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El 2019 terminará como uno de los años con más cierres del puerto por marejadas

ECONOMÍA. No está claro que el proceso se vincule con el cambio climático, aunque hay certeza y registro de que el número de episodios violentos sí aumentó en los últimos años en las costas.
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V. Toloza Jiménez

La tendencia da cuenta que desde 2011 hay un notorio incremento en el número de días en que el Puerto de Antofagasta, y la mayoría de los terminales del país, deben cerrarse producto de las marejadas.

Si a inicios de la década, el embarcadero antofagastino cerró 19,1 días por esta causa, el año 2017 se registró el peak con 94,7 días. Este año, la cifra ya va en 61,1 días, sobrepasando todo lo ocurrido en 2018.

Lo inquietante es que todo indica, con discusiones, que el fundamento basal de este fenómeno es el cambio climático: el calentamiento global.

Realidad portuaria

El fenómeno es complejo, toda vez que el 90% del comercio mundial del país se realiza por los atracaderos marítimos.

El cierre de tales espacios es una facultad de los capitanes de Puerto, lo que emana del Reglamento General de Orden, Seguridad y Disciplina en las Naves y Litoral de la República (Art. 151), y comprende una serie de medidas que incluyen la suspensión total o parcial del tránsito o actividades marítimas, estado de alerta de la Capitanía de Puerto, de los remolcadores de servicio, de los botes salvavidas, etc.

Cada cierre significa pérdidas económicas para toda la cadena, además del daño que produce el oleaje en las estructuras. El Puerto antofagastino, por ejemplo, sufrió en 2013 daños en el rompeolas del sector sur, a raíz del fenómeno, lo que obligó a instalar más rocas en esa zona.

El estudio "Determinación del riesgo de los impactos del cambio climático en las costas de Chile, volumen 5 vulnerabilidad y riesgo en puertos", encargado por el Ministerio del Medio Ambiente entrega luces al respecto.

Aun cuando las estadísticas de cierres de puerto son escasas en Chile (lo mismo que el estudio de las marejadas, más allá de dos décadas), los estudios preliminares efectuados por el equipo consultor del informe precisan que en la última década se observa un incremento notorio en los principales puertos del centro y del norte.

La razón es que el aumento de la temperatura ha generado cambios en el régimen de viento en las zonas de océano donde se genera oleaje.

De acuerdo a los resultados obtenidos en los últimos 40 años, las marejadas aumentaron en frecuencia e intensidad en todo el territorio nacional, aunque la ventana de análisis es muy acotada como para atribuir este comportamiento al cambio climático, apuntó Patricio Winkler, académico de Ingeniería Civil Oceánica de la Universidad de Valparaíso y uno de los autores del informe.

Son necesarios más estudios para tener respuestas concretas.

Sebastián Morales, meteorólogo de la Armada de Chile, coincidió con ambos análisis: no hay certeza de la vinculación del cierre de puertos y marejadas, con el fenómeno del cambio climático, aunque sí hay certeza de que hay episodios más extremos durante los últimos 35 años.

Sergio Salinas, oceanógrafo y académico de la PUCV, apunta lo mismo. Es difícil atribuir todo al cambio climático. "Hay que tener cuidado, porque apenas tenemos registro del cierre de puertos de hace diez años".

Lo concreto es que los episodios más violentos en el mar presentan mayor recurrencia.

Problemas

A partir de los certificados de cierre de puerto (2015 a 2017) y una base de datos de Servimet (servicio hidrometeorológico, entre 2007 y 2014) se concluyó que, entre 2008 y 2017, se registraron 9.097 cierres de puerto en 19 capitanías expuestas al Océano Pacífico de las cuales se contó con información. Los puertos con mayor cantidad de cierres fueron Arica (850), Tocopilla (802) y Quintero (761).

La proyección (2026-2045) apunta que algunos puertos mejorarán y otros empeorarán su operatividad, dependiendo de su ubicación. Otro dato relevante es que las modelaciones advierten que el clima extremo será más severo a mediados de este siglo.

Las empresas portuarias se emplazan en Arica, Iquique, Antofagasta, Coquimbo, Valparaíso, San Antonio, Talcahuano - San Vicente, Puerto Montt, Chacabuco y Punta Arenas. Existen además decenas de empresas concesionarias, puertos privados (como Mejillones), instalaciones industriales y puertos pesqueros que conforman el sistema.

Winkler sostiene que lo cierto es que las empresas portuarias deberán invertir más para enfrentar el problema.

Pedido a la autoridad

A nivel local, ATI trabaja para que la Autoridad Marítima aumente la restricción de altura a 1,75 metros con naves superior a 220 metros de eslora.

En la actualidad, si las olas sobrepasan la norma, la Capitanía de Puerto, cierra el embarcadero.

Pero el concesionario sostiene que es posible realizar maniobras con naves (para ingreso y salida ), de manera segura, con esa altura de ola.

"El proceso de la gestión de ATI, se ha desarrollado con el apoyo de la Autoridad Marítima, pues lo que más nos interesa es resguardar la seguridad. Nuestro objetivo es poder elevar el límite actual a 1,75 y, de esa manera, poder aumentar la disponibilidad de nuestros frentes de atraque", dijo el gerente general de ATI, Enrique Arteaga, quien agregó que logrando el objetivo, "se potenciaría aún más el Puerto de Antofagasta, adaptándose a las condiciones climáticas actuales".

"Si tienes un sistema de alerta de marejadas puedes saber qué condiciones se enfrentarán y tomar medidas".

Patricio Winkler, Universidad de Valparaíso

Las playas

El IPCC define al cambio climático como la variación del estado del clima identificable en las variaciones del valor medio o en la variabilidad de sus propiedades, que persiste durante largos períodos de tiempo (decenios o períodos más largos). El borde costero parece uno de los más afectados por el fenómeno. El citado estudio "Determinación del Impacto Climático en el Borde Costero", encargado por el Ministerio del Medio Ambiente dio cuenta de la pérdida de borde costero por el oleaje. Así, por ejemplo, se precisó que casi un 80% de las playas de las zonas norte, centro y centro-sur presentan erosión. El estudio analizó un total de 35 playas, de las cuales 28 presentan erosión y erosión alta. Las que presentan mayores tasas de daño son Hornito (Región de Antofagasta), Algarrobo y Santo Domingo (Región de Valparaíso) y Pichilemu (Región de O'Higgins). El estudio también indica que las mayores tasas de erosión corresponden a playas de ensenada donde se desarrollan extensos litorales arenosos, asociados a antiguos campos dunares y humedales costeros. La investigación involucró un trabajo de reconstrucción histórica de la línea litoral, usando fotografías aéreas históricas de vuelos bajos y de levantamientos topográficos de líneas litorales para obtener las tasas de cambio requeridas para establecer la erosión costera. Winkler no quiso relacionar directamente este fenómeno con lo ocurrido con las marejadas, aunque se parecen mucho. "Se requieren más análisis", enfatizó.