Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Actualidad general
  • Opinión
  • Clasificados
  • Clasificados
  • Servicios
  • Deportes
  • Espectáculos
  • Contraportada

"Antofagasta Blues"

E-mail Compartir

Es el último libro de Gustavo Tapia, escritor porfiadamente Antofagastino, en el que se puede reconocer nombres y personajes de esta ciudad. ... Gustavo es nacido en Chuquicamata, vivió en plenitud la década del 60, cuando aún Antofagasta era una ciudad Universitaria y, en su justo lugar, minera.

Si, le tocó vivir esos años en que pensábamos que íbamos a cambiar el mundo. Por eso el drama y la tragedia se entreveran en 12 cuentos que conectan Antofagasta con lejanas latitudes geográficas y culturales, que se hacen cercanas en el relato dibujado con líneas precisas, encalidecidos por la mirada envolvente y benévola del autor.

Leyéndolos, uno cree reconocer al viejo Historiador, asesinado en Hornitos. Uno cree estar viendo al autor del asesinato del Agente del Banco de Chuquicamata en tiempos de la Dina. Penetramos sin darnos cuenta en el ámbito del surrealismo al tomar contacto con la imagen símbolo del Hombre Universal según Vitrubio, que al final es pareja de la Gioconda, pareja que son la frontera entre el mundo antiguo y el moderno. Nos envuelve la historia del francotirador, ubicado en la torre de la Catedral esperando la figura de Allende asomarse al balcón de la Intendencia de Antofagasta, esta ciudad - puerto entre dos azules. Eran los días que el mandatario había trasladado su gobierno al puerto… El cuento del naufragio frente a Juan López toca dolorosamente algún punto de tu propio naufragio personal.

Entre variadas lecturas de signos que siguen presagiando tormentas, un pequeño cuento, el número dos, emociona: la Paloma que es recogida herida, es acogida con amor, es curada y luego parte… El cuento 9, dedicado al Pimiento, ese ermitaño del desierto, lo encabeza un epígrafe de Sabella: "El Pimiento, es un minero que se convirtió, en proceso de sangre y de fortuna, en un árbol extraño…" (Alabanza al Pimiento"", en Norte Grande). No voy a contarles el cuento…. mejor lo leen.

Habrá que hacer una segunda lectura. Es tiempo de volver a leer los signos de los tiempos. No solo los signos en las nubes o en los grafitis callejeros sino, además, en esta nueva obra de la sempiterna creación que es el Arte . . .

Waldo Valenzuela Maturana, pintor