordarlo, imponer los castigos necesarios y atender a las víctimas; incluso acudir a la justicia civil donde fuera necesario.

¿La causa real de su renuncia? Fíjense que tres años antes de su renuncia, en el 2010, en entrevista con el periodista alemán Peter Seewald señaló que la renuncia para un papa es una opción cuando este ya no puede asumir la tarea encomendada. Pero nunca debe servir para huir de un problema, que debe ser afrontado. El periodista, extrañado, le preguntó directamente si podría venir una renuncia y Ratzinger respondió que esa era una opción. Esto lo dijo tres años antes, por lo tanto, fue una decisión muy meditada que tomó desde la responsabilidad hacia la misión que Dios le encomendó. Dejó que otro con más fuerzas asumiera ese cargo. Y sólo el Espíritu Santo sabía quién sería su sucesor.

No es real, para terminar, que los dos papas se enfrenten en la realidad, como pone de manifiesto la película, cierto que tienen estilos diferentes, obviamente, pero existe una continuidad preciosa entre ellos porque saben que lo que tienen entre manos no es cosa suya, ni de sus personalidades particulares, sino de Otro.