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Juan Loyola

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Con toda seguridad, el nombre de Juan Loyola Fuentes no debe activar el recuerdo de la mayoría de los habitantes de nuestra ciudad. Pero lo cierto es que es merecedor a ello, habiendo sido muy conocido y estimado en otros tiempos. Fue uno de los numerosos veteranos de la guerra del Pacífico que se radicó en Antofagasta, siendo miembro fundador de la sociedad que los agrupó en 1900. Sargento 2° del Regimiento de Cazadores a Caballo, fue de aquellos que entraron a Lima y se batieron en Huamachuco.

Pero su bélica juventud -fue a la guerra con 19 años- no es lo único por lo cual queremos recordarlo. Se dedicó al negocio de los materiales de construcción, manteniendo la cantera de San Juan en la estación Playa Blanca. Por esta actividad le cupo un triste papel. En la aciaga jornada de la matanza de la Plaza Colón en febrero de 1906, facilitó dos carretas de su negocio para el transporte de heridos y de los cuerpos de los caídos hacia el hospital. Donde llevara la piedra para levantar hogares, ahora apilaba los restos de sus vecinos, sacrificados por la tozudez y la soberbia de los líderes empresariales y autoridades de entonces. Este hecho ha pasado inadvertido para la mayoría de los que han tratado el sangriento suceso.

Cuando se le entrevistaba era de recia actitud. Rememoraba las campañas de la guerra impresionado aún por la terrible fiereza de lo que había vivido, y golpeaba la mesa al recordar la entrada a la Ciudad de los Reyes. Su retrato refrenda esa impresión: la mirada adusta para la posteridad, llevando al pecho las medallas recibidas.

Algo podemos decir del pensamiento de Loyola. A diferencia de la mayoría de sus viejos compañeros de armas, no fue partidario del gobierno del coronel Carlos Ibáñez. Al caer el dictador, la prensa reporteó las celebraciones de algunos pobladores, y entre ellos encontraron al veterano de Huamachuco festejando en las calles la huida del caudillo militar.

Al fallecer, fue sepultado en el mausoleo de la Sociedad de Veteranos, donde sus restos aún resisten el paso del tiempo.

Patricio Espejo Leupin, geólogo, escritor