Hidroponía: el "milagro" de la agricultura en medio del desierto
PRODUCTOS. Lechugas, espinacas, cebollín, ciboullet, zapallos italianos, melones, tomate, ají y ahora frutillas, son algunos de los productos que se cultivan en Altos La Portada.
Poder sembrar frutillas, pepinos (fruta), melones y otros productos agrícolas en uno de los desiertos más áridos del mundo, mediante la utilización de un sistema hidropónico a base de agua desalada, es sin lugar a dudas una de las metas más ambiciosas y visionarias del proyecto Altos La Portada.
En solo cinco años, las 140 familias que hoy viven en las siete hectáreas que contempla el proyecto (ubicado en terrenos otorgados por Bienes Nacionales, mediante una concesión que permite el desarrollo económico del sitio), han logrado diversificar la producción de hortalizas, verduras y frutas hidropónicas dentro de la ciudad, abasteciendo tanto a pequeños como grandes locales comerciales.
Pero no solo eso, este sistema de hidroponía en el desierto permite aprovechar cada centímetro cúbico de agua, lo que para los agricultores es muy importante, según explicó la presidenta de la Asociación Gremial de Agricultura Altos de La Portada de Antofagasta (Asgralpa), Dolores Jiménez.
"El mundo hoy tiene grandes problemas de abastecimiento de agua. Y Altos La Portada es el único proyecto a nivel latinoamericano en potenciar así, con agua desalada, el cultivo hidropónico, permitiendo el aprovechamiento máximo de este recurso", comentó la dirigenta.
"Cada lechuga -continuó Jiménez- o cultivo que nosotros tenemos, ocupa 3 litros y medio de agua. Y en una solución perdida (en cultivos de tierra), tú gastas sobre dos metros cúbicos de agua (2.000 litros), entonces nosotros ahorramos mucha agua. Gracias a la hidroponía, nosotros cosechamos 750 unidades de lechuga, con dos metros cúbicos de agua", explicó.
Decisión de vida
Teresa Herrera Romero es una antofagastina por adopción de 72 años, quien hace casi poco más de 13 tomó la determinación de venir a vivir a Antofagasta. El trabajo de su esposo, quien se desempeña como conductor de camiones en el rubro minero, la trajo a esta zona.
Oriunda de Victoria, en la Región de La Araucanía, la primera impresión de Teresa al conocer el desierto, fue de impacto y horror. De pronto, toda la vegetación que acostumbraba a ver y sentir, incluso en el mismo patio de su antigua casa, había desaparecido, siendo reemplazada por áridos cerros y un desierto inmenso.
Tras llegar a la región en 2006 para ir a vivir junto a su marido a la casa de su hermano, ubicada en el kilómetro 12 (antiguo sector de chacras y agricultura clásica), comenzó a trabajar la tierra como un pasatiempo diario, esperando volver a sentir la vegetación en su entorno.
Cinco años después, tras diversas experiencias en Antofagasta, las cuales la conectaron con el proyecto de innovación agraria Altos La Portada, comenzó a aventurarse en el desafío de cambiar de formato, pasando del cultivo en tierra, al hidropónico.
Hoy, ya mucho más consolidada en este sistema, se ha convertido en una de las principales proveedoras de comerciantes privados (durante la visita que este Diario le realizó, logró vender 150 lechugas en menos de 20 minutos).
Proyecto
Para ella, este proyecto cambió su vida. "Somos sureños, por eso al venir a vivir aquí necesitábamos tener vegetación (...), jamás pensé que iba a pasar de estar plantando algunas verduras en la casa de mi hermano, a la hidroponía. Debo decir que este sistema es sorprendente. Conozco la verdura del sur, y con la hidroponía, se obtener verduras de muy buena calidad en Antofagasta", precisó la mujer.
Hoy Teresa explota el cebollín, la lechuga y la albahaca, aunque también realiza experimentos con papas y árboles frutales.
"Si en el sur utilizaran como referencia lo
que pasa en Antofagasta, el agua sobraría"
El director ejecutivo de Fundación para la Innovación Agraria (agencia del Ministerio de Agricultura, para la innovación), Álvaro Eyzaguirre, visitó la ciudad para conocer el proyecto agrícola Altos La Portada.
Durante su breve visita, el ingeniero agrónomo, con especialización en Ciencias Vegetales, se reunió con los representantes y agricultores del proyecto, quienes aprovecharon de explicarle las ventajas de realizar cultivos hidropónicos, con agua desalada.
¿Qué le parece el avance que hoy demuestran las 140 familias de Altos La Portada, respecto del sistema de riego por hidroponía en el desierto?
-Para nosotros como Fundación para La Innovación Agraria, Antofagasta es una región muy, muy particular, por cuanto ofrece condiciones muy distintas a lo que se considera como agricultura clásica. Sin embargo, al mismo tiempo, lo uno puede ver como agricultura del desierto es realmente un referente a nivel nacional y mundial. Y para nosotros es tan importante todo lo que tiene que ver con la adaptación a las condiciones y desafíos climáticos que hay acá, que tenemos por ejemplo un uso y huella del agua, probablemente única en el país. La agricultura que hemos podido ver en esta región es de un altísimo nivel.
¿Es factible para el gobierno, replicar este sistema en regiones del sur donde escasea el agua?
-La Región de Antofagasta tiene condiciones únicas a nivel mundial, es el desierto más árido del mundo, y en ese sentido toda la experiencia que podamos recoger nosotros, para desarrollar, investigar y obtener información, es de una riqueza enorme y tiene un potencial que no se puede hacer en otras localidades de Chile y probablemente en pocos lugares en el mundo. No obstante, uno ve una serie de prácticas en el sur, donde si usaran como referente lo que pasa en Antofagasta, el agua sobraría.
Pero, ¿por qué no potenciar Altos La Portada como un mega proyecto agrícola y que otras empresas toman esa iniciativa?
-Antofagasta es un referente para ciertos modelos agrícolas, pero aún no alcanza a cubrir la demanda de alimentos de la ciudad.
La señora Teresa fue una de las primeras mujeres en habitar Altos La Portada en 2011. Junto a su hija, cultiva lechugas, acelgas, albahaca y cebollín de forma hidropónica. A su parecer, este sistema permite que las verduras adquieran mayor calidad al momento de su cosecha, ya que al no estar sobre la tierra, están menos expuestas a plagas. "Soy de Victoria (Región de La Araucanía), por lo que fue muy duro para mí cambiar de aires. Yo estaba acostumbrada a trabajar la tierra, pero eso lo de las lechugas hidropónicas fue un desafío. Fue muy difícil al principio, requirió mucho esfuerzo y dedicación. Si usted planta una lechuga, son mínimo dos meses lo que hay que esperar, según el nutriente que uno les dé, ya que estas plantas comen mucho porque son tratadas en agua (...) una de las cosas que me ha dejado esta experiencia, es saber cómo uno puede hacer sus productos más sanos, la hidroponía bien hecha, permite que los alimentos tengan una mayor calidad, un aroma mucho más intenso. Solo el otro día vendí 150 lechugas de un invernadero. Me ha ido bien, pero cuesta... cuando pienso en cómo llegamos, a una pieza, y ahora tengo mi propia casa".
Juan Calderón llegó a Antofagasta hace 25 años. Fue uno de los primeros hombres en asentarse en Altos La Portada, en 2011. A partir de ahí, comenzó a descubrir el camino de la agricultura, ya que antes se desempeñaba como chofer de camión, y antes de eso como maestro de cocina (en Arica, donde nació). A sus 59 años, está satisfecho de lo logrado, no solo es el dueño de una de las plantaciones de tomates hidropónicos más grandes de Altos La Portada, sino también de frutillas, las cuales puede vender durante todo el año. No abastece a ningún comercio, más que el propio, en la Vega Central. "No es que se me haya ocurrido de la nada plantar frutillas, lo que pasa es que las frutillas son frutas que a cualquier persona le gusta tener en su casa. Para consumo personal. Pero hace un tiempo, se me presentó la oportunidad de tener un poquito más para el comercio, así que lo aproveché y hoy soy uno de los pocos que las cultiva con este sistema (...) lo más complejo de todo, en la plantación de frutillas, es administrar los nutrientes necesarios para su crecimiento. En lo que va del año, ya he cortado más de 100 kilos de frutilla".
Patricia del Carmen, al igual que Teresa, llegó a Altos La Portada en 2011. El proyecto agrícola que se iba a desarrollar en este lugar le gustó tanto, que incluso vendió su casa para generar los recursos que luego ocuparía en armar su "finca". Cinco años después, no se arrepiente, aunque sí teme que en el futuro, Bienes Nacionales les quiten la concesión de su terreno y la inversión de su vida se pierda. "Antes vivía en Av. Pérez Canto con Bonilla. Somos de los que hicimos el primer invernadero, pero en La Chimba, en Caparrosa (2010). Éramos una asociación de indígenas en el kilómetro 12, pero nos fusionamos con la Asociación de Agricultores de La Chimba e hicimos el Alto La Portada. Creamos una asociación con 150 agricultores, y después de muchas gestiones logramos la concesión de estos terrenos (...) nos costó bastante tener nuestros primeros brotes, porque el clima de acá, las condiciones, son distintas a las que se dan en La Chimba, realmente sufrimos bastante al principio. Gracias a Dios, se nos abrieron puertas, y logramos mejorar nuestras técnicas de cultivo". Patricia cultiva lechugas, berros, pepino de fruta y guanábana.
140 familias viven actualmente en el sector Altos La Portada, donde desarrollan distintos tipo de cultivos, los cuales luego comercializan en comercio menor y supermercados.
750 lechugas se pueden obtener con apenas dos metros cúbicos de agua gracia a la hidroponía. Se trata de una técnica de cultivo que se realiza fuera de la tierra y en condiciones controladas.
9 variedades de cultivos distintos de frutas y verduras se realizan actualmente en Altos La Portada y cada año los parceleros experimentan con nuevos productos.