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Patricia Politzer y la biografía de Jorge Peña Hen

En resumen

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-Mientras escribías, ¿cómo te acompañó la figura Peña Hen?

-Puse una fotografía suya sobre mi escritorio. Mientras escribía, más que su propia música, escuché a Bach. Aunque él era socialista, militante desde los 15 años, su verdadera y única ideología era Juan Sebastián Bach. Entre mirar su foto y escuchar esas composiciones que él amaba, fui reconstruyendo al hombre que fue. Esta biografía no es un libro de música ni para los músicos, sino la vida de un hombre de carne y hueso, con sus luces, sus sombras, sus alegrías y frustraciones.

"Batuta rebelde" (Lumen) es una biografía del músico chileno Jorge Peña Hen (1928 - 1973) que fue fusilado por la Caravana de la Muerte en octubre de 1973. Ocho años de investigación tardó la periodista en completar, a través de cartas y archivos, un conmovedor retrato de un hombre y sus circunstancias. Este domingo 9 de febrero estará en la Feria del Libro de La Serena.

-¿Crees en esta frase de Peña Hen: "La música inoculada a temprana edad es un antídoto contra la pobreza"?

-Sin duda, así lo demuestra la escuela fundada por el maestro Peña Hen en La Serena. Quizás su herencia más valiosa fue comprobar que la música no es sólo un goce espiritual sino también una herramienta para cambiar la vida de los niños más pobres. Hoy son pocas las comunas donde no hay una orquesta infantil. No todos serán músicos profesionales, pero tal como ocurrió con sus primeros alumnos, la música les abrió el horizonte.

-¿Qué te parecieron las cartas entre Jorge y su esposa Nella?

- A través de sus cartas, el libro da cuenta de una historia de amor apasionada, como suele ocurrir cuando los amantes son artistas. Nella Camarda es una pianista de mucho carácter, que postergó su carrera para apoyar el proyecto de su marido. A través de esa relación se aprecia la vida cotidiana y se va dibujando como telón de fondo el Chile de los años 50 hasta los 70. Un país más pobre, sin duda, pero quizás más feliz, más generoso y más culto. Hasta que sobreviene la tragedia.

la periodista Patricia politzer Recibió el premio Lenka Franulic del año 2017.

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lorena palavecino

"Parasite", la vida de los otros

La película surcoreana del momento está nominada a 6 premios Oscar en la ceremonia que se hará esta noche. Un cóctel de referentes y géneros que se cruzan para narrar una historia de desigualdad social.
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La sobrevaloración de la película surcoreana "Parasite" -nominada a 6 premios Oscar en la ceremonia de esta noche- ha llevado a muchos a apreciar una supuesta lucidez frente a la desigualdad social que impera en muchos países, aunque el director Bong Joon-ho ("The Host") esté más interesado en elaborar una ensalada de géneros que en entregar una mirada sobre la lucha de clases. Es más. Podríamos decir que de los cineastas coreanos que han conquistado festivales en los últimos años (en especial, el personalísimo Hong Sang-soo, cuya filmografía pareciera ser la variación de una misma obsesión), Joon-ho podría ser el único en condiciones de cenar con Quentin Tarantino y conversar hasta después del postre compartiendo referentes y gustos cinematográficos. Esa hábil osadía formal es justamente lo que los críticos y jurados han valorado del séptimo largometraje del director surcoreano: la capacidad para convertir un drama en una comedia de humor negro y luego en una cinta de suspenso y horror que termina en un festín gore.

La irrealidad, o, si se quiere, la tendencia a la caricatura, se hace presente desde el primer minuto con la introducción de una familia pobrísima -padre, madre, hijo, hija- que vive en un departamento subterráneo repleto de bichos y agua que se filtra por la ventana. La escenografía es intencionalmente artificial. Un espacio teatral para representar la miseria. También lo es la actividad que ellos buscan para sobrevivir: doblar cajas de pizza para una pequeña pizzería, trabajo encomendado por una mujer que los repudia.

Será el hijo quien se las ingenie para salir de la miseria cuando es contratado por una familia adinerada con el fin de que instruya a su hija adolescente. Dotado de un talento para engañar, el joven se convierte así en un profesor refinado que se ganará la confianza de sus empleadores. Poco a poco, el resto de la familia se irá infiltrando en el hogar a fuerza de estrategas y engaños hasta convertirse en parásitos de una elite que, como confiesa en una escena, considera que "la gente del metro huele raro".

Podemos llegar a esta altura en la trama sin spoilear porque Joon-ho no se detendrá tan pronto y continuará jugando con las posibilidades narrativas como si fuesen cajas que se abren. Entonces todo guiño a la realidad quedará enterrado en un show de exageraciones, excesos, giros de tuerca y estrategias de manipulación que funcionan con eficacia en beneficio de la entretención. Esto hace que "Parasite" nunca se vuelva predecible.

Bong Joon-ho ha reconocido influencias de "El sirviente" (1963), de Joseph Losey, pero también de Alfred Hitchcok, no solo a la hora de desarrollar asuntos como el voyerismo y el juego de identidades sino que también como mentor en la manipulación emocional e intelectual que supone el cine de suspenso. Pero se podría trazar un mapa mucho más amplio de referentes y conexiones porque "Parasite" es una película esencialmente cinéfila, un ejercicio posmoderno que sabe más a collage cinematográfico occidental que a la templanza característica de Oriente.

Los hermanos que habitan un subsuelo en corea intentan "colgarse" a una señal de wifi gratuita.


en resumen

"Parasite" ganó la Palma de Oro en Cannes antes de conquistar el mundo. Cuenta con seis nominaciones Oscar, entre ellas, Mejor Película, Mejor Dirección y Mejor Guión.

Por Andrés Nazarala R.

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