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Apps en tiempos de crisis

"WhatsApp dejó de ser una simple aplicación para convertirse en una herramienta para la gente". Fabián Baldovinos, CEO de Reprise
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Twitter, la red social que comenzó como una plataforma de microblogging y que tenía una restricción de 140 caracteres por tweet, se ha convertido en una herramienta clave para activistas, gobiernos y personas durante periodos de crisis.

Esto se debe a que es una plataforma abierta que ha sido utilizada para expresar opiniones de forma oficial, brindar información y activar movimientos político-sociales como fueron la Primavera Árabe, los cacerolazos argentinos, y más recientemente, lo acontecido en Chile.

Uno de los últimos casos en los que pudimos presenciar cómo Twitter fue clave durante un conflicto, fue el martes 6 de enero de este año, en el que de acuerdo al experto en Medio Oriente, Ilan Goldberg, el desescalamiento del conflicto entre Irán y Estados Unidos se atribuyó a la comunicación efectuada vía tweets entre el ministro del interior iraní, Javad Zarif, y el presidente estadounidense, Donald Trump.

Sin embargo, al hablar de momentos de crisis, a mi juicio, las aplicaciones de mensajería instantánea como Messenger, WhatsApp, Telegram, Wechat Skype, han jugado un rol mucho más importante al momento de que esta explota.

Bajando puntualmente a lo vivido desde el 7 de octubre de 2019 en Chile, Whatsapp dejó de ser una simple aplicación para convertirse en una herramienta para la gente. Primero que nada, porque esta aplicación es para contactos con los que realmente uno quiere comunicarse, a diferencia de aquellos que uno añade o sigue en redes sociales.

En segundo lugar, porque Whatsapp ha probado ser ubicua, ya que mientras que no todo el mundo está en redes sociales o no utilizan otras apps de mensajería instantánea, salvo en China y algunos otros países asiáticos, WhastApp puede ser encontrada en casi todos los smartphones sin importar su sistema operativo o marca.

En tercer lugar, porque es a través de esta aplicación que la gente compartía los mensajes de coordinación de marchas; esto incluye tanto mensajes directos, como memes y publicaciones en redes sociales. Por cuarto, y último lugar, porque todos los mensajes enviados por WhatsApp son encriptados. Esto implica que al no estar en una plataforma abierta -como sí lo puede ser una red social- las conversaciones son imposibles de monitorear; tanto en volumen como en contenido.

Uno de los casos más interesantes con respecto a las plataformas de mensajería que vivimos en Chile fue el de Telegram, que si bien fue lanzada el 14 de agosto del año 2013, se convirtió en la plataforma oficial de comunicaciones de las comunas a raíz de la explosión social.

Por cierto, cuando consideramos que Facebook, seguido de Instagram, es la red social con mayor participación de mercado en Chile (y Occidente) en cuanto a usuarios y presupuestos de inversión publicitaria, y que es ahí donde se hacían re-posteos de publicaciones, noticias, links a canales de Twitter oficiales, memes, entre otros, y que WhatsApp (e Instagram y Messenger) son propiedad de Facebook, quizá el título de esta nota debería de cambiar por "Facebook (holding) en nuestro día a día".

Buenas noticias para la democracia

Esta forma de gobierno, indudablemente la mejor disponible, por respeto a las personas, ha tenido notables avances en el país, según mediciones externas. Las otras "democracias plenas" en América Latina son Uruguay y Costa Rica. A nivel global, el ranking lo lideran Noruega, Islandia y Suecia. El desafío para Chile es seguir mejorando.
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En muchas ocasiones, algunos árboles no dejan ver el bosque y así vemos que puntuales errores, déficits, deudas, asuntos pendientes, más o menos graves, terminan transformándose en la realidad absoluta, cuando solo son casos singulares.

Uno de estos ejemplos es la manera en que se ha desarrollado nuestra república.

Según el Índice de Democracia 2019, elaborado por The Economist Intelligence Unit, Chile pertenece al 5,7% de la población mundial que reside en una "democracia plena", mientras casi la mitad (48,4%) de la población mundial vive en una democracia de algún tipo. El análisis corresponde a 2019 y está basado en cinco categorías: proceso electoral y pluralismo; el funcionamiento del gobierno; participación política; cultura política; y libertades civiles. Cada país se clasifica dentro de cuatro tipos de régimen: "democracia plena", "democracia defectuosa", "régimen híbrido" o "régimen autoritario".

Para Chile hay alabanzas, a pesar de los problemas y dificultades. "La escalada de disturbios en 2019 fue dramática". "El país no ha sido inmune a las protestas en el pasado, pero tiene una larga tradición de estabilidad, y la magnitud de los disturbios a fines de 2019 fue un shock".

Lo interesante es que se destaca la reacción de la gente, es decir, la movilización, algo que en ningún caso es malo, si es que no va acompañada de violencia por parte de algún sector.

Chile perdió la democracia en 1973 y la comenzó a recuperar en 1988, con el plebiscito que posibilitó elecciones libres al año siguiente. Desde entonces, el país ha creado un sistema que indudablemente ha mejorado. Por cierto puede ser mejor y esa es una de las tareas que deja el movimiento social original.

Y esto se replica en las pensiones, la salud, la educación.

En todos estos ámbitos, el país presenta avances evidentes, medidos internacionalmente, lo que es motivo de orgullo y tranquilidad. No es efectivo ni cierto que Chile retroceda o esté peor que hace 30 años. La aceptación de aquello es clave y fundamental para entender la crisis y aplicar las medidas correctivas más eficientes y precisas.

Un compromiso con las regiones

"Las reformas o vacíos que puedan detectarse son todas perfectibles mediante el proceso legislativo".
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Es un hecho que, en octubre de este año, se realizará la elección democrática de las nuevas figuras de gobernadores regionales, quienes serán la principal autoridad administrativa de cada región. Por primera vez, además, serán electos por los mismos habitantes de esa región y no designados desde la capital por el Presidente.

Si bien han surgido algunas dudas sobre la oportunidad de efectuar esta elección, es trascendental mantenerla y defender, por un compromiso con el regionalismo y la descentralización, el carácter democrático de los nuevos gobernadores regionales. Los gobernadores electos serán un gran avance en torno a la desconcentración del poder, restando la hiperinfluencia de la Región Metropolitana y distribuyéndola, desde Arica a Magallanes, entre las otras regiones del país. Por eso su función será dirigir el gobierno regional, trabajando mancomunadamente con los servicios locales y representantes del gobierno central.

Todo este esquema es fruto de un trabajo legislativo previo, que aunó voluntades para que fuese así y que hoy se encuentra plenamente vigente, tal como reafirmó recientemente el gobierno a través del Subsecretario de Desarrollo Regional, Claudio Alvarado, decisión acertada ante las dudas que surgieron esta semana. En adición, el proceso social que hemos vivido recientemente ha reflejado también la importancia de dotar de mayor poder y trascendencia a las regiones, que viven preocupaciones y dificultades locales para las cuales regularmente requieren la anuencia de las autoridades en Santiago, emplazadas a miles de kilómetros y ajenas a la realidad regional. Esta es una demanda histórica e indudable de todas las provincias.

Al mismo tiempo, las dudas e incertidumbres pueden ser despejadas. Ya existe mucho trabajo avanzando en torno a las facultades que tendrán los gobernadores y se ha informado que, en marzo próximo, ingresará el proyecto de ley sobre rentas regionales que busca generar más equidad tributaria entre las distintas regiones del país.

Por último, las reformas o vacíos que puedan detectarse son todas perfectibles mediante el proceso legislativo. Aplazar la elección por detectar eventuales vacíos o problemas sería similar a dejar de pagar pensiones por encontrar errores en la legislación previsional o dejar de atender pacientes mientras no se termina de legislar todo el entramado que involucra algo tan complejo como el sistema de salud.

Todos los ciudadanos y muy particularmente quienes detentamos cargos de representación, debemos abogar por profundizar el regionalismo y la descentralización, habida consideración de que una de las grandes riquezas de Chile es su enorme extensión, su diversidad en paisajes, culturas y geografías, todo lo cual, en pleno Siglo XXI, no puede seguir siendo definido sólo desde la capital del país. Este 25 de octubre próximo reafirmaremos dicho compromiso y tendremos por primera vez en la historia gobernadores regionales democráticamente electos que luchen con nosotros por dejar a su región mejor de cómo la entraron.

Paulina Núñez Urrutia

Diputada de la República