UA se embarca en proyecto para crear el primer satélite-telescopio chileno
CIENCIA. El aparato medirá la contaminación lumínica y podría estar en órbita en 2021.
El Centro de Astronomía de la Universidad de Antofagasta junto al Space and Planetary Exploration Laboratory (Spel) de la Universidad de Chile, la Universidad de Valparaíso y el Observatorio Carnegie, acaban de adjudicarse un fondo por 200 millones de pesos de Conicyt para construir lo que podría ser el próximo hito en la corta historia aeroespacial de nuestro país: el primer "telescopio espacial chileno".
La iniciativa, según explicó Eduardo Unda Sanzana, director del Centro de Astronomía de la UA, consiste en el diseño y construcción de un nuevo satélite hecho en Chile (actualmente están en órbita el Fasat Charlie, pero en el fin de su vida útil; y el Suchai de la Universidad de Chile).
Lo que hace diferente a este satélite es que tendrá incorporada una cámara-telescopio, ya que estará orientado a un objetivo específico: medir la contaminación lumínica, la cual se ha convertido en un peligro para las instalaciones astronómicas en el Desierto de Atacama. "Técnicamente se convertirá en nuestro primer telescopio espacial", explicó Unda Sanzana.
Además, es primera vez que universidades regionales forman parte de un proyecto de estas características.
El proyecto -que lleva por nombre Suchai 2- es liderado por el doctor Marcos Díaz Quezada, investigador de la Universidad de Chile que ya estuvo a cargo de la construcción del primer satélite civil chileno: el Suchai 1 (Satellite of the University of Chile for Aerospace Investigation).
Díaz expresó que este desafío es más complejo que el Suchai 1, pero les juega a favor justamente la experiencia ganada en ese proyecto.
"La lógica de nuestro programa es aprender en cada misión. Esta es significativamente más compleja, porque tenemos que apuntar con una cámara razonablemente bien, y de noche, a las zonas específicas (que se quieren medir), y el satélite se está moviendo a 7 kilómetros por segundo", dijo.
Ckoirama
En primera instancia el satélite será armado tanto en Santiago como en la Universidad de Antofagasta. "Aparte de participar en la construcción misma del satélite, el observatorio Ckoirama de la Universidad de Antofagasta tendrá una participación relevante en el proyecto, ya que se utilizará para la medición de la contaminación lumínica, Ckoirama se utilizará como una fuente de calibración", explicó Eduardo Unda Sanzana.
Además de la calibración, el observatorio universitario será útil para realizar los experimentos de comunicación entre la Tierra y el espacio.
"Esto tiene muchas aplicaciones por las proyecciones de la tecnología satelital en el futuro. No hablo de las comunicaciones antiguas, por ondas de radio, sino las nuevas, que son por láser y van a permitir una nueva internet, mucho más rápida de la que ya existe", explicó Unda Sanzana.
Según el astrónomo, justamente la Región de Antofagasta tendrá un rol importante en este futuro, debido a que "se debe establecer un vínculo láser entre la Tierra y el espacio y para eso se necesitan cielos despejados. Hay muy pocos de esos cielos en el mundo. Hoy tenemos concentrados observatorios en nuestra región y mañana podemos tener los cuarteles generales de las grandes empresas de comunicaciones".
Plazos
La notificación de la adjudicación de los fondos para la construcción del satélite se recibió hace una semana, por lo que el equipo estima que en marzo de 2020 empezarán a trabajar en las acciones concretas. Es decir, el desarrollo técnico del diseño del satélite y la metodología de calibración en el observatorio Ckoirama (que se encuentra ubicado a 65 kilómetros al sureste de la ciudad de Antofagasta).
La construcción del satélite se completaría el 2021, por lo que ese mismo año podría ponerse en órbita, dependiendo de la disponibilidad y precios de los lanzamientos.
"Ya no estamos hablando de algo que se va a hacer por primera vez. Como el equipo de la Universidad de Chile ya hizo un satélite y lo lanzó, tienen la experiencia. Ellos incluso tienen un simulador de vibraciones que permite testear el satélite antes de enviarlo en un cohete y saber si resistirá el viaje", manifestó Unda Sanzana.
¿Con los $200 millones alcanza para construir un satélite y enviarlo al espacio?
-Eso es lo increíble. Hace cinco años los componentes de los satélites no estaban estandarizados. En esa fecha se empezaron a estandarizar y eso redujo los costos porque hay más competencia. Se pueden hacer satélites a unos $50 millones, que es un precio razonable.
¿Y el lanzamiento?
-El lanzamiento es muy caro, pero de todos modos ya no tanto, porque han surgido nuevos tratos. Una especie de fletes al espacio que juntan varios packs. Se paga colectivamente entre varios proyectos.
"Hace cinco años los componentes de los satélites no estaban estandarizados. En esa fecha se empezaron a estandarizar y eso redujo los costos".
Eduardo Unda Sanzana,, astrónomo