Harina tostada
Hace unos días, el aroma de la harina tostada estimuló mi memoria y abrió la puerta a los recuerdos de tiempos idos. Me pareció ver a la abuela Amalia, tostando "harina cruda" en una añosa sartén, revolviendo pacientemente, hasta darle una tonalidad levemente parda…¡Y un olor inconfundible!
Guardada en un frasco de vidrio, la harina tostada era el ingrediente primordial para hacer el contundente "cocho" del desayuno o las onces, alimento que en la infancia lejana nos mandaba a la escuela con "la guatita llena y el corazón contento". Un jarro de cocho "a cuchara parada", nos dejaba ahítos. Y si era preparado con leche, ¡Mejor…!
Tan "llenador" era el cocho, que sirvió para apodar (motejar) a aquellos muchachos que escaseaban en simpatía o que tenían un comportamiento discordante (léase: eran "pesados"). Cuando el individuo era demasiado "llenador", simplemente se le llamaba "jarro de cocho".
Muchas veces, mezclábamos la harina tostada "en seco", con cucharadas de azúcar y lo comíamos con fruición. Envuelto en un papel, lo compartíamos con nuestros compañeros de jugarretas. Esta mezcolanza no tenía nombre, pero eso no nos impedía engullirla con reales ganas, aún a riesgo de sufrir un prolongado "hipo".
¿Y para la sed?
También nos era generosa. Hacíamos un fresco "ulpo", diluyendo la harina tostada con azúcar y "agüita de la llave". Algunos, le agregaban cubitos de hielo, para mejorar su frescor. Cuando no había para refrescos, el "ulpo" nos calmaba la sed. Y fue nuestra bebida cuando participábamos en las expediciones de la infancia.
La misma harina tostada fue -muchas veces- ingrediente del almuerzo casero. La abuela Amalia sacaba a relucir sus secretos de la cocina "colla" y preparaba un contundente "sanco", con charqui, cebolla, ajo y ají color, que saciaba nuestro desmesurado apetito de niños. Y de paso, nos enseñó que cuando comíamos sandía por la noche, era recomendable agregar unas cucharadas de harina tostada, para evitar "pasar el río"…
¿Quién no disfrutó la harina tostada…?
Jaime N. Alvarado García,